La cumbre de la APEC, que se inauguró en Perú, fue la ocasión para que el presidente chino, Xi Jinping, estrenara en Chancay el primer megapuerto controlado por China en América Latina. El programa simboliza el creciente interés de Beijing por la región.
"De Chancay a Shanghái". Este eslogan se ha hecho muy popular en los círculos económicos chinos, como aseguró el presidente chino Xi Jinping a su homóloga peruana Dina Boluarte el pasado mes de junio.
Cuatro meses después, el hombre fuerte de Beijing inauguró de forma virtual, desde el palacio presidencial de Lima, el megapuerto de Chancay, que pertenece en un 60% al armador chino Cosco.
La visita de Xi Jinping a Perú se realiza a bombo y platillo en el marco de la cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC).
La inauguración oficial del puerto de Chancay, en construcción desde 2019, era uno de los platos fuertes de esta cumbre, que reúne a los líderes de los 21 principales países de la zona del Pacífico, entre ellos Joe Biden, presidente saliente de Estados Unidos.
El presidente estadounidense y Xi Jinping también han programado una reunión para el sábado 16 de noviembre al margen de la cumbre.
Puerta de entrada a América Latina
"Todos los medios de comunicación chinos están encantados con esta inauguración, que consideran un símbolo de la importancia de los países latinoamericanos para China", señala Marc Lanteigne, especialista en China de la Universidad Ártica de Noruega.
"Se trata simbólicamente de uno de los mayores proyectos de infraestructuras financiados por China en la región", confirma Rhys Jenkins, especialista en inversiones chinas en países en desarrollo de la Universidad de East Anglia (Norwich, Inglaterra).
El puerto de Chancay –el primer puerto comercial controlado por China en América Latina– ha transformado una comunidad costera de unos 60.000 habitantes en una gigantesca zona comercial y logística que se espera desempeñe un papel económico y estratégico de primer orden en el Pacífico.
Antes de que se iniciaran las obras, "el precio del metro cuadrado en la zona de Chancay era en promedio de dos dólares, y ahora es de 35 dólares", explicó Juan Álvarez Andrade, alcalde del distrito de Chancay, entrevistado por el diario hongkonés 'South China Morning Post'.
Será el eje central del comercio con América Latina
Este gigantesco proyecto –que ya ha costado 1.300 millones de dólares de una factura total prevista de 3.500 millones de dólares una vez que el puerto esté totalmente terminado dentro de unos años– cubrirá unas 140 hectáreas de terreno y el puerto podrá acoger a los mayores transportistas del mundo.
"Será el eje central del comercio con América Latina", afirma Wolfgang Muno, especialista en política comparada y América Latina de la Universidad de Rostock (Alemania).
"Su principal objetivo es reducir el tiempo que se tarda en llegar de China a Perú", añade Ana Soliz de Stange, especialista en las relaciones de los países latinoamericanos con China y Estados Unidos en la Universidad Helmut Schmidt de Hamburgo.
Hasta ahora, se tardaba más de 30 días en transportar mercancías a Perú, que siempre ha sido una de las principales puertas de entrada a Suramérica. La promesa del puerto de Chancay es reducir este tiempo de viaje en unos 10 días.
"También significa que los buques chinos no tendrán que hacer una escala intermedia en un puerto norteamericano o en México cuando crucen el Pacífico para llegar a esta región", añade Marc Lanteigne.
Disponer de un puerto controlado por Beijing en el patio trasero de Estados Unidos podría resultar vital para el comercio chino si, por ejemplo, la flota dejara de ser bienvenida al norte del Río Grande en caso de que aumentaran las tensiones chino-estadounidenses.
"Tan importante como África"
La toma de posesión de Xi Jinping es también una oportunidad para demostrar a los países de la región "la capacidad y la voluntad de China de invertir en grandes proyectos de infraestructuras en América Latina", afirma Ana Soliz de Stange. Se trata de un mensaje esencial, dada la importancia de esta parte del mundo para Beijing.
El comercio entre China y los países de la región se ha multiplicado por 35 desde el año 2000, y se espera que alcance los 500.000 millones de dólares en 2022, según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe de la ONU.
"A menudo se habla de los intereses de China en África, pero América Latina ha adquirido al menos la misma importancia", afirma Wolfgang Muno.
