Investigadores y economistas advierten de la eventual conexión entre la despampanante remodelación urbanística de Tirana y las operaciones de blanqueo de dinero de las mafias locales, que reinvierten sus beneficios ilícitos en Albania. El Gobierno lo niega. Informe especial.

En la capital de Albania, Tirana, los martillazos se escuchan hoy de forma incesante y las grúas abundan, en un paisaje de gigantescos bloques de oficinas y radiantes rascacielos que crecen a un ritmo vertiginoso en medio de mezquitas otomanas, castillos medievales y edificios de la época comunista.

Es la cara visible del último boom del ladrillo albanés, después de los vividos en los primeros años de la etapa poscomunista.

El problema es que hay serias sospechas de que —según sostienen investigadores, organizaciones internacionales y economistas— pueda ser también el fruto de la infiltración en el sector inmobiliario de las mafias albanesas, que estarían usando este negocio para reinvertir y blanquear millones de euros procedentes de sus tráficos ilícitos, especialmente el narcotráfico.

Una situación que tanto el Gobierno nacional como el de Tirana, la capital, niegan rotundamente y atribuyen a campañas de la oposición.

Ola Xama, extrabajadora de Transparencia Internacional y periodista de investigación, lo explica con números.

“El año pasado, la inversión total en construcción fue de 2.300 millones de euros, de los cuales aproximadamente unos 2.000 millones (invertidos por las empresas) no fueron financiados con créditos bancarios. Si le restamos los 1.300 millones procedentes de inversiones gubernamentales, queda en evidencia una importante cifra cuya fuente es oscura”, detalla en entrevista, al añadir que el cálculo es fruto de un análisis cruzado de información registrada en Banco Central de Albania, Instituto de Estadística de Albania y Agencia de Inteligencia Financiera del país.

La clave: la ruta del dinero

Organizaciones como The Global Initiative Against Transnational Organized Crime (GI-TOC) también han llegado a conclusiones similares.

“De las 141 empresas que recibieron permisos de construcción para edificios de más de seis pisos entre 2017 y 2019, el 59% no tenía la capacidad financiera para completarlos. Tenían ingresos mínimos y no contaban con activos o préstamos que les permitieran realizar una inversión de ese tipo. (Por esta razón), según nuestra evaluación, aproximadamente el 60% de este valor proviene de dinero ilícito”, escribió, en un informe de 2020, la organización, después de analizar los balances financieros de las 141 empresas (obtenidos por GI-TOC a través de una solicitud oficial de información enviada a la municipalidad de Tirana en enero de 2020).

Antonio Nicaso, veterano especialista en mafias y su globalización desde hace más de tres décadas, lo ve como el resultado de la creciente expansión de los clanes albaneses, que, a diferencia de lo que hacen otros grupos criminales internacionales estarían invirtiendo masivamente en Albania, los beneficios de sus actividades criminales (principalmente, el tráfico de cocaína) en países como España, Reino Unido, Alemania, Italia, Países Bajos y la región de América Latina.

“Es evidente que son ellos quienes están invirtiendo porque son los únicos con la capacidad de hacerlo. No es que de un día para otro los albaneses se hayan vuelto ricos”, afirma. 

El objetivo, explica, es lavar los beneficios ilícitos procedentes del tráfico de cocaína. Todo ello en uno de los países más pobres de Europa, azotado por la corrupción y la economía informal.

 “Los clanes albaneses son hoy una amenaza global; son intermediarios internacionales de cocaína, controlan los puntos de venta de cocaína en Londres, en España, tienen células en Ecuador, y negocios en muchos otros países. Es una organización poderosísima, basada en pactos de honor que no traicionan, de estilo antiguo, lo que los hace difíciles (de capturar) para la policía”, dice el experto.

Algunas pesquisas avanzan

Las investigaciones realizadas hasta la fecha también apuntan en esta dirección.

Entre otros, es conocido el caso de Pashk Gjinaj, un empresario condenado por narcotráfico en España (Alicante) y propietario de Alesio 2014, una compañía adjudicataria de diversas contratas en la capital de Albania, incluyendo la construcción del aparcamiento del rascacielos Down Town One Tower, que aspira a ser uno de los edificios más altos de la ciudad.

Gjinaj, también conocido con los nombres de Pashk Rrapi, Anton Gjinaj, Carlos Alberto y El bucanero, reapareció (tras un periodo en el que estuvo fugado) en Albania hace una decenas de años y se encuentra actualmente en el centro de una investigación de la Oficina Especial de la Fiscalía contra la Corrupción de Tirana. Por eso, sus bienes fueron congelados en 2022.

“Otro ejemplo es un complejo conocido como Exhibición de Edificios, cuya construcción está vinculada a una persona que la Fiscalía sospecha que está involucrada en el tráfico de drogas. Aunque también está el caso de la Montaña de Tirana.

La Fiscalía ya confirmó que ha asignado un fiscal para investigar algunas transacciones sospechosas desde Dubái, así como la forma en que se otorgó el permiso de construcción desde las instituciones”, agrega Xama.

