El presidente de Chile, Gabriel Boric, hizo historia al convertirse en el primer mandatario latinoamericano en llegar al Polo Sur, como parte de la Operación Estrella Polar III. En medio de la disputa por la soberanía en la Antártida, donde siete países reclaman sectores del continente, ¿qué hay detrás de la misión? ¿en qué quedan las reclamaciones territoriales?
El presidente de Chile, Gabriel Boric, marcó un hito el pasado 3 de enero al convertirse en el primer mandatario latinoamericano en visitar el Polo Sur en el continente antártico.
La misión, denominada ‘Operación Estrella Polar III’, fue liderada por la Fuerza Aérea de Chile, en coordinación con las comandancias de las demás ramas de las Fuerzas Armadas.
El Gobierno chileno describió la misión como “un hito histórico”. La comitiva permaneció aproximadamente dos horas en la base estadounidense Amundsen-Scott, ubicada en el Polo Sur, donde participó en una visita guiada por las instalaciones.
Además, se habilitó un espacio para que el equipo de científicos del Instituto Antártico Chileno (INACH) realizara actividades de investigación con el apoyo del personal de la estación.
“Esto es muy relevante para Chile en el sentido del ejercicio de la soberanía en la Antártica. Chile es uno de los siete países que reclama soberanía sobre la Antártica y uno de los doce firmantes originales del Tratado Antártico”, declaró el mandatario chileno, durante su viaje al Polo Sur.
Y agregó que “Chile es la principal puerta de entrada del mundo a la Antártica, que es y seguirá siendo un continente de ciencia y de paz”.
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Lo histórico de la misión
Previo al arribo de Gabriel Boric al Polo Sur, únicamente dos mandatarios habían alcanzado este punto: los primeros ministros de Nueva Zelanda en 2007 y de Noruega en 2011.
En contraste, en enero de 2024, el presidente argentino, Javier Milei, llevó a cabo una visita a la Antártida, recorriendo dos de las 13 bases operativas que su país mantiene en la región. Sin embargo, el mandatario argentino no llegó al Polo Sur.
El hito del mandatario chileno se suma a las anteriores misiones chilenas al Polo Sur, como las Operaciones Estrella Polar I (en noviembre de 1984) y II (en enero de 1995), lideradas por la Fuerza Aérea de Chile.
Juan Eduardo Mendoza, doctor en Estudios Americanos y académico de la Universidad de Concepción, indica a France 24 que la presencia de Boric refuerza la soberanía chilena en la Antártida profunda, una zona poco explorada.
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Disputa por la soberanía en el continente blanco
Chile, que reclama soberanía sobre una extensa porción del continente blanco, busca con este acto consolidar su rol como uno de los principales actores en la gobernanza de este territorio clave.
Mendoza señala que la visita de Boric al Polo Sur envía un mensaje claro: “Chile tiene una política constante (…) y por eso es una política de Estado en el tema Antártico”.
Además, el académico subraya que esta acción busca involucrar a la ciudadanía y fomentar una mayor conciencia sobre la relevancia de la Antártida para los intereses nacionales.
La Antártida es el cuarto continente más extenso del planeta. Con 14 millones de kilómetros cuadrados, es uno de los territorios más disputados a nivel global. Su inmenso territorio, cubierto casi en su totalidad por hielo, despierta el interés de siete naciones que buscan establecer reclamos de soberanía.
Entre los países que reclaman territorios en la Antártida figuran Argentina, Australia, Chile, Nueva Zelanda, Francia, Noruega y Reino Unido, que buscan consolidar su soberanía sobre partes del continente helado.
Actualmente, 35 países operan bases permanentes en la región, incluyendo potencias globales como Alemania, Brasil, Estados Unidos, China y Rusia.
Argentina fue la primera en establecer una base permanente. En 1904, inauguró la Base Orcadas, que continúa funcionando como la estación científica antártica más antigua.
