Los latinos han crecido hasta ubicarse como el segundo grupo de votantes más importante de Estados Unidos y, por ende, como uno de los principales objetos tanto de cortejo como de señalamientos. De cara a las presidenciales de noviembre, las más recientes encuestas sobre el voto latino apuntan a una ventaja para Kamala Harris, pero también a una erosión en el apoyo que comienza a alarmar a los demócratas. Nada está dicho para este grupo poblacional. ¿Cuál será su influencia en los estados pendulares? ¿Ahora sí serán un factor decisivo en la primera potencia?

Cada cuatro años el poderío del bloque latino aumenta y es observado con lupa por las encuestadoras, los investigadores y claro, los partidos políticos. El más reciente sondeo que estuvo a cargo de ‘NBC’, ‘CNBC’ y ‘Telemundo’ tomó la temperatura de los temas clave para los más de 63 millones de latinos que hoy residen en Estados Unidos.

En la superficie, los resultados de la encuesta son motivo de alegría para los demócratas porque un 54% apoyaría a Kamala Harris mientras que Donald Trump se quedaría con un 40% de los sufragios. Un 6% se mantiene indeciso a pocos días de las elecciones. Pero estos resultados son solo la punta de un iceberg que comienza a agrietarse para los liberales.

LULAC es la organización hispana de derechos civiles más grande y antigua del país. Su actual CEO, Juan Proaño, es un estadounidense de primera generación nacido de inmigrantes peruanos y colombianos y criado en Florida. Él confirma que “hay más de 36 millones de latinos elegibles para sufragar en este 2024” y destaca que se trata de un grupo que no tiene una afiliación fija: “Es una población muy distinta, por ejemplo, a la afroamericana, que en promedio siempre vota en un 70% por los demócratas”.

Si bien los demócratas gozan de una aparente cómoda ventaja de 14 puntos en este 2024, esta era de 33 puntos en el 2020, de 38 en 2016 y de 44 en 2012. El mismo sondeo preguntó a los participantes con qué partido se identifican hoy por hoy. 49% dijo sentirse representado por el demócrata y 37% con el republicano: una ventaja de 12 puntos para los azules. Pero de nuevo, esa misma ventaja era de 41% en 2012.

A pesar de un claro retroceso para los demócratas, el peso del voto latino se hará sentir con contundencia en los llamados estados péndulo o púrpura.

Proaño enfatiza en el impacto que los hispanos podrían tener en lugares como Arizona: “Allí hay 2,3 millones de latinos. 25% de ellos elegibles para votar. Estamos hablando de 1,3 millones de votantes en un estado donde Joe Biden ganó por apenas 10.000 votos en 2020”.

Antonio Molina, hijo de inmigrantes salvadoreños y cubanos, es analista político y expresidente de caucus del Partido Demócrata de Georgia, otro de los estados clave en 2024 y donde los últimos dos ciclos electorales se decantaron por menos de 20.000 votos.  Actualmente hay más de 300.000 hispanos registrados en ese estado, con foco en las juventudes: “Si tenemos en cuenta que la cantidad de latinos que llega a la edad de votar cada año es de más de 20.000, solamente con el incremento del año pasado tendríamos los votos necesarios para asegurarnos una victoria de Harris en Georgia”, le aseguró a France 24.

Mientras que, en otros estados como Florida, el foco tiene tendencia a ser más ideológico, como lo reitera Raúl Mas Canosa, un empresario de origen cubano y comentarista conservador que se define a sí mismo como un “súper votante”: “Aquí tienen a la comunidad cubano-americana y al segundo grupo más grande, que es el venezolano. Ambos grupos han llegado huyendo del socialismo y están más inclinados a votar por Donald Trump”.

Como se puede ver, el bloque latino es dinámico, enorme y diverso. ¿Cuál es la principal preocupación en la mente de los votantes hispanos?

"Es la economía, estúpido"

La famosa frase acotada por la campaña de Bill Clinton en 1992 sigue siendo de absoluta relevancia 32 años después. Todas las encuestas de cara a las elecciones de 2024 apuntan a que el estado de la economía y la inflación son los principales temas de preocupación en la mente de los votantes a nivel nacional. Y para los latinos no es distinto. La encuesta ya reseñada de ‘NBC’, ‘CNBC’ y ‘Telemundo’ encuentra que el expresidente Donald Trump aventaja a Kamala Harris por 4 puntos en la economía y en 9 puntos cuando se trata de controlar el aumento generalizado de los precios.

A pesar de la recuperación pospandemia, el pesimismo sigue pesando por los costos de la energía y los alimentos. Para una conservadora como María Herrera Mellado, abogada y analista política española que actualmente reside en Miami, el panorama que deja la Administración Biden es desastroso: “Antes el costo promedio de una vivienda era de 200.000 dólares, ahora es de mas de 400.000. Podíamos ahorrar, ir al supermercado y gastar una cantidad razonable. Ahora todo se ha disparado”, asegura.

