Alianzas inesperadas, fuerza en la “diversidad”. El grupo insurgente islamista sirio Hayat Tahrir al-Sham (HTS), antigua rama de Al Qaeda, intenta suavizar su imagen para convertirse en uno de los actores políticos claves de Siria. Tras tomar Alepo en una ofensiva relámpago, los rebeldes parecen haber quebrado el jueves 5 de diciembre el dominio del Gobierno sobre la crucial ciudad de Hama.
Tomaron Alepo en menos de tres días. Ahora, la ciudad de Hama, un punto crucial en el camino hacia la capital siria, Damasco. ¿Quiénes son los rebeldes islamistas de Hayat Tahrir al-Sham, los líderes de una ofensiva relámpago que ha tomado al Gobierno sirio totalmente desprevenido?
La “Organización para la Liberación del Levante”, más conocida por sus siglas HTS, fue la rama siria de Al Qaeda antes de desvincularse en 2016. El grupo debe mucho a su líder Abu Mohammad al-Golani, de mentalidad estratégica.
Este combatiente sirio, antiguo miembro del grupo yihadista Estado Islámico en Irak -que más tarde se amplió para convertirse en el grupo Estado Islámico-, fundó el Frente al-Nusra en 2012 antes de jurar lealtad a Al Qaeda en 2013. Al parecer, ambos grupos rompieron sus vínculos de mutuo acuerdo tres años después.
En enero de 2017, el antiguo Frente al Nusra comenzó a intentar rehacer su imagen, declarando que había sufrido una transformación ideológica y adoptando un nuevo nombre: Hayat Tahrir al-Sham. El grupo también empezó a deshacerse de algunas de sus figuras más radicales, voluntariamente o no.
“Un grupo islamista rígido y conservador”
A principios de 2019, los combatientes de HTS se hicieron con el control de la mayor parte de la provincia de Idlib, en el noroeste de Siria, en detrimento de otros grupos rebeldes activos en la zona.
En una entrevista de 2023 con Wassim Nasr, de France 24, en Idlib, el líder del grupo, Abu Mohammed al-Golani, dijo que estaba trabajando para garantizar que las zonas bajo su control no se utilizaran como bases de retaguardia para preparar ataques contra Occidente.
Abu Maria al-Qahtani, una de las principales figuras del grupo entrevistado también en Idlib, dijo que el grupo estaba haciendo “todo lo que podía para impedir que los más jóvenes se unieran a Al Qaeda o al Estado Islámico, mostrándoles que otro camino era posible con lo que se había puesto en marcha en Idlib”.
“El grupo HTS no solo ha roto lazos con Al Qaeda, sino que lleva años luchando de igual a igual contra Al Qaeda y el grupo Estado Islámico”, dijo Nasr, que describió a HTS como un “grupo islamista rígido y conservador”.
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“Incluso fueron sus combatientes los que mataron al cuarto califa del grupo Estado Islámico -Abu al-Hussein al-Husseini al-Qurashi- en agosto de 2023”, dijo.
En diálogo con France 24, Arthur Quesnay, doctorando en Ciencias Políticas por la Universidad del Panteón-Sorbona de París, afirmó que HTS, formado ahora casi en su totalidad por combatientes sirios, se había convertido en “un grupo revolucionario sirio que libra una guerra en Siria y ha dejado de intentar librar una yihad global y atacar objetivos en el extranjero. Está aquí solo para tomar Damasco”.
Según Nasr, al-Golani sostiene que ha dejado atrás la yihad global y el terror internacional, por considerar que “estas cosas no traen más que destrucción y fracaso”. Para el líder islamista, su grupo “no tiene ningún problema con Occidente, su problema es con el régimen sirio, así como con los iraníes y rusos que lo apoyan”.
Naciones Unidas, Estados Unidos y varios países europeos siguen considerando a HTS y a su líder organizaciones terroristas, lo que ha frenado las ambiciones políticas de Al Golani.
“Uno de sus objetivos es salir de la lista internacional de organizaciones terroristas para poder viajar y convertirse en uno de los principales actores políticos sirios”, declaró Quesnay.
La nueva normalidad
El líder rebelde no se ha quedado de brazos cruzados. Al-Golani creó el llamado 'gobierno de Salvación' en Idlib, una administración local que sirve como laboratorio de lo que podría suponer su gobierno si se extendiera a todo el país.
Nasr, que visitó Idlib en 2023, dijo que había sido testigo de una limitada libertad religiosa, con misas cristianas toleradas pero sin exhibición de cruces o tañido de campanas de iglesia permitidos. También describió una política de devolución de tierras ocupadas por yihadistas extranjeros a sus propietarios sirios, aunque fueran cristianos o drusos.
