Sondeos a pie de urna colocan al Sinn Fein, nacionalista de izquierda, como el virtual ganador del voto popular (21,1%), seguido del Fine Gael (21,0) y el Fianna Fail (19,5), que, de cumplirse los pronósticos, podrían repetir coalición en el Gobierno. Los resultados oficiales podrían llegar hasta el 1 de diciembre.

Unos 3,7 millones de irlandeses estaban llamados a las urnas este 29 de noviembre para elegir la nueva composición de su Gobierno, en una competencia reñida entre los tres principales partidos del país, que llegaron virtualmente empatados.

Sin mayores contratiempos en una jornada electoral pacífica, el electorado irlandés hizo valer su derecho democrático, eligiendo a los 174 diputados y diputadas que conformarán el Parlamento nacional por los próximos cuatro años.

La cita electoral comenzó a las 7:00 horas (hora local) en las 43 circunscripciones electorales del país, en donde escogieron entre más de 680 candidatos para los curules nacionales. Los últimos centros electorales cerraron hacia las 22:00 horas y la tasa de participación reportada por medios locales superó el 50% en una gran parte de la isla.

La divulgación de resultados tendrá una complejidad añadida debido a la suprema cercanía de los índices de popularidad para los partidos políticos principales en las vísperas de los comicios irlandeses. Los últimos sondeos previos mostraban un empate técnico entre las tres representaciones políticas más grandes del país: el liberal Fine Gael; el conservador Fianna Fail; y el izquierdista Sinn Féin.

Los primeros sondeos a pie de urna revelados por la cadena de noticias estatal RTE indican que la izquierda del Sinn Féin habría repetido la hazaña del 2020, con el 21,1% de los votos.

Sin embargo, su ventaja sobre las otras dos coaliciones es mínima. El Fine Gael habría obtenido el 21% de los votos, mientras que el Fianna Fail se habría quedado con el 19,5%, según las primeras encuestas a pie de urna.

A pesar de la difusión de los primeros sondeos, los resultados oficiales no se esperan hasta dentro de unos días. Debido a la complejidad en el sistema electoral irlandés, el conteo de papeletas empezará el sábado 30 de noviembre, con los primeros resultados esperados esa misma tarde, aunque los definitivos podrían llegar hasta el domingo.

El actual primer ministro y líder del Fine Gael, Simon Harris, advirtió que se vienen "días fascinantes" con el conteo electoral.

"Compara esto con el sistema británico". El reloj Big Ben da las campanadas a las 10:00 y Sky News dice quién ha ganado. Nuestro sistema es diferente", expresó Harris tras depositar su voto en el condado de Wicklow, al sur de Dublín.

Aunque el Sinn Féin – histórico brazo político del IRA – ganó el voto popular en 2020, no le alcanzó para formar Gobierno ante el bloqueo del Fianna Fail y el Fine Gael, que terminaron acordando una coalición gubernamental encabezada por Harris.

Sin embargo, una reciente pérdida de popularidad del actual primer ministro, sumada a la relativa estabilidad del conservadurismo y una remontada popular de la izquierda, junto a – por primera vez en el país – el auge de partidos nacionalistas de derecha impulsados por discursos xenófobos, sirven un escenario electoral que podría favorecer a cualquiera, aunque también posiblemente obligue a quien se lleve el primer lugar a negociar para formar el nuevo Gobierno.

"Este es el momento en el que la gente puede realmente dar forma al próximo Gobierno, y necesitamos un nuevo Gobierno", dijo Mary Lou McDonald, lideresa del Sinn Fein, que aspira a gobernar Irlanda por primera vez en la historia.

La crisis de vivienda y dudas sobre la inmigración, en el centro de las boletas

Las últimas elecciones generales en Irlanda están marcadas por una dualidad cada vez más común en suelo europeo: una situación económica estable, pero con costos de vida cada vez más altos.

Aunque el Gobierno de coalición del Fine Gael y el Fianna Fail puede presumir de un crecimiento económico relativamente constante, así como tasas de empleo superiores al promedio europeo, la crisis inmobiliaria que azota al viejo continente y afecta los costos de vida de la ciudadanía es el principal enemigo para Dublin. 

Según encuestas citadas por EFE, alrededor del 60% de la población sitúa la escasez de vivienda y los altos costos de vida entre las principales problemáticas sociales dentro de Irlanda.

En los últimos años, Irlanda se ha convertido en uno de los destinos más activos de la migración internacional en el Viejo Continente. Desde trabajadores independientes de grandes empresas tecnológicas que se ven seducidos por las bajas tasas de impuesto a sus ganancias en suelo irlandés, hasta desplazados por la guerra en Ucrania. 

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En solo dos años, alrededor de 120.000 ucranianos han llegado al país, además de casi 30.000 solicitantes de asilo, procedentes en su mayoría del Medio Oriente. Para la parte más conservadora de la isla, con poco más de cinco millones de habitantes, la apertura irlandesa a los flujos migratorios es la responsable por la subida de precios de las viviendas.

Sin embargo, el Gobierno también se lleva gran parte de las críticas, luego de que tras la crisis de la burbuja inmobiliaria de 2008 el Estado descuidara los incentivos a la construcción.

Hace un año, en noviembre de 2023, un ataque con cuchillo contra unos niños afuera de una escuela en Dublín detonó una ola de disturbios violentos en contra de la comunidad migrante en el país, crispando más el ambiente político en Dublín. 

 

Con AP, EFE, Reuters y medios locales