Con precios en la canasta básica que llegaron a aumentar hasta en un 25% desde que Joe Biden asumió el cargo en 2021, la nostalgia económica por los tiempos de Trump ha sido una de las principales cartas republicanas a la hora de atraer votantes.

Los hogares hispanos, muchas veces con menores recursos económicos, también han recibido de lleno el golpe inflacionario. Samuel Vilchez nació en Venezuela y llegó a Estados Unidos a los 13 años después de que su familia recibiera asilo político. El ahora miembro del Comité Nacional Demócrata reconoce los retos de la era Biden, pero destaca lo alcanzado: “También tenemos la tasa de desempleo más baja para la comunidad latina en la historia del país. Se ve el crecimiento de la clase media latina”.

A pocas semanas de las elecciones, la Reserva Federal destaca una economía “solida”, y tras un primer recorte de las tasas de interés de 50 puntos básicos, se esperan otros por venir.

Kamala Harris promete créditos de hasta 50.000 dólares para empresarios que empiecen una nueva compañía, algo que, según analistas como Antonio Molina, “podría suponer la diferencia entre un sueño y una realidad”. De acuerdo con datos de LULAC, el PIB de los hispanos en Estados Unidos alcanza los 3,2 billones de dólares al año y ubica a los latinos como el principal grupo inclinado a abrir nuevas empresas en el país.

Un ánimo emprendedor lleno de zonas grises según Juan Proaño. “En muchas ocasiones esto ocurre por necesidad. No pueden encontrar trabajo o el sueldo que están buscando. Muchas veces no tienen seguro médico, pago de horas extras y no les pagan lo suficiente para sostener a sus familias”.

Otra preocupación es la deuda nacional, que ya supera los 35 billones de dólares. Es justamente por temas como este que Raúl Mas Canosa le asegura a France24 que irá a votar por Trump “aunque tenga que arrastrarme por un piso con vidrios cortados”. Reitera que estas coyunturas son especialmente sensibles para los latinos que justamente llegaron a EE. UU. para huir de situaciones que hoy resultan incómodamente familiares. “Los latinos saben que cuando un país llegaba a tener una deuda del 100% del PIB, ese país se iba a la quiebra. En este momento la deuda aquí es de 120 o 130% del PIB. Es absolutamente exagerado”, opina.

La satanización de la inmigración

Desde 2015, Donald Trump encontró en el ataque a la migración uno de sus caballos de batalla y no ha dudado en levantar polémica ante una cuestión que cada vez toma más protagonismo en el país. Un muro fronterizo que México pagaría supuestamente o comentarios tildando a los migrantes de traer droga y crimen al país se hicieron famosos. Desde entonces la retórica solo ha escalado, siendo ya abiertamente racista y xenófoba.

Hoy por hoy, el republicano equipara a los migrantes con figuras ficticias como Hannibal Lecter, ha dicho que son ellos quienes están “envenenando la sangre” de Estados Unidos y los acusa, sin evidencia, de llegar desde cárceles e instituciones mentales. Trump promete “la operación de deportación masiva más grande en la historia del país”.

Según Raúl Mas, economía e inmigración van de la mano. Afirma que “la cantidad y la forma como han entrado ha generado una tensión enorme. En el corto plazo esto disminuye los salarios que se le paga al obrero porque tienen mucha más competencia. Esto ha hecho que todos los estados del país se conviertan en estados fronterizos, porque están llegando miles y miles de personas. Eso tiene una influencia dramática en las comunidades”.

Aunque los datos del Gobierno muestran una caída de 77% en los “encuentros” fronterizos para agosto de 2024 comparado con el récord histórico de diciembre de 2023 (249.741 encuentros), para los conservadores, la reacción de la Administración Biden ha sido no solo tardía sino insuficiente.

De hecho, María Herrera Mellado la describe como una “ausencia total de compromiso con la soberanía nacional y la seguridad ciudadana”. Muchos de quienes llegan a la frontera en búsqueda de asilo lo hacen sin documentos y, por ende, sin posibilidades reales de poder probar a las autoridades tanto su identidad como sus respectivas historias. Un motivo más para que personas como Herrera Mellado justifiquen la propuesta de un proceso masivo de deportación: “Es la forma de separar a los que merecen protección de los que no. No es ni más ni menos que ir ante un juez de inmigración para demostrar quién eres y que un fiscal decida si presenta cargos en contra o no”, afirma.

De hecho, la encuesta de ‘NBC’ enfocada en los votantes latinos encontró que incluso entre este grupo de votantes hay un endurecimiento en la postura ante la inmigración. Ante la pregunta: “Considera que la inmigración hace más daño de lo que ayuda al país?”, 35% contestó afirmativamente. Ante una pregunta similar, esa cifra era del 16% en 2016.

