Ambos certámenes entran en su fase final y ya conocen quiénes son los ocho mejores equipos de cada lado del Atlántico. Al margen de los niveles futbolísticos –que fueron objeto de comparaciones constantes–, las mayores diferencias están en lo organizativo. Las condiciones en las que se desarrolla el torneo en Estados Unidos, uno de los anfitriones del Mundial 2026, fueron duramente criticadas por los protagonistas, con un esquema ajeno al fútbol, importado de su homónimo americano.
“Un ambiente de Mundial”, fue un comentario repetido en las primeras semanas de la Eurocopa que se disputa en Alemania. Las calles estuvieron repletas de fanáticos de los 24 países participantes que combinaron el verano europeo con un colorido característico del fútbol, llevando sus rivalidades (futbolísticas, históricas, nacionales, etc.) a cada ciudad.
De la primera semana del torneo continental de Europa, que coincidió con muy buenos niveles deportivos, se resaltaron no solo el ambiente aportado por el público que llenó los estadios, sino también los terrenos de juego, que mantuvieron la costumbre que se ve cada fin de semana a nivel de clubes en ligas como la inglesa o la alemana.
“Hace siete meses que sabemos que vamos a jugar acá y cambiaron el césped hace dos días”, fue la frase que lanzó el entrenador de Argentina, Lionel Scaloni, tras el partido inaugural de la Copa América, donde la ‘Albiceleste’ venció 1-0 a Canadá, apenas seis días después de la largada de la Euro.
“La diferencia es que frente a Arabia Saudita en Qatar jugamos en una cancha decente. Menos mal que ganamos porque si no hubiese parecido una excusa barata. El césped de hoy no está apto para este tipo de jugadores”, amplió la queja.
Las diferentes aristas que comprenden la Copa América no fueron bien gestionadas por la CONMEBOL y Estados Unidos como país organizador, forjando un ensayo fallido de cara a la Copa del Mundo 2026 y al Mundial de Clubes de 2025.
Fútbol, pero no americano
El principal foco de las críticas en la Copa América son los campos de juego. Hay un motivo central que explica las razones de por qué hay tantas falencias: los estadios –y por consiguiente sus terrenos- no son los utilizados por la Major League Soccer (MLS), sino que son los lugares donde se practica la NFL.
Por caso, las medidas no son las adecuadas. Fueron adaptados por la celebración de la Copa América. Al borde de lo aceptado por el reglamento, tienen 100 metros de largo por 64 de ancho, el apenas permitido por la FIFA.
La normativa internacional indica que las áreas no pueden acortarse, por lo que están muy cerca de la línea de cal. Los campos de Qatar 2022 tenían cuatro metros más de ancho, el equivalente a 400 metros cuadrados en toda la cancha. Una diferencia que modifica claramente la forma de jugar.
Las medidas no son el único inconveniente. El mayor –y por el que más críticas hubo por parte de los jugadores- es el material del césped. Los terrenos de fútbol americano se juegan sobre sintético, no natural como en el fútbol tradicional.
Para adaptarlo a la Copa América se instalaron panes de pasto natural sobre el sintético, que quedó a dos metros por debajo. Sin embargo, por cuestiones de cronograma, fueron instalados algunas jornadas antes, cuando lo ideal es hacerlo con alrededor de 90 días de antelación, para que los panes conecten raíces entre sí y se afirmen.
¿Por qué no se utilizaron las instalaciones de la MLS? El periodista argentino Roberto Parrottino analizó en diálogo con France 24 un motivo central: el aforo. "Los estadios de la MLS no tienen la capacidad de 70.000 u 80.000 personas. Entonces pueden ser relegados por la CONMEBOL a la hora de hacer su negocio, que es poner a la venta la mayor cantidad de entradas posibles", apuntó.
“El terreno de juego molesta. La calidad de las canchas que vemos en la Eurocopa son completamente diferentes a las de la Copa América. Además, este año disminuyeron las medidas para dificultarnos todavía más", lanzó el brasileño Vinicius Junior.
