Donald Trump parece haber iniciado la mesa de negociaciones para poner fin a la guerra en Ucrania conversando por teléfono con los protagonistas del conflicto. Aunque el presidente estadounidense se presenta como un hombre de negocios ideal para mediar, el republicano ya le ha cerrado la puerta de la OTAN a Kiev, además de poner en duda su integridad territorial. ¿Cuánto le cuesta a Ucrania la paz de Trump? En FRANCE24, lo desciframos.
Tras casi tres años de guerra, el conflicto entre Rusia y Ucrania parece estar en el ocaso, luego de la reaparición de Donald Trump en el escenario internacional, comprometido a ponerle fin a las hostilidades. Sin embargo, el magnate de la Casa Blanca también parece decidido a poner su sello a una de sus metas más importantes de su carrera política: lograr este acuerdo cueste lo que cueste.
Desde su campaña electoral, Trump había marcado como uno de sus objetivos principales en política exterior el terminar con el conflicto en Ucrania, al que ha calificado en el pasado de "guerra ridícula", argumentando que Washington ha derrochado miles de millones de dólares del erario público en asistir militarmente a Kiev, que no ha podido hacer frente al poderío militar ruso.
Tras su elección en noviembre de 2024 y su arribo a la Casa Blanca el 20 de enero de 2025, el presidente estadounidense ya ha dejado entrever la actitud de su Gobierno ante la guerra, argumentando que, si Kiev quiere continuar con la ayuda económica y militar de Washington, tenía que abrirse a negociar con el Kremlin.
El 12 de febrero, Trump puso en acción su plan para pacificar Ucrania. El mandatario estadounidense sostuvo conversaciones telefónicas con Vladimir Putin, presidente de Rusia, y Volodímir Zelenski, de Ucrania, en una línea de comunicación que tuvo el objetivo de sentar las bases para "iniciar negociaciones inmediatamente", según comunicó el estadounidense a través de su perfil en TruthSocial.
"Creo que estamos en camino de lograr la paz. Creo que el presidente Putin quiere la paz, el presidente Zelenski quiere la paz y yo quiero la paz. Solo quiero que dejen de matar a la gente", dijo el líder estadounidense en una rueda de prensa desde la Oficina Oval de la Casa Blanca.
De igual forma, Trump confirmó que acordó reuniones bilaterales con ambos mandatarios: un equipo integrado por el vicepresidente, J. D Vance, y el secretario de Estado, Marco Rubio, se reunirán con Zelenski en Múnich el próximo 14 de febrero, mientras que Trump se reuniría con Putin en Arabia Saudita "pronto".
Así, parece que la mesa de negociaciones para poner fin al conflicto ruso-ucraniano se pone en marcha. Con los ojos del mundo puestos encima del posible acuerdo que materialice la paz entre Ucrania y Rusia por primera vez en casi tres años, las dudas en torno a las intenciones de los negociantes empiezan a surgir: ¿es posible un acuerdo de paz negociado por Trump?
Factor Trump
Desde que se vislumbró la posibilidad real de que Trump regresará a la Casa Blanca en noviembre de 2024, el Gobierno ucraniano reaccionó alarmado en primera instancia, tras las críticas del republicano al incondicional apoyo militar y económico de la Administración Biden al Gobierno de Zelenski.
Con Trump electo, Kiev comenzó a cambiar el discurso en torno al mandatario, con las aspiraciones de poder subirse en su ola de pragmatismo político y beneficiarse, hasta donde sea posible, de unas negociaciones de paz con Rusia que, desde la elección de Trump, se olían más cerca que en los cuatro años que Joe Biden lideró Washington.
Para José Antonio Granados, profesor de facultad de Ciencias Políticas y Sociales en la Universidad de Colima, el súbito progreso en los esfuerzos por alcanzar la paz en Ucrania, que acompaño a Trump en su investidura presidencial, puede comprenderse por dos razones esenciales: la presión del republicano para limitar el gasto de Washington en Kiev y su relación política con Putin.
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"Este entendimiento que existe entre Donald Trump y Vladímir Putin lo vimos desde el período presidencial pasado de Trump, en donde parecía que ambos mandatarios tenían una voluntad fuerte para cooperar en varios temas. Lo que a Rusia le ayuda a perseguir ciertos objetivos, como la situación dentro de Ucrania", dijo Granados a FRANCE24.
De igual manera, la figura construida alrededor de Trump, como un hombre con experiencia en los bienes raíces, que no deja que las ideologías influyan en su manera de negociar, ha convencido a un sector del Gobierno y la sociedad ucraniana que, si el mandatario estadounidense aboga por la paz, es casi una certeza que se materializará, aunque quizás no sea de la manera que imaginaban.
"Biden manejó la guerra como una crisis; pensó que si aguantaba lo suficiente, la tormenta pasaría. Pero no está pasando. Trump toma la perspectiva de que tenemos que detener la tormenta. No le preocupa cómo se detendrá", apuntó Tymofiy Mylovanov, presidente de la Escuela de Economía de Kiev, para la revista Politico, el pasado 21 de enero.
El futuro de una Ucrania incompleta y fuera de la OTAN
Ya con los canales de conversación establecidos y con la mesa de negociación servida, Trump se ha encargado de incrustar en el público mundial las primeras bases con las que parece que se enmarcaran las charlas, sumamente alejadas de lo que pedía Ucrania en un inicio de la guerra y más alineadas con las exigencias de Moscú.
