Líbano lleva desde 2022 sin un jefe de Estado debido a la incapacidad de los partidos y actores locales de alcanzar un consenso sobre quién asumirá la Presidencia, mientras cada bando defiende sus intereses y alianzas. Sin embargo, el alto el fuego entre Hezbolá e Israel acelera la necesidad de un acuerdo y el Parlamento fijó una sesión para elegir jefe de Estado el próximo 9 de enero, en medio de la frágil tregua, dos meses después de que el Ejército israelí incursionara en el sur de ese país.

Líbano acelera la elección de un presidente tras dos años de estancamiento y en medio de la frágil tregua entre Hezbolá e Israel.

Después de más de un año de la escalada de ataques transfronterizos entre Israel y Hezbolá y tras dos meses de la incursión por tierra de las tropas del Estado de mayoría judía al sur de Líbano, las partes del conflicto anunciaron un alto el fuego el pasado 26 de noviembre y este jueves el Parlamento libanés ha decidido reunirse el próximo 9 de enero para elegir un presidente.

Me comprometí a fijar una fecha para la elección presidencial inmediatamente después del cese al fuego

El nuevo mandatario será elegido en sesión parlamentaria, lo que subraya la importancia de un consenso entre los partidos políticos.

“El presidente del Parlamento, Nabih Berri, convoca a los diputados a una sesión para elegir un presidente de la República el 9 de enero”, informó la Agencia Nacional de Información libanesa (ANI).

Al inicio de una sesión pública que comenzó con un minuto de silencio por las víctimas de la guerra, Berri declaró: “Me comprometí a fijar una fecha para la elección presidencial inmediatamente después del cese al fuego”.

La sesión estuvo dedicada a la extensión de los mandatos de los jefes de los aparatos de seguridad, según el diario 'L’Orient-Le Jour'.  

Berri, quien dirije el influyente movimiento chiita Amal, aliado de Hezbolá, ya había urgido a “acelerar la elección de un presidente”. Subrayó que esta figura debe “unir y no dividir” a los libaneses, cuyas diferencias se han profundizado con la guerra.

Para algunos ciudadanos libaneses, Hezbolá, al apoyar a Hamás en la guerra en curso de Israel en Gaza con el lanzamiento de cohetes contra el norte del vecino israelí, arrastró a Líbano a un conflicto que el país no podía permitirse. Otros, en cambio, ven en Hezbolá una resistencia que protege la frontera sur.  

Con el cese al fuego vigente desde la madrugada del miércoles 26 de noviembre, el primer ministro libanés interino, Najib Mikati, instó a abrir “una nueva página” para el país y pidió una pronta elección presidencial. Francia, que colaboró con Estados Unidos en las negociaciones para la tregua, también abogó por acelerar el proceso.  

“La restauración de la soberanía de Líbano pasa por la elección inmediata de un presidente”, afirmó Emmanuel Macron.

Según el ministro de Exteriores francés, Jean-Noël Barrot, esta elección es clave para que las Fuerzas Armadas libanesas recuperen su legitimidad y ejerzan el control de la fuerza en el país. Mientras tanto, el Ejército libanés ha comenzado a reforzar su presencia en el sur de su nación, en coordinación con la Fuerza Provisional de las Naciones Unidas en Líbano (FINUL).

Por su parte, Israel tiene 60 días para retirar progresivamente sus tropas, según lo estipulado en el acuerdo de tregua.  

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Líbano frente a una crisis múltiple: política, económica y geopolítica

Desde el fin del mandato del presidente Michel Aoun el 31 de octubre de 2022, Líbano ha estado sin jefe de Estado.

Este estancamiento refleja la profunda crisis política, económica y geopolítica que atraviesa el país. En Líbano, la Presidencia está reservada a las comunidades cristianas, pero los actores locales no han logrado acordar una figura representativa, divididos entre sus lealtades a Irán y Siria por un lado, y a Occidente y los países del Golfo por otro.  

La falta de un mandatario y el bloqueo legislativo han agravado la crisis, impidiendo la promulgación de leyes o cualquier avance hacia una solución.  

Desde el inicio de las hostilidades hace más de un año entre Hezbolá, el poderoso movimiento islamista proiraní, e Israel, el panorama político libanés ha cambiado significativamente.

La urgencia de elegir un presidente y de unir a las fuerzas políticas para evitar la fragmentación del país se ha vuelto más apremiante que nunca. El conflicto escaló en septiembre, cuando Israel lanzó una campaña de bombardeos masivos junto con operaciones terrestres en el sur de Líbano. Este enfrentamiento dejó un saldo devastador de cerca de 4.000 personas asesinadas y aproximadamente 900.000 desplazadas en el país del cedro.

Hezbolá emerge debilitado tras estos meses de enfrentamientos. La muerte de su máximo líder, Hassan Nasrallah, en un bombardeo israelí a finales de septiembre, marcó un golpe crítico para el grupo. Su sucesor, Naïm Qassem, prometió en un discurso el pasado 20 de noviembre contribuir activamente a la elección presidencial.  

Con AFP y medios locales