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Siempre pragmático, al-Golani trató de ganarse el apoyo de quienes vivían en los territorios que su grupo había conquistado, afirma Quesnay.
“En Idlib, la población es mayoritariamente sufí, una forma popular y más clásica del islam sirio”, explicó. “Hemos visto a HTS evolucionar poco a poco, abandonando su línea salafista original para adaptarse mejor a quienes se suponía que gobernaba”. Otros expertos han señalado que minorías como los drusos y los kurdos también gozaban de cierta protección.
“Es la primera vez que un grupo de raíces yihadistas -es decir, islamistas radicales- se muestra abierto a otras formas de islam u otras religiones”, asegura Quesnay.
“Ciertamente ha habido represión localizada contra activistas, pero también ha habido manifestaciones regulares contra HTS, y en esos casos, Al-Golani entabló el tipo de negociaciones que hemos visto habitualmente en otros lugares”, añadió.
“Tenemos que ser cautelosos a la hora de analizarlo, pero es lo que han estado haciendo en Idlib durante cinco años”, afirmó Nasr. “HTS está lejos de abrazar los valores democráticos o los de una sociedad liberal, pero han dado un giro, o han encontrado una tercera vía inesperada”.
Ofensiva del encanto
Aplicando la misma estrategia tras la conquista de Alepo, al-Golani trató de convencer a la población de la buena voluntad de su grupo, en particular hacia las minorías religiosas y étnicas de la ciudad. En una declaración hecha pública, pidió a sus combatientes que no maltrataran a la comunidad cristiana de la segunda ciudad de Siria.
“Trátenlos bien”, dijo, y añadió a los creyentes locales que HTS “había tratado bien a los cristianos de Idlib y Alepo: no tienen nada que temer”.
Dirigiéndose a la gran minoría kurda de la ciudad, HTS ofreció un mensaje de unidad que habría sido inimaginable hace tan solo unos años.
“Tienen derecho a vivir libremente (…) La diversidad es una fuerza de la que estamos orgullosos”, dijo el grupo en un comunicado verificado por Nasr. “Denunciamos las acciones del grupo Estado Islámico contra los kurdos, incluida la esclavitud de las mujeres (…) Estamos con los kurdos para construir la Siria del mañana”.
El grupo rebelde islamista también ofreció a los combatientes kurdos la posibilidad de abandonar la ciudad con sus familias.
“Están trabajando en un corredor para evacuar a los que ahora se encuentran en territorio -del HTS- hacia los bastiones kurdos del noreste, y en buen acuerdo con el YPG -la principal milicia kurda en Siria-, lo que no es necesariamente del agrado de Turquía”, dijo Nasr.
El aparente acuerdo con los kurdos podría irritar a los demás grupos rebeldes que participaron en la toma de Alepo. Aunque HTS puede haber sido la fuerza impulsora del asalto de choque de esta última semana, no es el único que ha estado luchando para reclamar territorio.
Socios de conveniencia
Mientras Alepo caía, el HTS recibía apoyo en el frente norte del Ejército Nacional Sirio (SNA), una coalición de una docena de grupos rebeldes financiados, equipados y entrenados en gran medida por Turquía. Asentados en una larga franja de la frontera turca, estos grupos están unidos por un fuerte sentimiento antikurdo.
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“Ankara se vio sorprendida por la ofensiva relámpago de HTS contra Alepo”, afirmó Nasr. Ante los nuevos hechos sobre el terreno, Turquía lanzó al SNA a la contienda “para cortar cualquier posible vínculo entre los bastiones kurdos del noreste de Siria y los que quedan en Alepo”, así como para impedir que Al-Golani se erigiera como el único dueño de la zona controlada por los rebeldes.
Aunque HTS y estos grupos armados respaldados por Turquía se denominan a menudo aliados, Nasr afirmó que más bien debería considerarse que mantienen un “equilibrio de poder que no podemos calificar de relaciones amistosas”. Se trata de una relación marcada por muchas fricciones, especialmente en la cuestión kurda.
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Al-Golani no ha tenido reparos en criticar públicamente a los grupos armados del SNA, por ejemplo, por el saqueo de una fábrica en Alepo el 3 de diciembre.
Para Ankara, la principal prioridad es devolver a su patria a los 3 millones de refugiados sirios que residen actualmente en Turquía. Una zona más amplia y segura bajo control rebelde sería sin duda un paso bienvenido hacia este objetivo. Pero queda por ver hasta qué punto Turquía está dispuesta a tolerar la frágil entente establecida entre HTS y los kurdos, a los que Ankara sigue considerando sus enemigos acérrimos.
Artículo adaptado de su versión original en francés