El manejo de la inmigración es otro de los pilares en los que Trump mantiene una ventaja de 13% ante Harris entre los latinos.

Los analistas de corte liberal instan a pensar en las posibles consecuencias de una segunda Presidencia de Trump.

Tras el debate presidencial contra Harris, el republicano atacó a los inmigrantes haitianos acusándolos falsamente de “comerse a las mascotas” de los vecinos de Springfield, Ohio, y posteriormente amenazó con revocarles su estatus legal de protección para deportarlos.

Samuel Vilchez advierte que “esto no es solo un tema abstracto. Es algo que tendría consecuencias reales graves. Yo por ejemplo soy venezolano y tengo familia con TPS (siglas en inglés de Estatus de Protección Temporal). Un voto por Trump sería un voto para deportar a mi tía, a mis abuelos o a mis amigos”.

Derechos reproductivos y un debate altamente sensible  

El próximo 5 de noviembre, diez estados del país también votarán por enmiendas a sus constituciones locales con el fin de decidir el futuro del derecho a la interrupción voluntaria del embarazo. Entre ellos hay estados con tendencia demócrata como Colorado o Nueva York, otros de afiliación republicana como Dakota del Sur o Montana. Pero la presencia de estas iniciativas podría tener un impacto significativo en estados pendulares como Nevada y Arizona.

Desde que en 2022 la Corte Suprema de Estados Unidos derogó el fallo de Roe vs. Wade (1973), el aborto se ha convertido en la principal guerra cultural y discursiva en el país.

Kamala Harris se ha plantado como una defensora de los derechos reproductivos y promete restaurar el derecho federal al aborto. Por su parte, Donald Trump se ha dicho “orgulloso” se haber logrado derogar a Roe vs. Wade e insiste en que son los estados los que deben, sin dictámenes federales, elegir cual será su política respecto al tema. Aunque su postura ha variado en los últimos días de campaña dejando entrever una ligera apertura.

Herrera Mellado, una mujer conservadora, defiende la postura de un voto estatal: “Lo que se ha hecho es devolverle a los ciudadanos el derecho a elegir. Algo que se nos había arrebatado, que va el contra del federalismo y el sistema de la república de EE. UU. Porque ningún tribunal supremo, que no es un poder legislativo, me puede decir a mí hasta que punto está bien hacerlo (abortar). Eso lo tenemos que definir nosotros”.

Para los latinos encuestados por ‘NBC’, ‘CNBC’ y ‘Telemundo’, Kamala Harris tiene una ventaja de 32 puntos ante Trump cuando de derecho al aborto se trata. Y es una problemática donde saldrán a relucir las principales brechas de votantes.

Por ejemplo, entre los encuestados católicos, Harris tiene una ventaja de 20 puntos. Mientras que, con los evangélicos, Trump gana por 26. Cuando se trata de apoyo masculino, Trump y Harris aparecen empatados, pero con las mujeres la demócrata goza de una ventaja de 26%. Las mujeres hispanas mayores de 50 años favorecen a Harris en un 57%, según el sondeo.

Juan Proaño destaca el potencial para los liberales: “En cada estado que hemos visto políticas sobre derechos reproductivos, han ganado los demócratas. Incluso en Kansas”. El CEO de LULAC asegura que el tema del aborto tiene consecuencias reales, especialmente para las mujeres hispanas en lugares como Florida, un estado donde Harris ha logrado acortar las distancias. “Si necesitas un aborto tienes que ir 5 o 6 estados mas allá de Florida. Se necesita dinero, no lo puedes hacer sola. Para conducir fuera de Florida son siete horas mínimo. Estamos hablando de 20 horas para obtener servicios médicos, además de tener que pagar por hoteles etc. Son leyes demasiado restrictivas”, afirma.

El futuro del aborto será otro de los temas centrales para las jóvenes, incluyendo los latinos, como se encarga de señalarlo Samuel Vilchez: “Muchos vinieron a este país en busca de libertades y una de esas libertades personales es justamente poder decidir sobre tu propio cuerpo”.

Cortejo, democracia e intimidación

La campaña de Kamala Harris ha recaudado y gastado mucho más dinero que la de Donald Trump en los meses previos a los comicios. Según ‘NBC’, los demócratas han invertido más de 13 millones de dólares en medios hispanos, superando en 20 veces la financiación republicana destinada a este bloque de votantes.

La campaña de Trump ha intentado coquetear con los latinos al ritmo de la salsa con versiones adaptadas a la política como el muy pegajoso 'Kamala, que mala eres'. Esfuerzos musicales similares ya se habían vuelto virales en 2020. Pero para ambas campañas, el llegar a la población latina requiere de esfuerzos extra que explica Juan Proaño: “Para ir de casa en casa, se tiene que hablar español. Hay que armar equipos de miles de personas, capaces de comunicarse de manera auténtica. Es difícil”.

