El Legislativo abandonó el viernes el proyecto de ley sobre agentes extranjeros tras las multitudinarias protestas que suscitó su aprobación en primera lectura el pasado martes. Esta ley había desencadenado una crisis política y amenazaba con perjudicar el intento del país de estrechar lazos con Europa.

Los diputados georgianos votaron en contra del proyecto de ley sobre agentes extranjeros en segunda lectura el viernes. Una votación que acontece después de que el jueves el partido gobernante Georgian Dream, que domina el Parlamento, retirara su apoyo al proyecto tras tres noches de protestas en la capital, Tiflis.

El proyecto había sido denunciado por la oposición como un instrumento que podría utilizarse para reprimir la disidencia y recortar las libertades de los medios de comunicación, al igual que lo hace Rusia con una ley similar.

Sin embargo, el reglamento del Legislativo señala que un proyecto de ley que ha sido aprobado en primera lectura no puede ser retirado y debe continuar su tramitación hasta su rechazo o su aprobación.

Por ello, menos de un día después de que el Gobierno dijera que lo retiraría, el proyecto fue sometido a votación en el Parlamento, el órgano legislativo unicameral de Georgia. Los legisladores votaron 35-1 en contra del proyecto en una sesión que duró sólo cuatro minutos y en la que no hubo debate.

¿En qué consistía la ley de agentes extranjeros?

El proyecto de ley había sido aprobado en primera lectura a principios de semana, después de que los legisladores se pelearan en la cámara por los planes, pero decenas de miles de manifestantes salieron entonces a las calles de Tiflis.

La ley propuesta habría exigido que los medios de comunicación y las organizaciones no gubernamentales que recibieran más del 20% de su financiación de fuentes extranjeras se registraran en el Ministerio de Justicia de Georgia como "agentes de influencia extranjera".

Los opositores afirmaron que el plan era antidemocrático y empujaba al país en una dirección cada vez más autoritaria. Argumentaron que, de promulgarse, la ley podría obstaculizar las aspiraciones de Georgia de ingresar algún día en la OTAN y la Unión Europea.

También afirmaron que seguía el modelo de una ley rusa de 2012 que Rusia ha utilizado ampliamente para reprimir a la sociedad civil y a los medios de comunicación independientes; una afirmación negada por Georgian Dream.

Los autores del proyecto de ley justificaron que se inspiraba en la Ley estadounidense de Registro de Agentes Extranjeros de 1938, aunque Washington rechazó esa comparación. La ley estadounidense, promulgada hace 80 años para denunciar la propaganda nazi, obliga a las personas a revelar cuándo ejercen presión en Estados Unidos en nombre de gobiernos o entidades políticas extranjeras.

Una cuestión defendida por Georgian Dream

El plan ha avivado las críticas internas contra el Gobierno por considerarlo demasiado cercano a Moscú, en contraste con la opinión pública georgiana, ferozmente antirrusa. Preguntado por las similitudes con su propia legislación sobre "agentes extranjeros", el Kremlin dijo que no había participado en el proyecto de ley georgiano y rechazó las sugerencias de que estuviera inspirado en Rusia.

No obstante, el viernes, funcionarios del Gobierno siguieron defendiendo el proyecto de ley, incluso después de dejar que fuera derrotado en el Parlamento. El presidente de Georgian Dream, Irakli Kobakhidze, afirmó que las propuestas aumentarían la transparencia, desenmascararían a los críticos con la poderosa Iglesia ortodoxa georgiana y a fuerzas extranjeras que, según él, ayudan a grupos "a impulsar la propaganda LGBT" y critican el sistema electoral de Georgia.

Tras la votación del viernes, Kobakhidze declaró también que el debate público en torno al proyecto de ley había aumentado la concienciación sobre la financiación extranjera de grupos en Georgia. No estaba claro si el Gobierno podría intentar reactivar la legislación en el futuro.

Georgian Dream había indicado en una declaración el jueves que seguía estando a favor de las propuestas, y los analistas afirmaron que era poco probable que la cuestión desapareciera antes de las elecciones previstas para el próximo año.

Las protestas y los enfrentamientos de los pasados martes y miércoles entre manifestantes y efectivos de la policía antidisturbios, que empleó cañones de agua y gases lacrimógenos, se saldaron con más de 130 detenidos y 60 agentes de la fuerza pública heridos.

Con Reuters, AP y EFE