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María Jesús Maibe, abogada y académica de la Universidad de Chile e investigadora sobre temas antárticos del Instituto Milenio BASE, destaca la importancia de la cooperación por encima de las tensiones geopolíticas.
“Chile siempre ha defendido sus derechos soberanos sobre su territorio chileno antártico. Esto no es extraño, considerando que el Tratado Antártico lo garantiza, pues como muchas personas creen, no niega los derechos soberanos que hasta antes de 1959 reclamaban un número reducido de países, sino más bien suspende todas las controversias o disputas que se puedan generar producto de esos derechos”, explica la experta a France 24.
Maibe enfatiza que, pese a las diferencias, Chile y Argentina son las principales potencias antárticas de la región y tienen mucho que ganar trabajando juntos en áreas como operaciones logísticas y toma de decisiones.
Chile también cuenta con ventajas estratégicas únicas para operar en la Antártida. Juan Eduardo Mendoza señala que la proximidad geográfica y la sólida infraestructura logística, incluyendo el rompehielos Almirante Óscar Viel, son activos fundamentales.
“Chile dispone de una situación privilegiada geográficamente, en la cual se puede viajar en pocas horas en vuelo Hércules y estar en territorio antártico”, agrega.
Al mismo tiempo, Mendoza también destaca la cooperación entre Chile y Argentina en la región, ejemplificada por iniciativas como la patrulla combinada chileno-argentina en la Antártida y el refugio Abrazo de Maipú.
Estas acciones reflejan una relación bilateral fortalecida desde los años 90 que permitieron desarrollar medidas de confianza mutua reconocidas a nivel regional y mundial.
Según el académico, “no hay que confundir las declaraciones políticas del momento con las políticas duraderas que han sido esenciales para ambos países hermanos”.
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El Tratado Antártico, una herramienta para conservar el continente
El Tratado Antártico, firmado en el año 1959 por los países que reclaman soberanía sobre el continente y otras naciones, es el documento que protege a la Antártida de ser apropiada por algún Estado en particular.
Este acuerdo establece que “es en interés de toda la humanidad que la Antártida continúe utilizándose siempre exclusivamente para fines pacíficos y que no llegue a ser escenario u objeto de discordia internacional”. De este modo, el continente se consolidó como una reserva científica internacional, donde cualquier actividad ajena a la investigación científica está prohibida.
Aunque este tratado es de carácter indefinido, permite que a partir de 2048 las partes consultivas puedan proponer una revisión de sus términos. A pesar de que países como el Reino Unido, Argentina, Chile, Australia y Nueva Zelanda han presentado reclamos territoriales sobre la Antártida, el continente permanece sin estar bajo la jurisdicción de ninguna nación.
Respecto a la gobernanza del continente, la abogada y académica de la Universidad de Chile defiende la vigencia del Tratado Antártico tras más de 60 años de funcionamiento. “Es uno de los tratados más exitosos de la humanidad, manteniendo la paz absoluta en un continente entero”, afirma.
En términos de colaboración internacional, Mendoza resalta la importancia del Tratado Antártico como instrumento clave para la protección ambiental y el mantenimiento de la paz en el continente. “La soberanía de Chile es científica, e incluso en esta visita recientemente realizada por el presidente, se aprovecharon de tomar muestras de los científicos para sus investigaciones”, explica.
Finalmente, Maibe subraya que el liderazgo de Chile en la Antártica está estrechamente vinculado con su capacidad de adaptarse a la crisis climática y al compromiso político que demuestran iniciativas como la reciente visita de Boric.
“Chile es un país antártico. Su rol es clave no solo respecto al acceso que proporciona al sexto continente sino también en sus capacidades logísticas y de investigación científica. La visita del Presidente Gabriel Boric al Polo Sur, representa también eso, el apoyo político y el compromiso de Chile con los principios del Tratado Antártico”, concluye.
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