A medida que se acercan las elecciones en EE. UU., el eco global del resultado de los comicios es una realidad. En especial en el caso de la guerra en Ucrania, con enfoques en las antípodas entre los candidatos presidenciales, pero con un actual apoyo bipartidista de fondo. Mientras Trump apuesta por un final "rápido" de la guerra, Harris ha prometido un apoyo incondicional a Kiev, siguiendo los pasos de Joe Biden. ¿Pueden afectar estas elecciones el destino de la invasión de Rusia en Ucrania? Lo analizamos. 

“Mi mensaje es claro: Estados Unidos brindará a Ucrania el apoyo que necesita para ganar esta guerra”, fueron las palabras de Joe Biden en su recta final como presidente de Estados Unidos, el pasado 26 de septiembre en Washington. 

Con motivo de la visita del presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, a EE. UU., Biden aprovechó para anunciar medidas adicionales de ayuda a Kiev –como el desembolso de 8.000 millones de dólares– y para dejar clara la postura de su Administración: Washington hará todo lo posible para que Kiev prevalezca en esta guerra y Moscú no gane. 

Y es que, más allá de su impacto nacional, el resultado de los comicios en EE. UU. tendrá un impacto en la geopolítica del planeta. En concreto, tendrá profundo efecto en el resultado de la guerra en Ucrania y, por tanto, en la configuración del esquema de seguridad europeo y el orden geopolítico de la región.

El conflicto en suelo europeo, que estalló el 24 de febrero de 2022, ha pasado por varios ritmos y mutaciones. Ambas partes han resistido una guerra larga, reclamado avances y sacrificado a miles de sus soldados. Y en lo macro, varios hechos apuntan a que las perspectivas para Kiev son más que complejas, sin ignorar que a pesar del desequilibrio en fuerza y recursos, tampoco han sido cómodas para Moscú.

Hace unos días, el medio ‘The Wall Street Journal’ confirmó que la cifra de ucranianos y rusos muertos desde el inicio de la guerra ya alcanzó un millón. 

La guerra se ha ampliado, las bajas están aumentando y los recursos escaseando. Una fuente de la OTAN estimó para CNN que los rusos han seguido haciendo "pequeños avances tácticos dentro de Ucrania (…) superando a los ucranianos tres a uno en el campo de batalla", una ventaja evidente en tropas y municiones.  

Los rusos han tratado de mantener la presión en Donetsk a la vez que intentan retomar Kursk, el avance más sorpresivo y simbólico de Kiev en los últimos meses.

"La situación en el frente de batalla en Ucrania es crítica y podría ponerse peor. Hay un riesgo real de pérdida de más terreno ucraniano si los aliados no se involucran más en lo que está sucediendo y (…) Sin avances en terreno contra Rusia ganar la guerra de desgaste a largo plazo es imposible para Ucrania", sostiene Oleksandr Slyvchuk, experto en relaciones internacionales y coordinador del programa de cooperación para España y Latinoamérica en el Transatlantic Dialogue Center.

Para expertos como Slyvchuk, más allá de la postura de socios occidentales como EE. UU., la clave para terminar con esta guerra la tiene la misma Rusia y sus condiciones para una tregua. 

“Cualquier acuerdo con Ucrania debe considerar las realidades en el terreno”, dijo Vladimir Putin, presidente de Rusia, el 24 de octubre resaltando el peso que debería tener esta reclamada ventaja en las negociaciones para el final de la guerra. 

Y ahora, Zelenski y la cúpula política ucraniana tienen un desafío crítico: que Washington, su mayor socio en esta guerra, cambie el enfoque –completa o parcialmente– sobre Ucrania. Un escenario factible si el republicano Donald Trump ganara estas elecciones debido a la posición cada vez más crítica que tiene frente al conflicto y que atraviesa un punto clave en su discurso proteccionista.  

“Los mensajes electorales son mensajes electorales. A veces no son muy reales”, intentó suavizar Zelenski a mediados de septiembre en una entrevista con la cadena ‘CNN’. 

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Pero, a pesar de que Zelenski y sus altos funcionarios han intentado restar importancia al asunto, varios medios de comunicación estadounidenses aseguran que el  “nerviosismo” entre los dirigentes ucranianos es palpable. 

Una preocupación que no ha tocado únicamente la puerta de Kiev, otros organismos como la OTAN o la misma Unión Europea se preguntan: ¿y ahora qué? 

Dos visiones contrapuestas 

Las líneas del conservador Donald Trump y la liberal Kamala Harris dejan en evidencia dos modelos de gobierno contrapuestos. Y el manejo de las relaciones internacionales, en concreto la gestión de la guerra en Ucrania, no es una excepción –aunque ambos candidatos han recibido críticas por no ser lo suficientemente claros con el tema–.  

Harris está menos dispuesta a dialogar con Putin que Trump

"Vemos una clara diferencia entre Trump y Harris, pero ambos quieren que llegue el fin de la guerra en Ucrania, que ha costado a los ucranianos en vidas humanas y pérdida de territorio y a Europa por las consecuencias económicas derivadas. La diferencia principal es que Harris está menos dispuesta a dialogar con Putin que Trump", sostiene Ariel Umpierrez, economista e historiador de la Universidad de la Sorbona de París y de la Universidad de Georgetown, en EE. UU.

