Rusia ha estado vetada durante más de 10 años del atletismo y condicionada en el resto de los deportes desde Tokio 2020, primero por el llamado “dopaje de estado” y luego por las sanciones tras la invasión a Ucrania. Ahora podría encontrar un camino para volver a las canchas, justo a tiempo para los Juegos Olímpicos de Invierno de Milán-Cortina d’Ampezzo 2026.

Al menos esas son las señales que comienzan a percibirse. Desde la posición de candidatos a la presidencia del Comité Olímpico Internacional hasta federaciones específicas, pasando por los esfuerzos del Kremlin por promover el apoyo institucional que haga viable ese retorno, muchos elementos apuntan a una flexibilización de la política en torno a Rusia y Belarús.

Rusia no compite bajo una figura de representación nacional desde los Juegos de Río 2016. A la justa de invierno de Pyeongchang 2018, su delegación acudió bajo la designación de Atletas Olímpicos de Rusia (OAR, por las siglas en la nomenclatura olímpica), y en Tokio 2020 y Beijing 2022, participaron bajo la bandera del Comité Olímpico Ruso (ROC), afectados por las sanciones por el dopaje de Estado, un esquema de uso de sustancias prohibidas patrocinado desde el Gobierno.

En París 2024, Rusia y Belarús tuvieron que conformarse con una representación mínima, bajo la modalidad de Atletas Neutrales Independientes, una fórmula mediante la cual se mantenía vigente el veto por la guerra en Ucrania, pero se autorizaba a aquellos deportistas que no tuvieran vínculos militares ni que hubieran mostrado su apoyo a la invasión.

El Comité Olímpico Ruso estaba suspendido por violar la Carta Olímpica, al incluir como miembros a los consejos olímpicos de las regiones ucranianas anexionadas unilateralmente durante la guerra (Jersón, Lugansk, Donetsk y Zaporizhia), de modo que los atletas no compitieron bajo colores o bandera propios, no desfilaron en la ceremonia inaugural y no pudieron tener selecciones de deportes de conjunto.

Apenas 15 atletas rusos y 17 bielorrusos, fueron autorizados para competir como neutrales en el escenario olímpico, con una sola medalla, la plata de Mirra Andreeva y Diana Schneider en el torneo de dobles femenino del tenis.

En el escenario paralímpico la situación fue distinta. Más restrictivo en el pasado, cuando lo que estaba bajo escrutinio era el dopaje, el Comité Paralímpico Internacional fue mucho más abierto en París 2024.

Fueron avalados 88 rusos y ocho bielorrusos, entre ellos el nadador paralímpico más exitoso de todos los tiempos, Ihar Boki, ganador de 21 oros en cuatro justas.

Señales alentadoras y obstáculos por superar

En enero, la World Aquatics, la entidad que rige los deportes acuáticos a nivel mundial, autorizó la participación como atletas neutrales de 110 competidores rusos en eventos internacionales, cuatro veces más de los 27 que fueron avalados para el Mundial de Piscina Corta de Budapest en diciembre pasado, y una cifra inusitadamente alta en una dinámica muy selectiva.

A principios de febrero, el COI otorgó su reconocimiento al reelegido presidente del Comité Olímpico de Belarús, Viktor Lukashenko (hijo del mandatario Alexander Lukashenko) y restauró el acceso de esta entidad al programa de Solidaridad Olímpica, que asigna fondos para el financiamiento de proyectos de desarrollo deportivo.

La decisión fue celebrada por la entidad bielorrusa, que aseguró que la misma se enmarcaba dentro de la “dinámica positiva de interacción y normalización de las relaciones con el COI”.

La World Athletics también levantó su largo veto a Rusia por el dopaje de estado, pero la medida no pudo hacerse efectiva por las sanciones derivadas de la invasión a Ucrania.

Otros deportes, como judo y esgrima, ya habían abierto sus puertas de nuevo a los rusos, que compiten regularmente en sus eventos, y la Asociación Internacional de Boxeo (IBA), no reconocida por el COI, admitió la participación plena, con bandera, himno y aparición en el medallero, en los últimos mundiales.

La Agencia Mundial Antidopaje (AMA) sigue siendo escéptica en torno a las prácticas rusas para mantener al deporte a salvo del uso de sustancias prohibidas, pero lo cierto es que el país ya ha comenzado a pagar de nuevo su cuota anual a la entidad, y la Agencia Antidopaje Rusa (RUSADA) se somete a estrictos monitoreos por parte de la AMA.

Posiciones diversas entre los candidatos a presidir el COI

La política en torno a rusos y bielorrusos podría cambiar en marzo próximo, cuando se elija a un nuevo presidente para el COI. Siete candidatos se disputarán la silla de Thomas Bach, y varios de ellos han expresado posiciones favorables a reconsiderar las sanciones contra Rusia.

“Históricamente, los rusos siempre han sido una nación deportiva, y el papel y la misión del COI es unir a la gente de una manera más pacífica a través del deporte. Se tomará una decisión a su debido tiempo, pero un país no está destinado a ser excluido permanentemente de movimiento olímpico, eso está claro”

El máximo favorito a suceder a Bach, el presidente de World Athletics, Sebastian Coe, está completamente en contra de la reincorporación, y en 2023 aseguró que su deporte “no estará del lado equivocado de la historia”.