Inclusive el capitán de Estados Unidos –y futbolista de la Juventus italiana-, Weston McKennie, apuntó contra el contexto en diálogo con 'The Athletic': “Juegas en un campo de fútbol americano, con césped recién colocado, emparchado y que se rompe a cada paso”.
Los cuidados en las semanas previas tampoco fueron los mejores. Por caso, el estadio Mercedes-Benz de Atlanta, donde jugaron Argentina vs. Canadá, recibió dos conciertos que no permitieron el mejor mantenimiento.
Entradas caras, bajo aforo
Otra de las postales que ha entregado la Copa América fue muy poco ambiente dentro de los estadios, que en varios escenarios quedaron grandes. El caso más grande fue el de Venezuela – Ecuador, al que concurrieron 29.860 personas en uno que tenía capacidad para 68.500.
Apenas tres partidos quedaron en ‘sold out’ total, dos de parte de Argentina, un equipo que cuenta con muchos hinchas de Lionel Messi y no necesariamente de la ‘Albiceleste’: el inaugural con Canadá y con Chile; también el Brasil – Colombia. En tanto otros quedaron abastecidos por la alta presencia de migrantes en el país, como en Colombia – Paraguay y los juegos de México.
La explicación se encuentra en dos aspectos. El primero, más esencial, es que Estados Unidos no es un país de libre acceso para recibir aficionados de todo el continente. A excepción de Canadá y Chile, las demás naciones necesitan tramitar –y pagar- una visa para entrar. Eso sin contar que queda decididamente lejos de países con mucha tradición futbolística como Argentina, Chile y Uruguay.
Por otro lado, el costo de las entradas es alto. Mientras en la Eurocopa un ticket básico oscila entre los 32 y 200 dólares, en la Copa América las más económicas arrancan en 100 dólares. Incluso, en partidos convocantes como Argentina – Chile, los boletos alcanzaron los 500 dólares.
La cultura deportiva estadounidense, de la que es ajena el fútbol, también lleva a que los simpatizantes se vayan antes del primer tiempo a buscar comida o ir a los espacios de esparcimiento en los pasillos del estadio y regresen iniciada la segunda mitad. El entretenimiento antes que el evento.
Parrottino analizó la poca relevancia que tuvo el torneo en los habitantes de Estados Unidos y lo adujo a un asunto cultural: "El fútbol, que no es lo mismo que el soccer y mucho menos que el fútbol americano, no llegó a los estadounidenses. No de las grandes ciudades como Miami, sino dentro del país". "Los intereses de la sociedad estadounidense son los propios y los cercanos", agrega.
La difusión en las ciudades sedes también fue prácticamente nula, sin publicidades sobre el torneo ni los partidos que se juegan. “Es frustrante. Cuando venís a Estados Unidos, juegas en un estadio que puede albergar a 70.000 personas, pero asisten 25.000. No tienes atmósfera”, renegó McKennie.
Al contar con 14 sedes en un certamen con 16 competidores, tampoco se ha nucleado en un solo sitio, dice Parrottino, que describe el torneo como "lejano, respecto a los habituales que se parecen más a Sudamérica y no al show bussines del soccer".
Dificultades para ver la Copa América
La televisación para sintonizar el torneo americano también tuvo su sector de quejas por parte de los hinchas. No solo desde las transmisiones en sí, que dejaron algunas perlas pintorescas: el primer tiempo de Estados Unidos – Uruguay (que se jugó en el Arrowhead Stadium, construido exclusivamente para fútbol americano) se enfocó a una altura impropia del fútbol y despertó una catarata de memes.
Pero las señales que tuvieron los derechos también fueron criticadas por el público. En América Latina, paradójicamente, fue más simple encontrar los partidos de la primera mitad de la Eurocopa que de la Copa América.
Mientras el certamen del Viejo Continente pudo verse por 'ESPN', un canal que cualquier cableoperador posee, los de EE. UU. fueron televisados –con algunas excepciones- en su totalidad por DirecTV, una operadora que no está presente en todos los hogares de la región, despertando quejas de los usuarios.