Una fiscal italiana pidió el sábado 14 de septiembre a la Justicia que condene al líder ultraderechista y actual vicepresidente del país, Matteo Salvini, a seis años de prisión por su decisión de 2019 de impedir que un grupo de inmigrantes arribaran al país. Salvini, entonces ministro del Interior y que es acusado de secuestro y abuso de poder por este caso, bloqueó un barco de la ONG española Open Arms con 147 inmigrantes a bordo, en el marco de sus políticas contra la migración irregular. La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, expresó su "total solidaridad" con Salvini.

La Fiscalía de la ciudad italiana de Palermo (sur) solicitó este sábado 14 de septiembre imponer seis años de cárcel al ultraderechista Matteo Salvini por haber bloqueado el barco de la ONG Open Arms, con 147 inmigrantes a bordo, en agosto de 2019, cuando era ministro del Interior.

La fiscal Marzia Sabella ixige esa pena con el argumento de que el acusado "era consciente de la ilegitimidad de sus actos" y que "el rechazo consciente" de la nave "lesionó la libertad de 147 personas sin un motivo comprensible".

Salvini, actual vicepresidente del Gobierno de Giorgia Meloni y ministro de Infraestructuras, no acudió al Tribunal de Palermo para el juicio en el que está acusado de los delitos de secuestro y abuso de poder.

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Meloni expresó "total solidaridad" con Salvini y rechazó la acusación.

"Es increíble que un ministro de la República Italiana corra el riesgo de acabar seis años en la cárcel por haber desempeñado su propio trabajo defendiendo los confines de la Nación, como pedía el mandato recibido de los ciudadanos", dijo Meloni en sus redes.

Salvini, acusado de secuestro

Los hechos se remontan a agosto de 2019, cuando Salvini, por entonces ministro del Interior, impidió durante veinte días el desembarco de la nave de salvamento de la organización española Open Arms con 147 inmigrantes a bordo salvados en el Mediterráneo, en el marco de su férrea política de puertos cerrados.

La situación a bordo del barco se tornó crítica, con decenas de inmigrantes esperando bajo el sol, entre estos menores, heridos y personas que "bebían agua del mar" o se tiraban desesperadas por la borda, tal y como recordó la fiscal adjunta, Giorgia Righi.

El 14 de agosto el Tribunal Administrativo del Lacio suspendió la prohibición y el barco pudo entrar en aguas territoriales italianas, acercándose a las costas de la isla italiana de Lampedusa (sur).

Seis días después, el fiscal de Agrigento (sur), Luigi Patronaggio, subió a bordo para comprobar la situación de sus ocupantes y ordenó su desembarco y la confiscación de la nave.

Aquel día por la noche el barco de Open Arms atracó al puerto de Lampedusa para desembarcar finalmente a 83 inmigrantes, pues el resto habían sido evacuados anteriormente por motivos médicos.

De este modo terminó un primer pulso de Salvini con la ONG para después empezar la batalla en los tribunales, cuando en julio de 2020 el Senado votó a favor de permitir el proceso dado que el ministro contaba con inmunidad.

En estos meses Salvini ha alegado que su intención era proteger las fronteras y forzar un reparto de los inmigrantes en Europa y ha asegurado que sus políticas eran "compartidas" por el resto del Gobierno, una coalición entre su movimiento, Liga, y el Movimiento 5 Estrellas, presidida por el entonces primer ministro, Giuseppe Conte.

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La tesis de la acusación

Otro de los fiscales de Palermo, Colagero Ferrara, sostuvo en su intervención que este juicio "no tiene nada de político" sino que solo trata de juzgar "actos administrativos".

Asimismo expuso que desde que Salvini asumió el cargo de titular de Interior, en junio de 2018, las decisiones sobre desembarcos fueron trasladadas directamente a su gabinete: "Era el ministro quien decidía, este es un elemento clave", alegó.

En cualquier caso, apuntó que el respeto por los rescatados en el mar debe estar por encima de todo.

"Según las convenciones internacionales, tampoco los criminales y terroristas, presuntos o reales, pueden ser abandonados en el mar. Deben ser salvados", dijo.

"Hay un principio clave y no discutible: entre los Derechos Humanos y la protección de la soberanía del Estado, en nuestro ordenamiento los primeros deben prevalecer", sostuvo.

Su colega Sabella además vio "legítimamente comprensible" que la Open Arms rechazara el 18 de agosto desplazarse al puerto ofrecido por España, Algeciras (sur), por estar demasiado lejos cuando estaba ya ante Lampedusa, el puerto más cercano para las leyes del mar.

"Una venganza de la izquierda"

El político ultraderechista no acudió a la audiencia de Palermo pero habló del tema en una entrevista en el diario Libero, achacando el juicio a "una venganza de la izquierda".

"Afronto hasta 15 años de cárcel por haber mantenido la palabra dada a los electores. Volvería a hacerlo: la defensa de las fronteras ante los clandestinos no es un delito. Adelante, sin miedo", escribió en sus redes sociales.

Su abogada Giulia Bongiorno, que sí acudió a la vista, tachó de "un poco contradictoria" la postura de la Fiscalía por entrever en ella "una línea política", dijo durante una pausa a los medios.

La letrada, que en el momento de los hechos era ministra para la Administración Pública, pronunciará su alegato final el 18 de octubre y después se espera la sentencia en primer grado.

Mientras, la Liga, uno de los tres partidos de la coalición de Meloni, ha organizado protestas los dos últimos fines de semana de septiembre y una manifestación el 6 d octubre en su feudo, la localidad de Pontida (norte).

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Con EFE y Reuters