La campaña presidencial de EE. UU. está marcada por un aumento alarmante en la desinformación, que incluye acusaciones falsas y teorías de conspiración sobre los candidatos presidenciales, Donald Trump y Kamala Harris. Las redes sociales, especialmente X y TikTok, se han convertido en plataformas clave para la difusión de contenido engañoso con una marcada intención política. La falta de mecanismos de verificación efectivos y el auge de la inteligencia artificial han facilitado la propagación de desinformación como nunca antes aunque el efecto y el impacto son analizados con cautela por los expertos.
Una acusación falsa desde el bando republicano acerca de "migrantes comiendo mascotas". Un mar de teorías conspirativas sobre el intento de asesinato contra Donald Trump, expresidente y candidato republicano a las elecciones presidenciales de Estados Unidos. Una imagen falsa —y sumamente viral— de la vicepresidenta y líder demócrata Kamala Harris trabajando en un McDonald’s, u otras más de ella vestida con trajes comunistas. Todos son parte de la desinformación que ha navegado sin control en la campaña presidencial de Estados Unidos.
Las diferentes redes sociales —con X y TikTok a la cabeza— se han convertido en campos de batalla en los que tanto republicanos como demócratas se han lanzado en una campaña de desinformación buscando hacerle el mayor daño posible a sus opositores.
Las herramientas para engañar al electorado y no ser detectados por los mecanismos de control implementados por estas plataformas son cada vez más sofisticadas, por lo que es más difícil para millones de internautas distinguir entre el contenido real o el falso.
Todo esto ocurre en una campaña presidencial que se da en medio del ‘boom’ de la inteligencia artificial al alcance de todos como nunca antes. Situación que también ha llevado a la proliferación de imágenes falsas y a una mayor facilidad para crear estos contenidos.
X y Elon Musk, en el centro del escrutinio
Trump encontró un aliado incondicional en Elon Musk. El hombre más rico del mundo ha elegido su bando en las elecciones presidenciales y se ha hecho espacio en la escena política de Estados Unidos.
Con un estilo tan excéntrico como el del expresidente, Musk ha prometido millones de dólares a los republicanos de los estados péndulo que voten por Trump y también destinó un espacio exclusivo de en X —de la que ahora es dueño— para entrevistar al expresidente.
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Pero, más allá del respaldo explícito del multimillonario, la red social estaría priorizando los contenidos republicanos y perjudicando, de alguna manera, a los demócratas.
Según denunció el periódico estadounidense ‘The Washington Post’, los políticos republicanos y sus contenidos ahora tienen mayor probabilidad de volverse virales en X.
El diario analizó la interacción de más de 150.000 publicaciones desde las 50 cuentas más activas de los congresistas de ambos bandos y de los 33 que acumularon más de 20 millones de visitas prácticamente todos eran republicanos.
Además, 17 de las 20 cuentas con mayor aumento de seguidores también eran miembros del Partido Republicano.
El WP asegura que una de las razones por las que esto puede estar ocurriendo es por el cambio de la “demografía” de las personas que usan esta red. Desde que Musk la compró, muchas personas progresistas decidieron abandonar sus cuentas.
Sin embargo, esta situación ha despertado preocupación entre los observadores que temen que X esté favoreciendo, de manera deliberada o no, un discurso ideológico específico.
Más allá de las acusaciones partidistas que se ciernen sobre X, preocupa que los mecanismos de verificación para contener la proliferación de contenido falso no sean efectivos.
Según un informe del Centro para la Lucha contra el Odio Digital, la verificación de datos colaborativa "no logra contrarrestar las afirmaciones falsas" sobre las elecciones estadounidenses. Se trata de una función que permite a los usuarios comentar publicaciones y señalar si existe un contenido falso o engañoso en un intento de que sea la comunidad misma la que verifique los datos.
El informe —citado por Reuters— muestra que de las 283 publicaciones engañosas que analizó, 209 —es decir, el 74%— no mostraron notas precisas a todos los usuarios que corrigieron afirmaciones falsas y engañosas sobre las elecciones.
El deterioro de los mecanismos de protección de las redes sociales
Sin embargo, el caso de X no es único. Como expone 'CNN' desde el 2021 ha habido un descenso en los controles por parte de las principales redes sociales en cuanto a contenidos que puedan desinformar sobre la realidad política de Estados Unidos.
Luego del asalto del Capitolio el 6 de enero de ese año, las redes sociales bloquearon las cuentas que difundieron mentiras electorales. Pero, según señala el medio, la industria de las redes "se ha alejado de muchos de los compromisos, políticas y herramientas que alguna vez adoptó para ayudar a salvaguardar la transferencia pacífica del poder democrático".
Un momento que delató la nueva realidad de las redes sociales fue el intento de asesinato en contra de Trump. En ese momento hubo una ola de desinformación, teorías conspirativas y mensajes de odio.
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Esto se explica en gran parte por los despidos generalizados de los equipos encargados de la ética y seguridad de las redes sociales.
Especialmente en X, pero, lo mismo pasó con Meta, que acabó con una plataforma de monitoreo para Facebook e Instagram. Esta se llamaba CrowdTangle y trabajaba de la mano con los funcionarios electorales de los estados para identificar “rápidamente” casos de desinformación.
¿Qué efecto tiene la inteligencia artificial en la campaña?
De la mano con esta nueva realidad de las redes sociales, está el notable aumento de los contenidos falsos creados gracias a herramientas de inteligencia artificial.
