El Parlamento escocés confirmó el martes que Humza Yousaf sustituirá a Nicola Sturgeon como primer ministro principal, el más joven del país y el primer líder musulmán de un gobierno en Europa occidental.

Yousaf, de 37 años, ganó el lunes por un estrecho margen la batalla por el liderazgo del Partido Nacional Escocés (SNP) y se hizo con el puesto, prometiendo rejuvenecer el estancado proceso de independencia de Escocia.

En la votación celebrada a primera hora de la tarde del martes, Yousaf obtuvo el apoyo de la mayoría de los legisladores para convertirse en el nuevo primer ministro, y jurará su cargo formalmente en una ceremonia que tendrá lugar el miércoles.

Antes de la votación de confirmación, Yousaf reconoció que tenía "unos zapatos muy grandes que llenar" para suceder a Sturgeon, pero prometió "seguir garantizando que Escocia sea una voz positiva y progresista en la escena mundial".

"También defenderé enérgicamente la independencia", añadió después, prometiendo mientras tanto "hacer el mejor uso posible de los poderes de este Parlamento".

Yousaf había prometido el lunes ser "la generación que consiga la independencia para Escocia", y dijo que volvería a pedir sin demora a Londres que permitiera otra votación.

Pero al felicitar a Yousaf por su elección, el Secretario para Escocia del Gobierno británico, Alister Jack, dijo que espera que el nuevo líder del SNP "deje a un lado su obsesión por la independencia".

El primer ministro, Rishi Sunak, se hizo eco de este sentimiento y declaró ante un grupo de parlamentarios en Londres: "lo que la gente de Escocia quiere es ver que los gobiernos trabajan juntos para ofrecerles resultados".

Acogida

En las horas previas a la votación, Sturgeon envió su carta formal de dimisión al rey Carlos III y abandonó por última vez la residencia oficial del primer ministro en Edimburgo.

Más tarde tuiteó que le deseaba a su viejo aliado Yousaf "mucho éxito y que le apoyaría en cada paso del camino".

Jurará su cargo el miércoles, tras la aprobación formal del rey, a quien quiere desbancar en favor de un jefe de Estado electo para Escocia.

Los líderes del SNP se enorgullecieron de que Escocia se convirtiera en la primera democracia de Europa occidental en nombrar líder a un musulmán.

"Creo que lo que dice del Reino Unido es que somos un grupo de naciones acogedoras, y Escocia en particular", declaró Stephen Flynn, líder del partido en el Parlamento británico.

En contraste con el gobierno conservador del Primer Ministro británico, Rishi Sunak, que pretende "ilegalizar a los solicitantes de asilo" mediante una nueva legislación para hacer frente a los barcos cargados de inmigrantes que cruzan el Canal de la Mancha.

El cambio sísmico en la política escocesa se produce después de que Sturgeon anunciara por sorpresa su dimisión el mes pasado tras más de ocho años al frente del Gobierno.

Se produjo tras un periodo tormentoso para su gobierno, en el que el apoyo a la independencia ha disminuido.

Encuestas recientes muestran que alrededor del 45% de los escoceses apoyan la salida de Escocia del Reino Unido, la misma cifra registrada en el referéndum de 2014 que Londres insiste en que zanjó el asunto para una generación.

Críticas

Yousaf, que fue ministro de Sanidad en el último gabinete de Sturgeon, se impuso por un estrecho margen en la contienda del SNP con el 52% de los votos preferenciales de los afiliados.

Recibió críticas por su historial en varias funciones en el Gobierno.

Ahora se enfrenta a un reto mayor para ganarse al electorado escocés en general, con unas elecciones generales en el Reino Unido previstas para dentro de 18 meses.

Una encuesta de Ipsos realizada poco antes de que fuera anunciado como líder del SNP mostraba que la mitad de los escoceses cree que el país va en la dirección equivocada, mientras que sólo una cuarta parte piensa que va en la dirección correcta.

A pesar de haber ganado varias elecciones bajo el mandato de Sturgeon, el SNP también se enfrenta a amargas divisiones tras la batalla a tres bandas por el liderazgo.

Los últimos meses de Sturgeon en el poder se vieron ensombrecidos por la reacción contra una nueva ley escocesa que permitía a los mayores de 16 años cambiar de sexo sin un diagnóstico médico.

En pleno debate, el gobierno británico recurrió a un veto sin precedentes para bloquear la ley.

El Tribunal Supremo del Reino Unido dictaminó también el año pasado que el gobierno de Sturgeon no podía celebrar un nuevo referéndum sobre la independencia de Escocia sin la aprobación de Londres.

Estos dos reveses suscitaron críticas poco frecuentes a su liderazgo y sus tácticas.

*Con AFP; adaptado de su original en inglés