Apartamentos vacíos

Como consecuencia, en los últimos años, no solamente se han multiplicado las licencias para construir y ha habido un aumento récord en el precio de la vivienda (de 1.000 euros el metro cuadrado en 2017 a los 4.000 euros de hoy, según estimaciones), con el daño implícito para los ciudadanos corrientes, obligados a pagar precios más altos para acceder a un hogar en Tirana. Ahora también hay cientos de apartamentos vacíos porque la oferta supera la demanda.

“En 2015, Tirana tenía 8.000 apartamentos vacíos. Desde entonces, se han concedido permisos para diez millones de metros cuadrados de construcción y ahora tenemos 40.000 (pisos vacíos). Sin embargo, los precios siguen subiendo, y una pareja promedio necesitaría 64 vidas para ahorrar lo suficiente y comprar un pequeño piso”, explicaba recientemente al diario británico Times, Belind Këlliçi, un miembro del opositor Partido Democrático de Albania.

El Gobierno no ve sospecha

Si este es el análisis de los expertos, opuesta es la opinión del primer ministro Edi Rama y del alcalde de Tirana, Erion Veliaj.

Ambos han rechazado estas acusaciones, atribuyéndolas a menudo a maniobras políticas de los grupos de oposición. En 2021, Veliaj incluso llegó a calificar las acusaciones como parte de una campaña de difamación previa a las elecciones de ese año, subrayando que no se ha encontrado evidencia que vincule los permisos de construcción emitidos por el gobierno con actividades criminales.

No obstante, el propio Veliaj ha acabado reiteradamente en la mira de diversas investigaciones de la Justicia albanesa por presunta corrupción y lavado de dinero, la última vez a principios de este diciembre, cuando agentes de la Oficina Nacional de Investigación (BKH) entraron en su residencia y, con una orden judicial, incautaron el teléfono móvil de su esposa, Ajola Xoxa.

“Durante mucho tiempo, figuras de la oposición sumidas en la corrupción y los llamados medios de comunicación han atacado implacablemente a todos los funcionarios públicos que se niegan a sucumbir a sus presiones indebidas y chantajes,” se ha defendido él, con un mensaje publicado en las redes sociales.

Por su parte, analistas como Zef Preci, director del Centro Albanés de Investigaciones Económicas (ACER), no niegan el fenómeno, pero enfatizan que las autoridades albanesas sí se han activado para luchar contra estos delitos.

“Desde hace casi cinco años, Albania cuenta con una unidad especial contra el crimen organizado, conocida como SPAK (Fiscalía Especial contra la Corrupción y el Crimen Organizado de Albania) y que ha empezado a obtener algunos primeros resultados”, explica.

“Es gracias a ellos que se han podido incautar grandes cantidades de activos del crimen organizado, lo que tiene como objetivo que el país se muestre más confiable a los ojos de los inversores extranjeros y evitar que el crimen organizado infle la economía real albanesa”, añade.

Otros organismos, como Moneyval, el órgano de control del Consejo de Europa contra el blanqueo de capitales y la financiación del terrorismo, han reconocido “avances” en la lucha del país contra estos fenómenos, entre ellas, la introducción de “chequeos del estado judicial/delitos penales” de los agentes inmobiliarios que trabajan en el sector.

Pero también ha criticado algunas deficiencias, entre ellas que “no se hayan establecido requisitos específicos sobre la frecuencia de la supervisión” de estos trabajadores, según un informe de 2023.

“Albania sufre de un gran sector informal y actividades de lavado de dinero”, constató por su parte el Departamento de Estado de EE. UU. en otro informe de 2023.

La sospecha de la periodista Xama es que el fenómeno sea muy extendido también en la actualidad. “El año pasado, la economía albanesa produjo 21.000 millones de euros, de los cuales 3.700 millones procedieron de la construcción y las actividades inmobiliarias, lo que representa el 17,5% del PIB albanés”, explica la investigadora.

“Los datos oficiales también muestran que los permisos emitidos en los últimos 12 años representan 12,3 millones de metros cuadrados adicionales construidos, de los cuales 9,2 millones, es decir, el 75%, se concentran solo en el distrito de Tirana”, añade. 

“Las villas se venden por cientos de miles de euros”

Desde 2022, el medio balcánico en lengua inglesa ‘Balkan Insight’ también ha realizado diversos reportajes sobre la cuestión

“El lavado de dinero a través del sector inmobiliario sigue siendo un instrumento dominante en Albania en comparación con otras formas de lavado de los ingresos de actividades delictivas”, llegó a responder la Dirección General de Prevención de Lavado de Dinero de Albania (DPPP) al ser interpelada sobre estas operaciones ilícitas, que también afectarían el turismo.

“A tan solo 36 kilómetros de Tirana, la bahía de Lalzit se ha transformado en un complejo de barriadas cerradas para los nuevos ricos de Albania. Las villas de dos y tres habitaciones se venden por cientos de miles de euros, en un país donde el salario mensual promedio aún se mantiene por debajo de los 500 euros”, ejemplifica Balkan Insight.

“La transformación de la bahía fue facilitada por diversos gobiernos que otorgaron terrenos públicos a empresas privadas, a menudo de forma gratuita. Con costos de construcción bajos, los inversores obtienen una generosa rentabilidad, lo que ha atraído el interés de estructuras del crimen organizado en la cercana ciudad de Shijak”, añade.

Una realidad que deja a Albania una herencia muy difícil de asimilar.