Tras 46 años en el corredor de la muerte, Iwao Hakamada, un antiguo boxeador acusado de asesinar a su jefe y a tres miembros de la familia de este en 1966, ha sido absuelto este jueves 26 de septiembre por el Tribunal de Shizuoka, en un nuevo juicio. En 2014, otra corte había admitido dudas sobre su culpabilidad después de que pruebas de ADN hicieran tambalear las evidencias incriminatorias contra Hakamada.

Condenado a muerte en 1968 en Japón, Iwao Hakamada, exboxeador de 88 años, fue absuelto este jueves 26 de septiembre por el Tribunal de Shizuoka en un nuevo juicio.

El hombre había sido acusado de asesinar a su jefe y a tres miembros de la familia de este en 1966.

Al comienzo de la vista, el juez declaró que el tribunal consideraba "inocente" al acusado, 56 años después de haber sido condenado. Se le considera la persona que más años ha pasado en el corredor de la muerte, con un total de 46 esperando su ejecución, tras ser absuelto en 2014 a la espera del nuevo juicio que ha terminado este jueves.

Hakamada quedó exento de asistir a la audiencia por las secuelas mentales y físicas de su encierro y la “incapacidad para ofrecer un testimonio creíble”. En su lugar, al juicio asistió su hermana, Hideko Hakamada, quien durante todos estos años ha peleado por la inocencia de su hermano. 

Solo unos minutos después del veredicto, el anciano fue filmado por los medios de comunicación japoneses saliendo de su casa. Vestido con un sombrero y un chaleco sin mangas sobre una camisa clara, Hakamada bajó unos escalones, apoyado por sus familiares. Según reportó la prensa local, se aseguraron de que no viera la televisión en el momento del veredicto.

Este caso extraordinario es un símbolo para los partidarios de la abolición de la pena de muerte en Japón, que son más numerosos en el archipiélago, de acuerdo con los sondeos de opinión.

El jueves por la mañana, muy temprano, cientos de personas hacían fila ante el tribunal de Shizuoka, al oeste de Tokio, para intentar conseguir un asiento para asistir al esperado veredicto.

Condenado por el asesinato de su jefe y su familia

Iwao Hakamada fue acusado de asesinar a su jefe y a tres miembros de la familia de este en 1966, cuando entró como empleado en una empresa de fabricación de miso (soja fermentada). En 1968, fue condenado a muerte por el Tribunal de Shizuoka.

En aquel momento, confesó inicialmente los asesinatos antes de retractarse, alegando brutales métodos de interrogatorio. Sin embargo, su condena a muerte fue confirmada por el Tribunal Supremo japonés en 1980.

Sus abogados argumentaron que probablemente las pruebas fueron fabricadas por la Policía o los investigadores de la época para justificar su detención y condena.

Tras conocerse el fallo, la hermana del acusado mostró júbilo por la victoria en los tribunales. "Al escuchar el inicio de la sentencia, declarando su inocencia, me pareció como una voz divina. Me invadieron la emoción y la alegría, se me saltaron las lágrimas y no pude parar de llorar durante una hora", aseguró.

El ADN lo cambió todo

En 2014, un tribunal admitió dudas sobre su culpabilidad después de que las pruebas de ADN hicieran tambalear el caso de la fiscalía: el ADN encontrado en la ropa ensangrentada no coincidía con el suyo. Quedó entonces en libertad.

Pero el camino para obtener un nuevo juicio ha sido especialmente largo y tortuoso. Tras la apelación del fiscal, en 2018 el Tribunal Superior de Tokio cuestionó la fiabilidad de las pruebas de ADN y anuló la decisión de 2014, por lo que no fue enviado a prisión de nuevo.

En 2020, se produjo un nuevo giro: el Tribunal Supremo anuló la decisión que impedía volver a juzgar a Iwao Hakamada. Durante los alegatos finales de su nuevo juicio el pasado mes de mayo, los fiscales volvieron a pedir la pena de muerte, alegando su culpabilidad "más allá de toda duda razonable".

Ahora la Fiscalía dispone de un plazo de dos semanas para recurrir el fallo. Tanto la defensa, como la ONG Amnistía Internacional piden "encarecidamente" que no den este paso. Desde el Ejecutivo se limitaron a señalar en rueda de prensa que el ente acusador "revisará bien el contenido de la sentencia y tomará las medidas adecuadas, basándose en la ley y en las pruebas".

La confianza de la familia

Según sus allegados, las graves secuelas psicológicas que sufre Iwao Hakamada son consecuencia del duro régimen de aislamiento que estipula la ley japonesa. Los condenados a muerte salen de sus celdas tan solo 45 minutos diarios y no conocen la fecha de su ejecución en ningún momento, por lo que cada día puede ser el último.

Hemos librado una batalla que parecía interminable durante mucho tiempo

Generalmente, se les suele comunicar en el último momento que serán ahorcados unas horas después, ya que ese es el único método de pena capital aceptado en el archipiélago.

"Hemos librado una batalla que parecía interminable durante mucho tiempo", aseguró su hermana Hideko, "pero esta vez, creo que la batalla terminará", añadió, confiada en el resultado.

La pena de muerte sigue gozando de amplio apoyo en Japón. La última encuesta oficial al respecto, impulsada en 2019, refleja que solo un 9 % de la población cree que esta "debería ser abolida", mientras que un 80,8 % considera inevitables ese tipo de condenas. En diciembre pasado, había algo más de 100 condenados a muerte en el archipiélago.

Con AFP y medios locales