El primer ministro francés, Michel Barnier, presentó su hoja de ruta ante la Cámara Baja del Parlamento, la Asamblea Nacional, este martes 1 de octubre. Abordó temas como el déficit, la inmigración y la reforma a las pensiones, sobre la cual llamó a "retomar el diálogo", a la vez que instó a una "cultura del compromiso" para superar la división política en un hemiciclo profundamente fragmentado.

Su discurso ante el Parlamento francés, el primer ministro francés lo inició hablando sobre una de las principales preocupaciones para los franceses: el déficit público. 

Michel Barnier fijó el objetivo de reducir el déficit al 5% del PIB en 2025 y por debajo del 3% en 2029. "El primer remedio para la deuda es la reducción del gasto", afirmó entre aplausos de los diputados de derecha. “Dos tercios de los esfuerzos en 2025 procederán de la reducción del gasto”, indicó.

También, al arranque, abordó el tema de la transición climática y la "deuda ecológica" del país. "Estará en el centro de nuestra acción", dijo. "Creo que podemos hacer mucho. (…) Debemos hacer más para luchar contra el calentamiento global", y apuntó a soluciones como "la economía circular" o la "descarbonización de las fábricas" y estimular las innovaciones. 

Otro tema esperado en su discurso era la reforma pensional que llevó a cabo el presidente Emmanuel Macron y que ha sido profundamente impopular. El tema no tardó en ser abordado por el nuevo mandatario. Dijo que habría que "retomar el diálogo" sobre las pensiones y aseguró que "ciertos límites de la ley", aprobada el 15 de abril de 2023, "pueden corregirse”. 

"Haremos del diálogo y de la cultura del compromiso nuestro modo de gobierno"

En un momento en que la Asamblea Nacional está completamente dividida, Barnier llamó a tender puentes entre partidos. Ningún partido tiene mayoría, ni solo, ni con sus aliados; un resultado de las elecciones anticipadas convocadas por el presidente Emmanuel Macron tras sus malos resultados en las Elecciones Europeas de mayo. 

Barnier aseguró que los ciudadanos no perdonarían que no haya respuestas "veloces a temas urgentes" y en varias ocasiones pidió "escucha, respeto y diálogo" entre los integrantes del Parlamento y del Gobierno. Y dijo que respetarían a todos los partidos en la Asamblea, así el respeto no fuera "recíproco". 

En ese sentido, el mandatario prometió hacer del "diálogo y de la cultura del compromiso" su modo de Gobierno. 

A su vez, marcó diversas líneas rojas para su mandato. Dijo que no habría "tolerancia hacia la violencia contra las mujeres", hacia "el comunitarismo", así como no habría "adaptación a la defensa del laicismo". También dijo que no se cuestionaría "el aborto, el matrimonio para todos ni la ley sobre reproducción asistida". 

 

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