Un día después de elogiar el acuerdo de Irán para limitar sus reservas de uranio, el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) aprobó el jueves 21 de noviembre una moción de censura en la que denuncia la falta de transparencia de la República Islámica en sus actividades nucleares. A primera hora de este viernes 22 de noviembre, Teherán respondió a la medida, anunciando la puesta en marcha de centrifugadoras "nuevas y avanzadas".
La junta de gobernadores del organismo de control nuclear de la ONU aprobó una resolución en la que reprendía la escasa cooperación de Irán con la agencia tras horas de acalorados intercambios, según señalaron varios diplomáticos a la agencia de noticias AFP a última hora del jueves 21 de noviembre. Teherán calificó la medida de “políticamente motivada”.
La moción de censura presentada por Reino Unido, Francia, Alemania y Estados Unidos ante el Consejo de Administración del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), compuesto por 35 países, sigue a otra similar presentada en junio.
Sin embargo, se produce en un momento de gran tensión en torno al programa atómico iraní, ya que los críticos temen que Teherán esté intentando desarrollar un arma nuclear, algo que la República Islámica ha negado en repetidas ocasiones.
La resolución, que contó con el voto en contra de China, Rusia y Burkina Faso, fue aprobada por 19 votos a favor, 12 abstenciones y la no participación de Venezuela, según informaron dos diplomáticos.
Antes de la votación del jueves por la noche, Estados Unidos y sus aliados europeos trataron de recabar apoyos para su resolución denunciando a Irán. En su declaración nacional ante el Consejo, Washington afirmó que las actividades nucleares de Teherán son “profundamente preocupantes”.
En una declaración conjunta, Londres, París y Berlín llamaron la atención sobre la “amenaza” que supone el programa nuclear iraní “para la seguridad internacional”, subrayando que en la actualidad dispone de uranio altamente enriquecido suficiente para cuatro armas nucleares.
El embajador iraní ante el OIEA, Mohsen Naziri Asl, calificó la resolución de “políticamente motivada” y citó su “escaso apoyo” en comparación con censuras anteriores.
A primera hora de este viernes 22 de noviembre, Teherán anunció que, en respuesta a la resolución, pondría en marcha centrifugadoras “nuevas y avanzadas”, que permiten el enriquecimiento de uranio.
“El jefe de la Organización de Energía Atómica de Irán emitió una orden para tomar medidas efectivas, incluyendo el lanzamiento de una serie significativa de centrifugadoras nuevas y avanzadas de varios tipos”, subrayó una declaración conjunta emitida por la organización y el Ministerio de Asuntos Exteriores de Irán.
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Diferencias al descubierto
La resolución confidencial vista por AFP afirma que es “esencial y urgente” que Irán “actúe para cumplir sus obligaciones legales”.
El texto también pide a Teherán que dé “explicaciones técnicamente creíbles” sobre la presencia de partículas de uranio encontradas en dos lugares no declarados de la República Islámica.
Además, las potencias occidentales piden que el OIEA emita un “informe exhaustivo” sobre los esfuerzos nucleares de Irán “a más tardar” en la primavera de 2025.
Desde 2021, Teherán ha disminuido significativamente su cooperación con el organismo, desactivando los dispositivos de vigilancia del programa nuclear e impidiendo el acceso a los inspectores de la ONU.
Al mismo tiempo, Irán ha intensificado rápidamente sus actividades nucleares, incluido el aumento de sus reservas de uranio enriquecido.
Una situación que ha aumentado los temores de que Teherán pueda estar intentando desarrollar un arma nuclear, aunque Irán lo niega.
La resolución llega justo cuando el jefe del OIEA, Rafael Grossi, regresó de un viaje a Teherán la semana pasada, en el que parecía haber logrado avances.
Durante la visita, Irán accedió a la exigencia del organismo de la ONU de limitar sus reservas de uranio enriquecido al 60% para la fabricación de armas.
“Se trata de un paso concreto en la dirección correcta”, afirmó Grossi a la prensa el miércoles 20 de noviembre, señalando que era “la primera vez” que Irán se comprometía a ello desde que empezó a incumplir sus obligaciones en virtud del acuerdo nuclear.
El histórico acuerdo de 2015 -que pausó entonces el programa nuclear iraní a cambio de un alivio de las sanciones- se vino abajo tres años después tras la retirada unilateral de Estados Unidos bajo el mandato de Donald Trump.
En represalia, Teherán comenzó a retroceder gradualmente en algunos de sus compromisos al aumentar sus reservas de uranio y enriquecer más allá del 3,67 % de pureza -suficiente para centrales nucleares- permitido por el acuerdo.
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Potencial para “perjudicar los esfuerzos”
Aunque de momento tiene carácter simbólico, la moción de censura pretende aumentar la presión diplomática sobre Irán.
El ministro iraní de Asuntos Exteriores, Abbas Araghchi, declaró que la censura “perturbará” las interacciones con la agencia, pero subrayó que Teherán seguirá dispuesto a cooperar.
Anteriormente, Araghchi había advertido una respuesta “proporcionada” por parte de Irán si el Consejo aprobaba la resolución.
Según Heloise Fayet, investigadora del Instituto Francés de Relaciones Internacionales, la resolución puede “perjudicar los esfuerzos de Rafael Grossi (…) Pero las potencias occidentales están frustradas por la falta de eficacia de sus maniobras diplomáticas y buscan soluciones más firmes”, declaró.
El miércoles, Grossi sostuvo que “no podía excluir” que el compromiso de Irán de poner fin al enriquecimiento pudiera tambalearse “como resultado de nuevos acontecimientos”.
El experto en política exterior, Rahman Ghahremanpour, indicó que Teherán podría tomar represalias ante la nueva censura “aumentando los niveles de enriquecimiento”.
Pero no espera “medidas estratégicas” drásticas, ya que Irán no quiere “agravar las tensiones” antes de que Donald Trump regrese a la Casa Blanca.
Con AFP
Este artículo fue adaptado de su versión original en inglés