El veterinario de centroderecha Álvaro Delgado se enfrentará este domingo 24 de noviembre en un balotaje ante el profesor izquierdista de Historia Yamandú Orsi por la Presidencia en Uruguay. Delgado, del gobernante Partido Nacional aspira a suceder y dar continuidad en marzo al legado del presidente Luis Lacalle Pou. ¿Cuáles son las cartas del aspirante oficialista?
El uruguayo Álvaro Delgado, un exsenador de 55 años y candidato de la coalición gobernante conservadora a la Presidencia de Uruguay, se enfrentará al favorito de la izquierda, Yamandú Orsi, en la segunda vuelta de las elecciones del domingo 24 de noviembre.
Delgado, que se formó como veterinario y hasta hace poco fue jefe de gabinete del presidente Luis Lacalle Pou, ha instado a los votantes a "reelegir un buen gobierno", buscando capitalizar la popularidad del actual mandatario, quien constitucionalmente no puede postularse a la reelección inmediata.
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"Quiero ser el presidente de las certezas"
Antes de llegar al Ejecutivo con su amigo Lacalle Pou, con quien recorrió el país forjando su proyecto político, Delgado fue inspector general del Trabajo, diputado por Montevideo y senador.
La fuerte imagen de conciliador desde sus años como inspector de Trabajo explica que Lacalle Pou le confiará su legado para construir un segundo piso de su mandato en Uruguay.
Delgado ha hecho gala de sus credenciales como candidato continuista y de estabilidad. Quiere impulsar los objetivos del actual Gobierno en materia de acuerdos de libre comercio, incluso con China, mantener bajos los impuestos y profundizar la lucha contra el crimen organizado.
"Quiero ser el presidente de las certezas y de un Uruguay que avanza. Quiero ser presidente para continuar el rumbo que se inició con nuestro gobierno", afirmó Delgado en su campaña.
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Un amante del campo
Nacido el 11 de marzo de 1969 en Montevideo, hijo del contador Omar Delgado y la química Celeste Ceretta, Álvaro Luis Delgado Ceretta, fue educado en colegios católicos y vivió entre los barrios capitalinos de Pocitos y Reducto, pero tuvo desde su infancia una fuerte conexión con el campo.
Dice que es más feliz en el campo que en la playa y ama andar a caballo.
Fue a través de su familia materna, oriunda del norteño departamento (provincia) de Paysandú, que se vinculó con un medio rural que, cuenta en entrevistas, hasta hoy disfruta.
“Me gusta la ruralidad, que es un concepto más amplio que el campo”, afirma. Su abuela le regaló como primera mascota un caballo; animal al que considera “muy inteligente” y con “mucha sensibilidad”.
De veterinario a político
A la política en el Partido Nacional (PN) ingresó tras haber trabajado como productor rural y asesor veterinario en establecimientos agropecuarios. Un test vocacional le mostró inclinación por el Derecho, pero optó por el campo, que tanto le gustaba, y se recibió de veterinario en 1995 tras haber sido también gremialista universitario.
Le gusta recordar cómo la “efervescencia” arrastrada desde el acto de 1983, donde, aún en dictadura, miles exigieron el retorno democrático, lo motivó a ir, con 15 años, a ver el 30 de noviembre de 1984 al líder del PN Wilson Ferreira Aldunate tras su liberación después de que el régimen lo apresó a su regreso del exilio.
“Tenía algo adentro que hizo que me picara mucho”, reflexiona quien, sin venir de una familia politizada o nacionalista, dice que aquel discurso que escuchó cerca del escenario lo “marcó para siempre”.
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Compañeros de ruta
Tras la derrota de Luis Alberto Lacalle Herrera, padre de Luis Lacalle Pou, ante el frenteamplista Tabaré Vázquez en 2005, asumió como diputado y hacia un 2009 de elecciones ya se había unido al hijo del expresidente para crear el sector Aire Fresco.
Así emprendieron un camino en el que serían compañeros de ruta: compartieron sesiones como diputados hasta 2015 y como senadores hasta 2019: el decisivo año electoral en que el PN encabezó la coalición con la que Lacalle Pou resultó presidente.
Pero, a pocos días de soltar amarras, en marzo de 2020, un golpe inesperado sacudió el Gobierno: la pandemia de Covid-19. Designado como secretario de la Presidencia, aquel inspector que timoneó en la crisis de 2002 dio un paso al frente como segundo al mando.
En cada conferencia convocada por el mandatario para anunciar medidas o tranquilizar a un pueblo al que no se confinó apostando a la “libertad responsable”, el secretario, que, según compañeros, reconvirtió ese cargo con su impronta, explicaba los pasos a seguir.
Así, se perfiló más como claro sucesor de ese amigo cuatro años menor que, sin reelección, antes de una posible nueva candidatura en 2029, apoya su proyecto de construir “un segundo piso de transformaciones” sobre su mandato.
Delgado se casó en 1997 con Leticia Lateulade y tiene tres hijos de 25, 23 y 21 años.
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Con AFP, EFE y Reuters