Las relaciones entre la última Administración Trump (2017-2021) y el Gobierno de Zelenski fueron cordiales, pero vivieron algunos momentos de tensión.

En 2019, el entonces mandatario estadounidense presionó a su contraparte ucraniana para abrir una investigación penal contra la familia de Joe Biden a cambio de ayuda militar para defenderse, ya que Ucrania y Rusia están enzarzados en un conflicto a escala mayor desde el 2014 –con la invasión de Crimea–. 

En varias ocasiones se le ha acusado a Trump de no darle el suficiente peso a la cuestión ucraniana porque "solo le importan las grandes cosas", le habría dicho el exembajador ante la UE Gordon Sondland a David Holmes, según testificó este último, uno de los antiguos asesores políticos de la Embajada de Estados Unidos en Kiev, en una de las audiencias del juicio político contra Trump en 2019. 

No obstante, durante su gobierno, Trump promulgó varias medidas para frenar la agresión rusa, como la imposición de numerosas sanciones contra Moscú y el suministro a Ucrania de armas letales para su defensa. 

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Ahora, si gana, Donald Trump ha prometido acabar con la guerra en "cuestión de horas" –incluso antes de juramentar el cargo– y lo que preocupa a los ucranianos sobre ese escenario es la forma en la que se conseguiría, con temor latente de posibles concesiones territoriales a Rusia.  

En cuestión de horas es imposible frenar un conflicto bélico tan grande

"Acabar la guerra en Ucrania en cuestión de horas es prácticamente imposible incluso cortando la ayuda estadounidense que recibe Kiev. EE. UU. no es el único proveedor de ayuda a Ucrania y hay muchos más actores metidos. En cuestión de horas es imposible frenar un conflicto bélico tan grande (…) Aunque es cierto que la salida de EE. UU. como principal socio armamentístico de Ucrania significaría un colapso a largo plazo del frente en Ucrania y facilitaría avances para Rusia y, por tanto, la ocupación de más territorio ucraniano", apunta Slyvchuk. 

El líder republicano incluso ha llegado a afirmar que, si él hubiera gobernado durante este último mandato, la guerra en Ucrania “nunca habría comenzado”. 

“Yo no pienso en términos de ganar y perder, sino de resolver la guerra para poner fin al derramamiento de sangre y evitar una mayor escalada”, sostuvo Trump durante una entrevista con la cadena ‘CNN’ en mayo de 2023, cuando se negó a pronunciarse sobre si reconocería una victoria ucraniana de la guerra o no. 

Por contra, Kamala Harris ha prometido seguir el camino de la Administración Biden.

Como vicepresidenta, Harris ha acusado a Rusia en varias ocasiones de cometer "crímenes de guerra en Ucrania".

En la Conferencia de Seguridad anual de Múnich de febrero de 2023 anunció que Estados Unidos había determinado que las acciones rusas en Ucrania eran “crímenes contra la humanidad” y que incumplían con el Derecho Internacional. 

De salir victoriosa en los comicios, Harris ha hecho promesas ambiciosas como que ayudará a Kiev a restaurar su soberanía y que expulsará a los rusos de su territorio o que evitará la intervención de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en la guerra con Rusia, uno de los mayores temores de Occidente –ya que significaría una participación directa de los países miembro en el conflicto–. 

Si Donald Trump fuera presidente, Putin estaría sentado ahora mismo en Kiev

"Si Donald Trump fuera presidente, Putin estaría sentado ahora mismo en Kiev. Dice que puede acabar con esto desde el primer día. ¿Saben lo que significa eso? Se trata de rendición", dijo Harris el 10 de agosto durante una entrevista con la cadena ‘CBS’. 

Se espera que, en una hipotética victoria de Harris, sus relaciones con Zelenski sean muy cercanas y similares a las de la Presidencia de Biden.

Durante su última visita a EE. UU., el mandatario ucraniano llegó a Estados Unidos con un “plan de victoria” que se centra en la demanda de más armas de largo alcance a un ritmo más rápido, que Washington permita su uso para atacar en territorio ruso y que se le den garantías de seguridad a Kiev.

Y se espera que, si gana, Harris luche por pasar todas estas demandas en el Congreso. 

Expertos y politólogos temen que la demócrata no pueda cumplir con sus promesas debido a la principal preocupación de los estadounidenses, según todas las encuestas: la economía. 

"Realmente lo que puede hacer Harris de ahora en adelante es muy relativo y escaso. Actualmente, EE. UU. tiene otras prioridades como Israel y su guerra en Gaza. La mayor inversión militar estadounidense será para Medio Oriente. Además, esta ayuda tiene un límite -que las demandas de Zelenski sobrepasa-. Las armas de EE. UU. y la OTAN no son infinitas", explica Umpierrez.

