Las tropas ucranianas anunciaron este miércoles su retiro de la estratégica localidad de Vuhledar, en el este de Ucrania, cediéndola al Ejército ruso tras dos años y medio de mortíferos combates.

Se trata de una pérdida que ilustra las crecientes dificultades que enfrenta el Ejército ucraniano en el este del país. El anuncio hecho el miércoles 2 de octubre confirma el retiro de las fuerzas de ciudad de Vuhledar, cediendo este territorio de importancia militar y simbólica a los rusos después de dos años y medio de combates mortales.

La conquista de esta pequeña ciudad marca el fin de la estabilidad en este sector de la línea del frente, que había cambiado poco durante dos años. También pone sobre la mesa el tema de la solidez de las defensas ucranianas en esta zona situada en la unión de los frentes oriental (regiones de Lugansk y Donetsk) y meridional (regiones de Zaporizhia y Kherson). 

Vuhledar también tiene valor simbólico por la duración de la batalla por su control y las pérdidas que allí se registraron.

Su caída se suma a las dificultades de los ucranianos en la parte oriental de su país, con las tropas rusas acercándose, en particular, a Pokrovsk, ciudad clave para la logística ucraniana.

"Operación de limpieza en curso"

"El alto mando ha dado su autorización a la maniobra de retirada de Vuhledar para permitir salvar hombres y material militar y tomar nuevas posiciones para la continuación de las operaciones", explicó en Telegram el grupo de fuerzas Khortytsia, responsable de las operaciones en esta área.

Este anuncio confirma lo indicado por varios sitios web especializados que analizan fuentes abiertas sobre el conflicto ucraniano y va en la misma línea de lo que había sido señalado por funcionarios ucranianos en las últimas semanas, que habían sugerido que la captura de esta ciudad era inminente.

Desde el martes comenzaron a circular en Internet imágenes de soldados ondeando la bandera rusa en el tejado de la Administración municipal.

Del lado ruso, un asesor del líder de las fuerzas de ocupación de la región de Donetsk, Ian Gaguine, confirmó el miércoles que tropas de su país se encontraban en Vuhledar, aunque estaban actuando con cautela.

"Nuestros soldados están en Vuhledar, en el edificio de la Administración local se ha plantado una bandera rusa. Sin embargo, es prematuro hablar de la toma de la ciudad", dijo a la agencia estatal rusa de noticias RIA Novosti. "Todavía hay unidades dispersas del Ejército ucraniano. Se está llevando a cabo una operación de limpieza que tomará algún tiempo", añadió.

Bombardeo ruso diario

Rusia ha intentado tomar control de Vuhledar desde las primeras semanas de su invasión, lanzada el 24 de febrero de 2022. A principios de 2023, se produjeron allí combates particularmente sangrientos para las fuerzas rusas, con muchos oficiales lanzando ataques de infantería y tanques del Ejército que fueron diezmados por defensores ucranianos. 

La ciudad, que se encuentra en gran parte destruida, fue bombardeada implacablemente por el Ejército ruso. Un pequeño número de civiles se han negado a marcharse, pero ni Kiev ni Moscú tienen cifras oficiales que puedan indicar de cuántos se trata.

En septiembre, varios funcionarios ucranianos apuntaron a que controlar Vuhledar se estaba convirtiendo en una tarea cada vez más difícil, ya que los rusos bombardeaban constantemente esta zona con artefactos aéreos guiados y de alta potencia. 

Los ucranianos llevan más de un año a la defensiva contra las tropas rusas, mejor equipadas y más numerosas, que están ganando terreno en el este, a pesar de haber registrado pérdidas significativas. En particular, están apenas a diez kilómetros de Pokrovsk.

La "prioridad número uno" de Putin

El Ejército ruso aún no se ha pronunciado sobre la toma de control de Vuhledar, pero aseguró en su comunicado de prensa diario que sus fuerzas mejoraron sus posiciones en Donbass y que tienen el dominio de una ciudad llamada Verkhnokamyanské.

El presidente ruso, Vladimir Putin, ha hecho de la conquista del Donbass su “prioridad número uno”, mientras que Ucrania, por su parte, lanzó en agosto un ataque sorpresa contra la región rusa de Kursk, avanzando unos 1.000 kilómetros, lo que representa una suerte de humillación para el Kremlin, que ve parte del territorio ruso ocupado por un ejército enemigo por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial. 

Pero esta ofensiva no parece haber aliviado a las fuerzas ucranianas en el este, y Kiev espera que el Ejército ruso redirija sus esfuerzos hacia Kursk.

Además, Kiev aún no cuenta con la autorización de Estados Unidos y de los europeos para atacar objetivos militares situados en suelo ruso con armas occidentales de largo alcance, una desventaja táctica y estratégica.

Occidente teme que Rusia se vea arrastrado a una escalada, mientras que Vladimir Putin acaba de decidir modificar las condiciones de uso de las armas nucleares, para incluir ataques convencionales masivos en territorio ruso por parte de un país no nuclear apoyado por potencias nucleares.

 

Adaptado de su original en francés