Una investigación de 'Politico' asegura que "el fácil acceso a herramientas de inteligencia artificial" podría "provocar una oleada de falsedades con motivaciones políticas que inunden los canales de las redes sociales de maneras que parecían inimaginables incluso hace unos años".
Además, señala que la inteligencia artificial tiene el potencial de hacer los ciclos electorales "significativamente más" difíciles de predecir.
Sin embargo, también hace un llamado a la calma: la gran mayoría de los expertos dicen que en la actualidad todavía es fácil diferenciar las deepfakes (imágenes o videos manipulados con inteligencia artificial) de los contenidos reales. Pero aquí la diferencia generacional y la sofisticación de los mensajes engañosos siguen jugando un papel preponderante.
Factchequeado, una iniciativa colaborativa no partidista y sin fines de lucro que lucha contra la desinformación que afecta a las comunidades latinas e hispanas en Estados Unidos, señala que hasta el momento no ha habido una proliferación masiva de los deepfakes como lo alertaban muchas organizaciones antes de las elecciones de Estados Unidos.
También apunta que la mayor parte de los contenidos que contienen desinformación siguen siendo parte de lo que se denomina como 'cheap fakes' (o mentiras baratas), "como imágenes editadas o sacadas de contexto o títulos emotivos y engañosos que no se basan en datos”. Cuestión que no le resta impacto al contenido falso e incluso lleva a preguntarse si estamos ante una nueva fase o evolución de la desinformación que siempre se está camuflando entre las tendencias de las redes sociales.
¿Desinformación desde el exterior?
La potencial injerencia de Rusia, China e Irán en el proceso electoral estadounidense es una preocupación constante que se intensifica a medida que se acercan las elecciones. En las últimas semanas, funcionarios de inteligencia han alertado sobre un aumento en las actividades de desinformación por parte de estos países.
Rusia, en particular y como se denunció en las elecciones de 2016, se destaca como la nación más acusada de intentar una manipulación de la opinión pública. Utilizaría una variedad de técnicas que van desde la creación de sitios web falsos hasta la difusión de contenido polarizador a través de redes sociales.
Según asegura una investigación de Associated Press, el Kremlin se estaría aprovechando de temas polémicos como la inmigración, el crimen, la economía o la ayuda humanitaria. El objetivo sería debilitar el apoyo de EE. UU. a Ucrania.
Además, asegura que los funcionarios de inteligencia y analistas de seguridad privada han señalado que el apoyo ruso se ha destinado en desprestigiar a Harris en miras de respaldar a Trump.
Ese no sería el caso de Irán, su estrategia de interferencia —según AP— se ha manifestado a través de ataques cibernéticos dirigidos a colaboradores de Trump, con el objetivo de obtener información comprometedora que podría perjudicar al expresidente.
Por su parte, China ha adoptado una postura más sutil. Según el reporte, Beijing emplearía métodos de ciberespionaje para influir en la política en niveles estatales y locales, buscando alinearse con candidatos que apoyen sus intereses geopolíticos.
Además, estos países parecen estar implementando sistemas mucho más difíciles de rastrear.
Según 'The New York Times', los tres países "están difundiendo sus esfuerzos en docenas de plataformas, desde pequeños foros donde los estadounidenses conversan sobre el clima local hasta grupos de mensajería unidos por intereses compartidos".
Diego Mazorra, fellow del Center for Communication and Democracy de la Universidad de Wisconsin-Madison asegura para France 24 que "utilizan mecanismos para ingresar dinero y poder pagarle a agencias de creación de contenidos locales o para poder financiar también creaciones de contenido extremo, que publica teorías de conspiración o este tipo de desinformaciones en procesos más locales".
El objetivo en común sería desestabilizar la democracia estadounidense y debilitar la confianza en el sistema electoral.
A pesar de esto, tanto los expertos consultados por 'NYT' como por AP han afirmado que el sistema electoral estadounidense sigue siendo robusto y capaz de resistir manipulación directa en la escala necesaria para alterar resultados.
¿Qué tanto afecta la desinformación a la opinión pública?
En este contexto, el gran debate que se abre es sobre qué tanto influyen estos contenidos en la decisión de los votantes estadounidenses.
Varios estudios citados por Reuters Institute sugieren que su impacto puede no ser tan profundo como alertan algunos medios.
En este sentido, señala que la mayoría de las personas siguen viendo poca información errónea en línea y que la gran parte de estos contenidos se siguen compartiendo entre círculos específicos que comparten ideologías.
El contenido generado por inteligencia artificial no cambiará las afiliaciones partidarias de la mayoría de los votantes
La desinformación continúa afectando de manera desproporcionada a "públicos que son vulnerables a la misma", señala Mazorra, "personas con mayor rango de edad y más conservadoras".
’Politico' señala que, por el momento, en el caso de la inteligencia artificial sigue siendo poco factible que logre cambiar las “opiniones políticas de muchas personas” y agrega: “Los expertos advierten que el contenido generado por inteligencia artificial no cambiará las afiliaciones partidarias de la mayoría de los votantes, sin importar cuán convincentes parezcan las fotos, los videos o los clips de audio inventados”.
Sin embargo, la preocupación por la proliferación de estos contenidos es real. El Informe de Noticias Digitales en EE. UU. de este año sugiere que más del 70% de los usuarios de noticias en línea tenía una preocupación sobre si lo que leían era verdadero o falso, esto representa un aumento de 8 puntos con respecto al año anterior.