Francine se convirtió este martes 10 de septiembre en un huracán con vientos máximos sostenidos de 120 kilómetros por hora en su camino a la costa sur de Estados Unidos, donde se estima que tocará tierra en Luisiana, según el Centro Nacional de Huracanes (NHC).

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Francine se fortaleció este nartes en el Golfo de México y se convirtió en huracán categoría 1. Se pronostica que tocará tierra como huracán en Luisiana, donde se emitieron órdenes de evacuación en algunas comunidades costeras.

Los meteorólogos pronostican que Francine, que es categoría uno en la escala Saffir-Simpson, de un total de 5, toque tierra en Luisiana el miércoles por la tarde o por la noche, y después se espera que el centro del ciclón se mueva hacia el norte, hacia Misisipi.

Francine ya se sintió en México, donde las lluvias torrenciales provocaron el cierre de escuelas a medida que la tormenta cobraba fuerza en el Golfo.

El gobernador de Luisiana, Jeff Landry, instó a los residentes a "no dejarse llevar por el pánico, pero estar preparados" y prestar atención a las advertencias de evacuación. Los meteorólogos dijeron que se esperaba que Francine tocara tierra en el sur de Luisiana el miércoles por la tarde como un huracán.

"No queremos que la gente espere hasta el último minuto para salir a la carretera y luego se quede sin combustible", dijo Landry. "Ponemos mucha información durante todo el verano, durante toda la temporada de huracanes, para que la gente pueda estar preparada. Cuanto más preparados estemos, más fácil nos resultará".

Francine apunta a una costa de Luisiana que aún no se ha recuperado del todo desde que los huracanes Laura y Delta diezmaran Lake Charles, en la región, en 2020, seguidos un año después por el huracán Ida.

Durante el fin de semana, un edificio de 22 pisos en Lake Charles, que se había convertido en un símbolo de la destrucción causada por la tormenta, fue implosionado después de permanecer vacío durante casi cuatro años, sus ventanas destrozadas y cubiertas de lonas destrozadas.

La marejada ciclónica de Francine en la costa de Luisiana podría alcanzar los 3 metros desde Cameron hasta Port Fourchon y la bahía de Vermilion, según los meteorólogos.

"Es un potencial para la inundación significativamente peligroso, que amenaza la vida", dijo Michael Brennan, director del centro de huracanes, y agregó que también podría enviar "vientos peligrosos, dañinos bastante lejos tierra adentro". 

Afirmó que era probable que tocara tierra en algún lugar entre Sabine Pass —en la línea entre Texas y Luisiana— y Morgan City, Luisiana, a unos 350 kilómetros (220 millas) al este.

Las autoridades de Luisiana instaron a los residentes a prepararse de inmediato mientras "las condiciones aún lo permitan", dijo a The Associated Press Mike Steele, portavoz de la Oficina del Gobernador de Seguridad Nacional y Preparación para Emergencias. Advirtió que Francine podría intensificarse rápidamente.

"Siempre hablamos de que cada vez que algo entra en el Golfo, las cosas pueden cambiar rápidamente, y este es un ejemplo perfecto de ello", sostuvo Steele.

Gasolina, víveres y sacos de arena

Los habitantes de Baton Rouge, la capital de Luisiana, empezaron a hacer largas colas para llenar el depósito de gasolina y comprar víveres. Otros llenaron sacos de arena en las instalaciones municipales para proteger sus hogares de posibles inundaciones.

"Es crucial que todos nos tomemos esta tormenta muy en serio y comencemos nuestros preparativos inmediatamente", dijo la alcaldesa-presidenta de Baton Rouge, Sharon Weston Broome, instando a los residentes a abastecerse de alimentos, agua y artículos de primera necesidad para tres días.

La Oficina de Seguridad Nacional y Preparación para Emergencias de Cameron Parish ordenó la evacuación obligatoria de siete comunidades costeras remotas. Entre ellas se encuentra Holly Beach, una tranquila zona apodada la "Riviera Cajún" de Luisiana, donde muchas casas se asientan sobre pilotes. La ciudad, azotada por las tormentas, ha sido un paraíso de bajo costo para trabajadores de la industria petrolera, familias y jubilados, reconstruido varias veces tras los huracanes.

En Grand Isle, la última isla barrera habitada de Luisiana, el alcalde David Camardelle recomendó la evacuación de los residentes y ordenó que fuera obligatoria para los que estuvieran en vehículos de recreo. El huracán Ida diezmó la ciudad hace tres años, destruyendo 700 viviendas.

Las autoridades advierten que es probable que se produzcan inundaciones, fuertes vientos y cortes de electricidad en la zona desde el martes por la tarde hasta el jueves.

En Nueva Orleans, la alcaldesa LaToya Cantrell instó a los residentes a prepararse para refugiarse en el lugar. "Ahora es el momento de ultimar sus planes para la tormenta y prepararse, no sólo para sus familias, sino también para sus vecinos", dijo.

Las autoridades de la ciudad manifestaron que esperaban hasta 15 centímetros de lluvia, vientos racheados y "actividad aislada de tornados", con el tiempo más intenso probable que llegue a Nueva Orleans el miércoles y el jueves.