El Senado de Chile reanudará el debate sobre la eutanasia, luego de años de estancamiento tras su aprobación en la Cámara de Diputados en 2021. La propuesta legislativa, que busca regular el derecho a una muerte digna para pacientes con enfermedades incurables, cobró impulso gracias al respaldo mayoritario de la ciudadanía y el reciente anuncio del presidente Gabriel Boric, quien reafirmó su compromiso de avanzar en esta área.

Después de más de dos años de estancamiento en el Senado, el proyecto de ley que regula el derecho a una muerte digna vuelve a estar en el centro de la agenda política de Chile

El impulso surge tras el anuncio del presidente Gabriel Boric, el viernes 6 de septiembre de 2024, durante una reunión con el Consejo de Gabinete, en la que abordó los enfoques que tendrá el Gobierno para septiembre y anunció "un nuevo impulso legislativo" en esta materia.

Vamos a retomar la discusión sobre eutanasia, sobre el derecho a la muerte digna, expresó frente a todo su gabinete el mandatario chileno.

Anteriormente, en su discurso de la Cuenta Pública 2024 —mensaje que los mandatarios chilenos presentan anualmente ante el Congreso—, expresó la intención de reactivar el debate legislativo sobre la eutanasia

La encuesta de Cadem de junio de 2024 reveló un notable incremento en el apoyo de la ciudadanía chilena a la eutanasia, con un 75% de los encuestados a favor de la medida, lo que supone un aumento de cinco puntos en comparación con mediciones previas. Además, un 82% está de acuerdo con que los médicos asistan a pacientes que padecen enfermedades dolorosas e incurables. Sólo un 16% se opone a esta opción. 

Un tema pendiente por años

El debate sobre la eutanasia en Chile no es nuevo. Esta práctica está excluida de la Ley de Derechos y Deberes del Paciente de 2012. El artículo 16 permite a los pacientes terminales rechazar tratamientos que prolonguen artificialmente su vida, pero sin acelerar la muerte de manera intencional. 

Al mismo tiempo, el artículo 14 prohíbe expresamente la eutanasia y el auxilio al suicidio:

En ningún caso el rechazo a tratamientos podrá tener como objetivo la aceleración artificial de la muerte, la realización de prácticas eutanásicas o el auxilio al suicidio

El debate en esta materia se abrió en 2014 tras el caso del doctor Manuel Almeyda, quien solicitó la eutanasia al Colegio Médico debido a su grave estado de salud. Tras la negativa, falleció luego de dejar de comer.

Ese mismo año se presentó un proyecto de ley sobre eutanasia, reavivado por el caso de Valentina Maureira, una adolescente que padecía fibrosis quística, que pidió la eutanasia públicamente a la entonces presidenta Michelle Bachelet. A pesar de estos casos, la Comisión de Salud del Senado rechazó discutir el tema.

Finalmente, en abril de 2021, la Cámara de Diputados aprobó por mayoría el proyecto de ley que permite a personas con enfermedades terminales y sufrimiento intolerable solicitar una muerte asistida. Este hecho fue considerado un hito en el país sudamericano, pero el proyecto se detuvo en el Senado, donde las posturas más conservadoras y las diferencias internas entre los legisladores lo llevaron a estancarse en la Cámara Alta.

La ley propuesta y aprobada por diputados establece que "toda persona mayor de 18 años que presente una enfermedad incurable, irreversible y progresiva, sin posibilidades de respuesta a los tratamientos curativos y con un pronóstico de vida limitado" podría solicitar la eutanasia. Además, contempla varios mecanismos de control, como la participación obligatoria de al menos dos médicos y un equipo de evaluación psiquiátrica para garantizar que el paciente sea plenamente consciente de su decisión.