Sin embargo, uno de los temas que más preocupa a LULAC en este ciclo electoral es el esfuerzo republicano de suprimir el voto latino, ya sea a través de cambios en las leyes o de campañas directas de intimidación a los votantes. Proaño advierte que “en 2020, cuando perdieron, reclamaron que se robaron las elecciones. Ahora, antes de las elecciones, están haciendo campañas de integridad electoral. Dice que están trayendo a latinos de México y otros países y registrándolos para votar y robarse las elecciones. En lugar de argumentar, después de la elección, lo están haciendo desde ahora para tener razones que les permitan impugnar los resultados”.

LULAC ha notado la presencia en redes sociales de videos dirigidos a la población latina en los que se advierte del peligro de cárcel para los migrantes no nacionalizados en Estados Unidos que se atrevan a sufragar.  Pero anuncios como este han despertado temores entre ciudadanos latinos registrados para votar: “Nos llaman y nos preguntan: ¿debo votar? Tengo miedo de votar. ¿Me van a poner en la cárcel si voto?”, relata Juan Proaño. 

Desde 2020, Donald Trump no ha reconocido su derrota ante Joe Biden e insiste sin pruebas y engañosamente en que los comicios fueron amañados y organizaciones como LULAC temen que, si dichos señalamientos se repiten en 2024, los latinos sean el principal objetivo de acusaciones.

En Georgia, un esfuerzo reciente de la Junta Electoral buscó un recuento manual de los votos en noviembre. Situación que Antonio Molina denunció como una estrategia para “crear caos y tener algo con que seguir la mentira de que las elecciones fueron robadas”.

En Florida, la ley SB7050, aprobada hace dos años, ha dificultado los esfuerzos de organizaciones sin ánimo de lucro para registrar nuevos votantes. “Si encuentran 2 o 3 formularios que no estén bien hechos, estas organizaciones pueden recibir multas de hasta 50.000 dólares”, asegura Samuel Vilchez, quien también advierte que se ha restringido el acceso al voto por correo: “Pasamos de tener más de dos millones de votantes registrados a apenas 1,2 millones. Son muchas las personas, no solo latinas, las que van a estar esperando su voto por correo y este jamás va a llegar”.

En Texas, LULAC pidió investigaciones contra el Fiscal General del estado, el republicano Ken Paxton, quien ordenó redadas contra sus miembros alegando un supuesto esfuerzo de fraude electoral. Algunas de las víctimas de las redadas fueron incluso personas de la tercera edad como Lidia Martínez. LULAC denuncia intentos deliberados para intimidar a los hispanos y a quienes trabajan para registrar nuevos votantes.

Los demócratas denuncian que la democracia del país está en juego en estas elecciones y han señalado a Trump de ser una “amenaza existencial” para la misma. Sin embargo, en un mundo de visiones polarizadas y radicalmente opuestas, los republicanos aseguran que es justamente el discurso demócrata el causante de hechos de violencia como los intentos de asesinato en contra del exmandatario durante la campaña. El expresidente le devuelve el señalamiento a sus opositores, a quienes acusa de ser “radicales” que han utilizado el sistema judicial como un arma política en su contra, a través de un sinfín de investigaciones, según él, infundadas.

Los cambios que pudiera traer una nueva administración demócrata también alertan a los conservadores como María Herrera Mellado: “Yo lo tengo claro. Si llega el Partido Demócrata, se hunde la democracia. Joe Biden lo ha dicho y Kamala lo va a mantener. Quieren aumentar el numero de jueces en el Tribunal Supremo. Eso lo hemos visto en Venezuela. Eso es acabar con la separación de poderes”.

En el último tramo de la campaña presidencial, tanto Trump como Harris se lanzaron a la conquista de votantes hispanos, respondiendo preguntas en los principales canales en español de Estados Unidos. Kamala apostó por la empatía. Trump tropezó al ser cuestionado sobre los eventos del 6 de enero de 2021, que calificó como “un día de amor” ante unas reacciones incrédulas en la audiencia que se volvieron virales.

Los asistentes, en su mayoría indecisos, expresaron sus preocupaciones sobre temas centrales como la economía o la migración, pero también sobre otros como el camino hacia la legalidad para sus familias, los tiroteos escolares o el impacto del cambio climático en sus hogares o negocios.

En este 2024, se registra un aumento de más de 4 millones de latinos elegibles para votar comparado con 2020. Una cifra que plantea a este bloque electoral como una fuerza decisiva enmarcada por los imaginarios catastróficos del futuro que comparten liberales y conservadores. El voto hispano es uno capaz de inclinar balanzas y definir el rumbo del país, pero también uno vulnerable a ser acusado como el factor originario de un caos que muchos temen inminente.