El cuerpo del activista sirio Mazen al Hamada fue hallado el lunes en la morgue de un hospital militar cercano a Damasco, según varias ONG. Encarcelado y torturado por el Ejército sirio, había huido a Europa para denunciar las atrocidades del régimen de Al-Assad, antes de regresar a su país en 2020. Miles de personas se han congregado este jueves en Damasco para su funeral.
Su rostro demacrado y su mirada triste se habían convertido en un símbolo de la resistencia siria.
El cuerpo de Mazen al Hamada, antiguo preso de las cárceles de Bashar al-Assad y activista revolucionario sirio, fue encontrado el lunes 9 de diciembre en la morgue del hospital de Harasta, cerca de Damasco. "Este cuerpo es muy parecido al del detenido Mazen al Hamada", comentó la ONG Syrian Revolution Archive en Instagram, con una foto del cadáver.
Este jueves 12 de diciembre, miles de personas se congregaron en Damasco para asistir al funeral de Al Hamada, quien criticaba abiertamente al régimen de Al-Assad, denunciando severas prácticas de torturas y represión, relatadas en un documental premiado, y en su periplo por Europa y América, antes de regresar a Siria en 2020, lo que parece haberle costado la vida.
Mohammed al-Hajj, combatiente de una de las facciones rebeldes con base en el sur del país, dijo a la AFP que los buscadores habían hallado decenas de cadáveres. "Fue un espectáculo terrible", dijo. "Cuarenta y tantos cadáveres estaban apilados unos sobre otros, mostrando signos de terribles torturas".
La noticia de la muerte de Hamada conmocionó a quienes habían seguido el trabajo del activista. Pasó años viajando por Europa y Estados Unidos, tratando de llamar más la atención sobre los abusos generalizados cometidos por los servicios de seguridad de Al-Assad. No se sabía nada de Al Hamada desde su abrupto regreso a Siria en 2020.
"Necesito obtener más información, y tener tiempo para procesar esta noticia totalmente devastadora", escribió en X la periodista y cineasta británica Sarah Afshar, que realizó un documental sobre Hamada en 2017. “Quiero recordar a Mazen tal y como era, y honrar lo que hizo”.
Costillas rotas y abusos sexuales
Nacido en 1978 en Deir Ezzor, en el noreste de Siria, Al Hamada tenía 33 años cuando comenzó el levantamiento contra Al-Assad en 2011.
"En Siria, fui uno de los fundadores del movimiento de protesta", dijo en una entrevista.
Hijo menor de una familia numerosa, trabajaba como técnico para la multinacional de petróleo y gas Schlumberger. Hamada filmó con su cámara algunas de las primeras manifestaciones contra Al-Assad y compartió las imágenes en las redes sociales.
La respuesta del régimen no se hizo esperar. El 24 de marzo de 2011, Hamada fue detenido por los servicios de seguridad y encarcelado durante dos semanas. Un mes después, fue detenido de nuevo.
En marzo de 2012, agentes de seguridad lo recogieron en una cafetería de Damasco y lo llevaron a la sección de inteligencia de la Fuerza Aérea del aeropuerto militar de Al-Mezzeh. Trasladado al cercano Hospital Militar 601, Hamada relató haber visto cadáveres apilados en los baños. Otros detenidos fueron asesinados delante de él, aparentemente al azar.
Leer tambiénInforme desde Damasco: miles de sirios participan en el funeral del activista Mazen al Hamada
En total, pasó unos 15 meses detenido. Fue brutalmente interrogado y presionado para que confesara cargos relacionados con el terrorismo. Hamada se negó.
"Me cogieron, me tumbaron en el suelo y me rompieron las costillas", declaró en el documental de Afshar 'Los Desaparecidos de Siria: El caso contra Assad'. "Él (el interrogador) subía y saltaba sobre mí. Sentía cómo se me rompían las costillas… Me colgaba (de las muñecas), a 40 centímetros del suelo. El peso recae sobre las manos, sobre las articulaciones. Las esposas, cuando aprietan, sientes que te van a cortar las manos".
También recordó que los agentes de seguridad lo violaron con un palo metálico y lo sometieron a otras formas de tortura sexual. "Colocaron una abrazadera de fontanería alrededor de mi pene y empezaron a apretarla más y más", dijo. "Mucha gente ha muerto por torturas (en Siria)", agregó.
Hamada fue liberado por un juez en septiembre de 2013 y huyó del país junto a millones de sirios que partieron hacia Turquía, Líbano o Europa. Cruzó el Mediterráneo hacia Turquía en 2014, llegando finalmente a Países Bajos, donde solicitó asilo.
Fue en Europa donde comenzó su campaña para llamar la atención sobre los crímenes del régimen de Assad. Desempeñó un papel central en la película de Afshar de 2017, que documentaba las decenas de miles de sirios detenidos, torturados y a menudo asesinados en las cárceles del Gobierno.
Un regreso incomprensible
Apoyado por varias ONG, Hamada viajó por Suiza, Francia e Italia para acompañar las exposiciones que mostraban el trabajo de un denunciante conocido como 'César', fotógrafo de la policía siria que había escapado a Europa con pruebas del sufrimiento dentro de las cárceles de Al-Assad. Declaró ante el Congreso de Estados Unidos los horrores a los que había sido sometido a manos de los servicios de seguridad del régimen.
"No descansaré hasta que (mis torturadores) sean llevados ante la Justicia", dijo en la película de Afshar, con los ojos llenos de lágrimas. "Aunque me cueste la vida, los perseguiré y los llevaré ante la Justicia, sin importar el precio".
Hamada, traumatizado y cada vez más abatido, luchó por rehacer su vida en Europa. "Llevaba meses perdiendo el ánimo", declaró la periodista francesa Garance Le Caisne al diario regional 'Ouest-France'. "Insultaba a todo el mundo. Estaba agotado por la cobardía de Occidente".
Preocupada por el empeoramiento de la salud mental de Hamada, Le Caisne decidió poner fin a su esfuerzo por recoger su testimonio. Más tarde publicaría la información que ya había reunido en su libro de 2022, 'Olvida tu nombre: Mazen al Hamada, memorias de un desaparecido'.
Hamada tomó la decisión de regresar a Siria en febrero de 2020, convencido de que sería más útil en su hogar que en el exilio. Desapareció en cuanto su avión aterrizó en Damasco. Sus amigos no volvieron a saber de él. "¿Le hicieron alguna propuesta para regresar? No lo sabemos", dice Le Caisne. "En cualquier caso, no podría haber llegado a Damasco sin que el régimen le diera luz verde".
En las redes sociales, el lunes, tras el anuncio del descubrimiento de su cuerpo, numerosos activistas sirios y anónimos compartieron imágenes de su rostro, que seguirá siendo un emblema de las atrocidades cometidas por el régimen de Bashar al-Assad.
Adaptado de su original en francés