Este miércoles 19 de abril, el Parlamento de la Unión Europea aprobó una ley contra las importaciones que provengan de cultivos cómplices de la deforestación. Según la nueva normativa, las empresas tendrán que demostrar sus buenas prácticas a través de etiquetas sobre su origen e información detallada. La legislación afectará a productos básicos como la soja o el aceite de palma, entre otros, y sancionará con multas de hasta el 4 % del volumen de su negocio a los infractores.

Es una decisión histórica contra las malas prácticas en los bosques y la deforestación. Este miércoles 19 de abril, el Parlamento Europeo aprobó una ley que prohibirá las importaciones de café, carne de vacuno, soja, aceite de palma y otros productos básicos a la Unión Europea si están relacionados o han sido obtenidos mediante deforestación.

Para verificarlo, las empresas que exploten y exporten estos productos y quieran comercializarlo en alguno de los 27 países de la Unión Europea (UE) deberán hacerlo con varias pruebas de buenas prácticas.

La primera, una etiqueta que demuestre que los productos no han sido cultivados o sustraídos de tierras expuestas a la deforestación desde el 31 de diciembre de 2020, bajo riesgo de elevadas multas. También deben cumplir con la normativa de la nación en que sean producidos y aportar “información geográfica precisa” sobre el terreno de cultivo donde crecieron dichos productos, un rastreo que permita comprobar el cumplimiento de todas las normas.

"El daño de la deforestación va más allá que la pérdida de árboles: afecta a ecosistemas enteros, perturba el ciclo del agua, contribuye al cambio climático y amenaza el modo de vida de millones de personas", apuntó Virginius Sinkevicius, comisario de Medioambiente, tras la validación de la Eurocámara por 552 votos a favor, 44 en contra y 43 abstenciones.

Por su parte, la Unión Europea deberá asegurarse de que todas las empresas con las que comercie y no cumplan con la normativa reciban sanciones “competitivas” y “disuasorias”. Para ello, podrán hacer uso de diferentes herramientas, desde pruebas de ADN a los productos hasta vigilancia satelital de los cultivos.

Hacia finales de 2024, la UE elaborará una lista de los países según su riesgo: bajo, medio o alto. El organismo tendrá que revisar al menos el 9 % de los productos provenientes de los países con riesgo más alto.

El eurodiputado Pascal Canfin, del bloque de los liberales de Renovar Europa, aseguró que se trata de "la primera ley en el mundo que pone fin a la deforestación importada".

"Todos los estudios de opinión muestran que los europeos no quieren contribuir a la deforestación, pero no tenían posibilidad de saber, cuando toman una taza de café por la mañana o una taza de chocolate, si son cómplices de la deforestación importada", sostuvo Canfin.

La responsabilidad de los países desarrollados frente a la deforestación

Según datos de la ONU, anualmente se destruyen 10 millones de hectáreas de bosques en el mundo, lo que equivale a un territorio más grande que Portugal. Y, lo que es más alarmante para los países comunitarios, se calcula que el consumo dentro de la UE es responsable del 10 % de la deforestación, según datos del Consejo de la UE.

La deforestación, a su vez, es responsable del 10 % de la emisión de gases de efecto invernadero y contribuye a la crisis climática mundial.

"Los consumidores europeos ya no serán cómplices involuntarios de la deforestación", declaró Christophe Hansen, negociador de la ley en el Parlamento Europeo.

Con base en esto, la normativa pretende eliminar la deforestación de las cadenas de suministro de los artículos de uso cotidiano en Europa que se obtienen de bosques tropicales o biomas expuestos a este tipo de prácticas.

Según MapBiomas, la ganadería y agricultura-en sus diferentes formas- son responsables de cerca del 90 % de la deforestación en la Amazonía, el mayor bosque tropical del mundo desde 1985.

Por tanto, no es ningún secreto que esta nueva normativa tendrá un efecto directo sobre todos los países que conforman la Amazonía en Sudamérica, bosque que está sufriendo los peores niveles de deforestación de la última década. La ley afectará especialmente a naciones como Brasil o Perú, que albergan la mayor parte de la Amazonía.

Y es que, además de los productos, la UE también quiere que las compañías garanticen que respetan los derechos humanos de los trabajadores y de los indígenas que habiten las distintas regiones.

Al respecto, entidades ambientalistas como Greenpeace han asegurado que esto es apenas "el primer paso". También han criticado que no se hayan incluido otros parajes como la sabana africana, El Cerrado de Brasil o El Chaco de Argentina.

Aunque la ley no va dirigida a ningún territorio en concreto, varios países como Indonesia y Malasia se han posicionado en contra de la normativa, asegurando que no pueden cumplir con requisitos como la geolocalización.

Algunos expertos temen que, de igual forma, esta normativa afecte negativamente el desarrollo del acuerdo comercial entre la UE y el Mercosur, que se firmó en 2019 tras veinte años de negociación, pero que aún no se ha puesto en práctica.

La medida apunta a ser un paso hacia adelante para la preservación del planeta, Greenpeace asegura que si superpotencias como China o EE. UU. aplicaran normas similares acabarían con el 75 % de la deforestación mundial. Y es que las multas de hasta el 4 % de su volumen de negocios a las que se exponen las empresas representan una medida bastante disuasoria.

Con EFE, AFP y Reuters