Estados Unidos es el país que más dinero ha invertido de forma individual en la guerra de Ucrania, con un aproximado de 175.000 millones de dólares. Y este hecho ha generado malestar entre varios sectores. 

Tanto los republicanos partidarios de MAGA (Make America Great Again), con su característico proteccionismo, como muchos demócratas progresistas, se preguntan sobre el beneficio al interés nacional de Estados Unidos con la inversión de miles de millones de dólares en apoyo a Ucrania.

"Es falso creer que EE. UU. destina una enorme cantidad de recursos para la guerra en Ucrania, solo invierte una pequeña parte de su presupuesto militar", explica Slyvchuk.

Este sector más conservador apuesta a que la guerra termine lo más rápido posible, sin aclarar que tipo de concesiones sean necesarias para que eso pase y que el dinero que se invierte en la guerra, sea direccionado a otras preocupaciones como a la seguridad fronteriza u otros desafíos sociales.

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Pero esta postura proteccionista podría tener un costo elevado para Estados Unidos, ya que el mapa de seguridad y la geopolítica de Europa –en especial de Europa del Este– podría sufrir una reconfiguración que ponga en desventaja los intereses estadounidenses y de Occidente en general, según han planteado varios gobiernos. 

En especial, de la Unión Europea y la OTAN, que tienen mucho en riesgo ante un avance estratégico y de influencia de Rusia en la región. 

"Al final, el objetivo del respaldo a Ucrania es disuadir a Rusia y no dejar que influya más en la seguridad europea. Son objetivos estratégicos que tienen su precio y no dependen del partido que esté en el poder en EE. UU. Para frenar a Moscú y hacer que respete las reglas del juego establecido por Occidente, EE. UU., la OTAN o la UE no están mandando a sus ciudadanos de sus países al frente, no tienen ciudades devastadas o territorios ocupados. Solo invierten dinero. Yo creo que es un precio bastante moderado para un objetivo estratégico", defiende Slyvchuk.

¿Y la seguridad de Europa y la OTAN? 

Un fantasma recorre varios gobiernos europeos: el temor a que el poder e influencia de Rusia se extiendan por la región. Una amenaza que afectaría frontalmente a EE. UU., como uno de los principales miembros de la OTAN, la alianza militar internacional antagónica a Rusia y sus intereses.  

Durante el debate presidencial de septiembre, Kamala Harris lanzó una advertencia al sostener que Ucrania “no es la última parada de Putin” y que “tiene la mirada puesta en el resto de Europa, arrancando con Polonia”. 

"Cualquier logro territorial en Ucrania sería interpretado como una victoria por Rusia. Y ese escenario seguramente fortalecería el Gobierno de Vladimir Putin y justificaría el uso de la guerra como método de política exterior", dice Slyvchuk. 

Aunque no todos los expertos opinan igual.

"Lo que es realmente un peligro para la seguridad de Europa es la misma OTAN, no Rusia (…) En especial los países anglosajones, porque siempre tienen espíritu de confrontación", sostiene Umpierrez.

Mientras el futuro de la ayuda a Ucrania está en el aire, aliados de Rusia como Irán y Corea del Norte incrementan su ayuda militar a Rusia, según Kiev y la inteligencia surcoreana.

Por eso, la incertidumbre sobre el papel de Estados Unidos ha hecho que la OTAN se esté preparando para consolidar su papel sobre el entrenamiento de las tropas ucranianas y la ayuda militar con un programa conocido como Asistencia y Entrenamiento de Seguridad de la OTAN para Ucrania. ¿Por qué? Para asegurar un mayor control desde Europa si Estados Unidos decide reducir o eliminar la ayuda a Ucrania con un hipotético gobierno de Trump.  

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Además, las naciones europeas que forman parte de la OTAN y de la Unión Europea están intentando aumentar la producción de armas para reducir su dependencia de Estados Unidos.

Todo mientras Zelenski y su Gobierno insisten en el ingreso de Ucrania a la OTAN –acción que empujaría a los países miembro de frente en la guerra entre procedimientos y matices–, una propuesta que aún cuenta con muchas resistencias en Europa. 

No obstante, en medio de esta situación, los expertos aseguran que debe primar la calma ante los posibles escenarios derivados de las elecciones de Estados Unidos. 

"Yo no creo que las pérdidas territoriales de Ucrania no preocupen al equipo de Trump. En primer lugar, dañarían la imagen de EE. UU. a largo plazo. Y, si bien es cierto Trump tiene una cosmovisión aislacionista o proteccionista, esta nunca ha sido a expensas de la influencia de EE. UU.", apunta Slyvchuk.

Y es que el apoyo a Ucrania sigue siendo bipartidista en el Congreso. Ninguno de los partidos ha dado la espalda ni se ha posicionado completamente en contra de las ayudas a Ucrania.

Y, según remarcan los politólogos, lo que está en juego es un cambio de enfoque, el nivel de esa ayuda y sus consecuencias globales…hoy insospechadas.  

El 5 de noviembre se juega mucho más que el nombre del nuevo o la nueva presidenta de Estados Unidos.