Sofía Salas Ibarra, médica cirujana y académica del Centro de Bioética de la Facultad de Medicina y Clínica Alemana de la Universidad del Desarrollo, explica a France 24 en Español, que el proyecto de ley aprobado por diputados presenta ciertos aspectos que, si bien fueron pertinentes en su momento, ahora están desactualizados, y señala:

El actual proyecto fue aprobado por la Cámara Baja en abril del 2021, por lo que hay algunos aspectos que están desactualizados. Por ejemplo, habla de cuidados paliativos, pero posterior a aquello hay una ley específica de cuidados paliativos

Entre los puntos más discutidos, la experta menciona el rol de la comisión revisora y quién debería certificar la competencia del paciente para solicitar la eutanasia:

Hay algunos temas que son más controversiales, como por ejemplo si la comisión revisora debe ser ex ante —es decir, antes de que se tome la decisión de ejecutarlo— o ex post

Y también "la exigencia de que sea un psiquiatra quien certifique la competencia y, que se permita la voluntad anticipada en caso de demencia".

A pesar de estas cuestiones, Salas considera que, en términos generales, "el proyecto corresponde de manera adecuada con lo esperado para una ley de este tipo".

Susana Moreira: la historia que impulsó la urgencia de la ley de eutanasia

Susana Moreira tiene 40 años y vive junto a su marido, Jorge Rebolledo, en la comuna de La Florida, al sur de Santiago, la capital de Chile. A los ocho años le diagnosticaron distrofia muscular, una enfermedad degenerativa, que provoca debilidad progresiva, pérdida de la masa muscular y fuertes dolores constantes.

En diálogo con FRANCE 24, al evocar su infancia y adolescencia, comenta:

Fue difícil crecer con esta enfermedad, porque rápidamente pude entender que iba a ir progresando; a medida que pasaban los años, mis habilidades se iban reduciendo

Mientras sus amigos y familiares avanzaban en sus estudios y encontraban trabajos, Susana veía cómo su cuerpo no le permitía seguir el mismo camino. "Yo me estaba perdiendo, porque mi cuerpo no me permitía avanzar, así que fue súper duro", confiesa.

La enfermedad la obligó a abandonar la universidad tras su primer año. "La responsabilidad de estudiar era mucho mayor que en la educación media, y aparte tenía el peso físico de no poder cuidarme a mí misma".

Dependía de su hermana menor, una situación que afectaba la relación entre ambas. "Yo no quería eso, así que hablé con mi mamá; habíamos acordado que cuando no pudiera cuidarme, me iría a vivir con ella", relata. Así fue como dejó la casa de su padre y comenzó a vivir con su madre, quien asumió el rol de cuidadora.

Hoy, Susana enfrenta un deterioro constante. "Mi día a día es difícil, porque estoy empeorando más", cuenta y describe las tareas cotidianas que realiza con esfuerzo como lavarse los dientes y comer.

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Su esposo la asiste en todas sus necesidades diarias, desde ayudarla a bañarse hasta encargarse de otras actividades rutinarias. "A medida que pasa el tiempo, voy a seguir empeorando (…) va a llegar un punto en el que no voy a poder hablar, ni comer sola", cuenta.

Consciente de su situación, Susana decidió escribirle una carta al presidente Boric, solicitando una autorización especial para acceder a la eutanasia, anticipándose al posible estancamiento del proyecto de ley en el Congreso. 

"Al saber que el proyecto ha estado estancado por tantos años, escribí la carta para pedir este permiso y poder usarlo cuando lo estime necesario", relata. Aunque esperaba una respuesta positiva, no imaginaba que su caso sería mencionado públicamente.

Durante el discurso de la Cuenta Pública, Boric contó que el impulso de la ley de eutanasia iba en respuesta de Susana Moreira, quien le escribió una carta pidiendo su muerte asistida:

Le digo a Susana que lo que me pide no está dentro de mis atribuciones, pero en tu nombre y en el de tantos otros, invito al Congreso a no evitar este debate

El relato de Susana es el reflejo de una realidad compartida por muchos. "Creo que Chile está muy atrasado en este tema y en deuda con las personas que tienen enfermedades catastróficas".

Susana ve en el retraso legislativo un motivo de frustración, pero también un impulso para continuar luchando. "Si le tuviera que decir algo a los senadores, mi primer sentimiento sería de gritar (…) son personas que votan desde la comodidad de su asiento, pero no están sintiendo lo que nosotros sentimos en el cuerpo", asegura ella.