Xi Jinping no ha dejado de aumentar su número de viajes a la tierra prometida de América Latina. El presidente chino ha visitado un país de la región en 11 ocasiones, lo que supone "más que sus homólogos estadounidenses Barack Obama, Donald Trump y Joe Biden juntos", señalan Álvaro Méndez y Gaspard Estrada, dos expertos en la región, en una nota de análisis escrita para Sciences Po Paris en 2023.
Más que una reserva de recursos
Históricamente, los chinos se interesaban sobre todo por los recursos naturales, ya fuera el petróleo venezolano, los productos agrícolas como la soja de Brasil y Argentina, o las minas de cobre de Perú. Con los años, las necesidades han cambiado.
El "triángulo de oro" del litio -Argentina, Chile y Bolivia- atrae ahora especialmente la atención de China. Este mineral se ha convertido en fundamental para la industria de las baterías de los coches eléctricos.
"China es el mayor exportador mundial de litio refinado, y para mantener esta posición, el país necesita garantizar su abastecimiento de materias primas, lo que significa América Latina", explica Günther Maihold, especialista en América Latina de la Universidad Libre de Berlín.
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Pero "reducir toda esta región a una reserva de recursos para China ha sido siempre un error de análisis", opina Ana Soliz de Stange. Algunos de los acuerdos bilaterales firmados a lo largo de los años prevén "la colaboración estratégica en el seno de instituciones internacionales (como la ONU) o incluso cláusulas de asociación tecnológica", añade esta experta.
Comercialmente, también es una salida para los productos chinos. "Es especialmente importante en un momento en el que se habla mucho del exceso de producción china y de la necesidad de encontrar nuevos mercados para estos productos (en relación con las necesidades del mercado nacional)", subraya Rhys Jenkins.
En este sentido, el puerto de Chancay puede desempeñar un papel importante: al reducir el tiempo de transporte, también permite abaratar costes y, por tanto, vender a menor precio todo lo que sea «made in China».
El lado oscuro del interés chino
Este megaproyecto ilustra también el lado más oscuro del interés chino por esta región. "Todas las casas cercanas a la obra tienen grietas", se quejaba un residente local a France 24. El proyecto también ha puesto patas arriba la industria pesquera, que sustenta a gran parte de la población de Chancay.
De manera más general, en la región "se han producido varios escándalos relacionados con inversiones chinas, como la presa de Ecuador", señala Marc Lanteigne.
La gigantesca presa hidroeléctrica de Coca Codo Sinclair, construida por China e inaugurada en 2016, debía generar electricidad barata para todo el país… Al final, nunca funcionó correctamente, y solo China salió ganando gracias al petróleo barato que Ecuador tuvo que venderle para pagar las deudas contraídas.
Prueba de los malos recuerdos que puede dejar el paso chino, "las poblaciones de los países que han recibido ayuda china tienen en general una peor opinión de China", señalan los autores de un informe sobre el papel de China en América Latina publicado por la Universidad de Birmingham en 2023.
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En Chile, por ejemplo, a algunos les preocupa que el país dependa demasiado de China: el 38% de todas las exportaciones chilenas van a China.
Pero, ¿es eso suficiente para alejarse de China? ¿Y para volverse hacia qué otra potencia? "Estados Unidos sigue teniendo muy mala prensa en muchos países", señala Wolfgang Muno. Incluso países como Colombia, que sigue siendo políticamente cercano a Estados Unidos, no cierra las puertas a la inversión china. Esto se debe en parte a que "durante el primer mandato de Donald Trump [2016-2020], América Latina estuvo completamente ausente de la agenda presidencial, lo que permitió a Beijing ganar influencia", señala Marc Lanteigne.
Eso podría cambiar con el regreso de Donald Trump. "Sobre todo si Marco Rubio se convierte en secretario de Estado. Es un especialista en la región", apunta Wolfgang Muno. Por eso, según Günther Maihold, China "probablemente mantendrá un perfil bajo en América Latina en un futuro previsible".
El objetivo es seguir velando por sus propios intereses, sin empujar al futuro presidente Donald Trump a abandonar su aislacionismo y poner sus miras en contrarrestar a China en el subcontinente latinoamericano.
Este artículo fue adaptado de su original en francés