Por su parte, David Lappartient, presidente de la Unión Ciclista Internacional (UCI) y del Comité Olímpico Francés, es partidario de acabar con el aislamiento deportivo de Rusia.

“Históricamente, los rusos siempre han sido una nación deportiva, y el papel y la misión del COI es unir a la gente de una manera más pacífica a través del deporte. Se tomará una decisión a su debido tiempo, pero un país no está destinado a ser excluido permanentemente de movimiento olímpico, eso está claro”, afirmó Lappartient en una entrevista con la agencia de noticias AFP.

La UCI fue una de las primeras federaciones internacionales en acogerse a la flexibilización del veto por parte del COI en 2023, permitiendo a estos atletas competir como neutrales, como ya lo hacía el tenis.

Morinare Watanabe, presidente de una de las federaciones más lesionadas por la ausencia de los rusos, la gimnasia, se ha fijado como meta “crear un mundo en el que los atletas de todos los países y regiones puedan participar en los Juegos Olímpicos, incluso en tiempos de guerra”, y ha defendido que el deporte debe mantenerse “independiente de la política”.

El príncipe jordano Feisal bin Al Hussein, otro de los candidatos, aseguró al ser que está a favor de “buscar un mecanismo” que integre a los rusos, sin dejar de defender la Carta Olímpica.

Johan Eliasch, presidente de la Federación Internacional de Esquí (FIS), cree que el programa de Atletas Neutrales Independientes debe ser extendido a todas las federaciones de cara a los Juegos de Invierno, y eso, obviamente, incluye a los deportes de conjunto, que en este momento no disfrutan de la política de flexibilización.

Protagonismo ruso sobre la nieve

La presencia de los rusos es un tema particularmente sensible en los Juegos de Invierno, porque este país ha sido animador permanente de la justa.

Desde Lillehammer 94, cuando comenzaron a competir por Rusia y no bajo el paraguas de la entonces extinta Unión Soviética, los patinadores de ese país han ganado 26 medallas, 14 de ellas de oro, más que grandes rivales como Estados Unidos o Canadá, y eso sin incluir las preseas con las denominaciones de OAR y ROC.

En el hockey sobre hielo, las variantes rusas (Unión Soviética, Equipo Olímpico Unificado en Albertville ’92, OAR o ROC) han estado presentes en 14 de los 18 podios masculinos, desde su debut en Cortina D’Ampezzo ’56).

Además, tres de los mejores porteros de la NHL (Igor Shesterkin de los Rangers de Nueva York, Andrei Vasilevskiy del Lightning de Tampa Bay e Ilya Sorokin de los Islanders de Nueva York), son rusos, así como Nikita Kucherov, extremo de Tampa Bay, considerado el mejor jugador del mundo, y Alexander Ovechkin de los Washington Capitals, el segundo máximo anotador histórico de la NHL, superado solo por el mítico Wayne Gretzky.

“La IIHF eventualmente tendrá que permitir que Rusia participe en torneos internacionales. Sin Rusia, el nivel del Campeonato del Mundo ha disminuido significativamente"

Prescindir de los rusos en los Juegos de Invierno podría estar siendo evaluado como un mal mayor que el que se busca atacar con las sanciones.

Por eso ya la Unión Internacional de Patinaje pidió a Rusia una lista de atletas a ser considerados para competir como neutrales.

La Federación Internacional de Hockey sobre Hielo (IIHF) mantiene el veto tanto a rusos como a bielorrusos por “razones de seguridad”, pero las presiones son cada vez mayores para que la medida sea revisada, ahora que por primera vez desde Sochi 2014, los Juegos de Invierno estarán abiertos a jugadores de la NHL.

“La IIHF eventualmente tendrá que permitir que Rusia participe en torneos internacionales. Sin Rusia, el nivel del Campeonato del Mundo ha disminuido significativamente”, afirmó Pavel Bure, leyenda de este deporte y representante especial para asuntos internacionales de la Federación Rusa, una vez que se conoció la decisión de la IIHF.

Cambio de postura por parte de Rusia

Las condiciones de participación como atletas neutrales fueron inicialmente consideradas como inaceptables por el Ministerio del Deporte y el Comité Olímpico Ruso.

Eso llevó a que cuatro judocas y el medallista de bronce en el Mundial de Lucha de Belgrado 2023, Shamil Mamedov, rechazaran las invitaciones sin bandera a París 2024, y varias federaciones prohibieran a sus deportes aceptar la neutralidad.

Ahora la posición rusa parece haber cambiado. El recién electo presidente del COR, Mijaíl Degtaryev, que también es ministro de Deportes, ha dejado claro que Rusia ya no se niega a asistir como neutral, y el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, aseguró el 6 de febrero, en declaraciones a la agencia oficial TASS, que el gobierno se esforzará en conseguir que el país participe en la justa italiana.