Poco antes de que Trump revelara sus conversaciones con Zelenski y Putin, el secretario de Defensa estadounidense, Pete Hegseth, dio un adelanto de la actitud de Washington ante las negociaciones de paz, aclarando uno de los puntos de inicio que, para la Casa Blanca, no está en discusión: la configuración territorial de Ucrania va a cambiar.
"Queremos, como ustedes, una Ucrania soberana y próspera; pero debemos empezar por reconocer que volver a las fronteras que tenía Ucrania antes de 2014 es un objetivo poco realista", admitió Hegseth en una reunión en la sede de la OTAN.
Si existían dudas sobre las palabras de su secretario de Defensa, Trump se encargó de disiparlas pocas horas después. Tras su conversación con Putin, el presidente estadounidense fue más allá de la imposibilidad de que Ucrania recupere a Crimea – anexada por Rusia en 2014 –, aclarando que él ve "improbable" que Kiev recobre todo el territorio que ha perdido en los últimos tres años de guerra contra Rusia.
Además, Trump también dejó claro que su Gobierno, a diferencia de su antecesor demócrata, no abogará por la inclusión de Ucrania en la OTAN, ya que la unión de Kiev a la alianza militar occidental es, en su opinión, "poco práctica".
Desde el inicio de la guerra en Ucrania, Rusia ha remarcado que la adhesión ucraniana a la OTAN representa una "amenaza existencial".
Actualmente, el Ejército ruso tiene control sobre poco menos del 20% del territorio ucraniano actual – Según el presidente ucraniano Volodímir Zelenski- ejerciendo un control militar y político en grandes partes de provincias como Donetsk, Lugansk, Zaporizhia y Jersón, además de tener el control de Crimea, en el sur ucraniano.
En un principio, Zelenski abogaba no solamente por recuperar el territorio lacerado por el conflicto actual con Rusia, sino que quería forzar a Moscú a devolver Crimea. Hoy, esos ideales parecen lejos de concretarse.
"Quizás es muy pronto para hablar de escenarios hipotéticos, sin embargo, me parece que el más realista es uno en donde Ucrania termine cediendo parte del territorio ocupado en el Dombás, a cambio de ciertas garantías de seguridad y autonomía en su política exterior", apuntó Granados
En días pasados, Trump también ha dejado a relucir su deseo de entrar él mismo a las negociaciones territoriales con Kiev para imponer el control estadounidense sobre los minerales estratégicos y las tierras raras en territorio ucraniano, en una suerte de "garantía de seguridad" estadounidense sin necesidad de movilizar tropas militares.
La integridad territorial ucraniana parece condenada a las manos extranjeras: rusas o estadounidenses.
Europa, excluida de las negociaciones
Las conversaciones para la paz en Ucrania han tenido tres caras visibles: Putin, Zelenski y Trump, protagonistas de la mesa de negociación a tres bandas que, presumiblemente, terminará con el conflicto en esa parte del territorio europeo; pero surge una pregunta: ¿y Europa?
Desde que regresó al poder en Washington, el líder republicano ha repartido numerosas críticas a sus aliados europeos, protagonizando encontronazos diplomáticos – sobre todo antes de asumir la presidencia – con figuras importantes en el viejo continente, como el presidente francés, Emmanuel Macron; el canciller alemán, Olaf Scholz; y el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez.
Los roces ideológicos de Trump con los principales rostros europeos han generado un rezago del bloque europeo en la consecución de paz dentro de Ucrania, después de años de ser uno de los mayores aliados del Gobierno de Zelenski en la arena internacional, proporcionando alivio económico y hasta tanteando la adhesión de Kiev a la Unión Europea.
"Definitivamente Europa ha sido excluida de la mesa por diferentes razones. Una es que al parecer Trump no confía en sus socios europeos, sentimiento reflejado en las amenazas que ha hecho a la UE y la OTAN, exigiéndole a sus aliados que paguen su 'fair share' (…) Otra de las razones es que, para Trump, Europa debió haberse hecho cargo del conflicto entre Rusia y Ucrania, cosa que no han podido", señaló Granados en conversación con FRANCE24.
Sin embargo, el docente mexicano argumenta que no solo ha sido Trump el que ha desplazado al viejo continente de la pacificación de Ucrania, apuntando también a los "conflictos internos" dentro del bloque europeo, específicamente a una crisis de liderazgo regional que no le permite a Europa actuar en conjunto, como era su tradición.
"Europa se ve cada vez más disminuida en su capacidad de ejercer cierto liderazgo internacional. Lo vimos en los últimos cuatro años, durante la presidencia de Joe Biden, tanto Macron como Scholz intentaron ocupar un papel de liderazgo que la región había ocupado históricamente, pero la capacidad política ya no alcanzó", dijo Granados.
Con Europa desplazada, Rusia fortalecida política y territorialmente, y Estados Unidos en modo 'negociador', Ucrania parece ver sellado su futuro marcado por la paz, que le costará territorio, soberanía, seguridad y hasta la certeza de su existencia como país independiente en un futuro. El pagaré de la paz parece tener a Kiev como su deudor.
Con EFE, Reuters y medios locales