Para Susana, la eutanasia no es una opción inmediata, pero sí una alternativa que le gustaría tener cuando llegue el momento:

No es algo que quiera ahora, pero cuando no me quede nada por disfrutar y el dolor físico se apodere de mí, cuando ya no pueda sostener mi cabeza ni respirar, ahí la solicitaría

Aún disfruta y esas pequeñas alegrías le dan fuerza para continuar alzando la voz. "Es el miedo de ver que pasan los años, la ley sigue estancada y yo sigo empeorando (…) entonces tiene que ser ahora", concluye.

Argumentos a favor y en contra de la ley 

Aunque las encuestas marquen que la ciudadanía chilena apoya en su mayoría la aprobación de la ley de eutanasia, sigue siendo un tema que divide en Chile.

El diputado del Partido Liberal, Vlado Mirosevic, uno de los impulsores de este proyecto de ley, comentó al medio chileno Canal 24 Horas que, "esta ley no puede descartar a nadie, sino lo único que hace es respetar la voluntad del paciente. Es el propio paciente quien decide en una situación de enfermedad incurable".

Además, expresó que se siente "muy optimista" sobre la posible aprobación del proyecto de ley de eutanasia y destacó que "hay una convicción del presidente sobre este tema. Está muy decidido a que esto sea ley".

La académica Sofía Salas reconoce que para muchos profesionales esta práctica "va en contra del juramento hipocrático y los mismos fines de la medicina". Sin embargo, desde su perspectiva, plantea que la eutanasia puede ser una opción válida en ciertos casos extremos, reflexiona:

Otros profesionales, entre los que me cuento yo, creemos que es una alternativa a ofrecer cuando se han agotado todas las posibilidades para aliviar el sufrimiento intolerable. Llegado el momento, yo la pediría para mí. Entonces, ¿cómo podría negarla a un paciente que la solicita cumpliendo los requisitos formales?

Por otro lado, los detractores, en su mayoría provenientes de sectores conservadores y religiosos, argumentan que la vida es un bien supremo que debe ser protegido bajo cualquier circunstancia. 

La Conferencia Episcopal de Chile es una de las voces más críticas del proyecto de ley. En un documento firmado por obispos y arzobispos chilenos, afirmó que, "la vida humana, incluso en su condición dolorosa, es portadora de una dignidad que debe respetarse siempre, por lo que no se puede bajo ninguna circunstancia eliminar la propia vida o la de los demás bajo el peso del sufrimiento".

Después del Te Deum Ecuménico de este año, celebrado por la Iglesia Católica el 18 de septiembre con motivo de las fiestas patrias de Chile, el arzobispo de Santiago, Fernando Chomalí, expresó a los medios locales: "No podemos resolver problemas serios, complejos y difíciles a través de un acto de violencia, y tanto el aborto como la eutanasia son actos de violencia".

En este sentido, algunos críticos al proyecto plantean preocupaciones sobre el riesgo de que las personas mayores o discapacitadas puedan ser presionadas, directa o indirectamente, para optar por la eutanasia en lugar de recibir atención adecuada. 

Miembros del Partido Republicano, liderado por el ultraderechista José Antonio Kast, también mostraron su rechazo al proyecto de eutanasia. "Nosotros rechazamos rotundamente la cultura de la muerte que promueve este gobierno", cuestionó en su cuenta de X el diputado Agustín Romero.

Eutanasia en América Latina: entre la legalidad y la prohibición

En América Latina, la eutanasia genera debates profundos en torno a la ética, la religión y los derechos humanos. Sin embargo, pocos países lograron establecer marcos legales que permitan la muerte asistida.

En Colombia la Corte Constitucional emitió una sentencia en 1997 que reconoció el derecho a morir dignamente, que despenalizó la eutanasia bajo ciertas condiciones para pacientes terminales.

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En 2021, la Corte Constitucional amplió el alcance de este derecho al permitir que pacientes no terminales, con sufrimiento intenso e incurable, también puedan optar por la eutanasia. Este fallo colocó a Colombia en una posición única en el continente, con una de las legislaciones más avanzadas del mundo sobre la muerte asistida.

En México, la Ley General de Salud prohíbe la eutanasia y el suicidio asistido, según lo establece el artículo 166 Bis 21. Sin embargo, la Ley de Voluntad Anticipada, representa un avance hacia el derecho a una muerte digna, ya que permite a los pacientes rechazar tratamientos médicos en casos de enfermedades avanzadas o terminales.

En Uruguay, la eutanasia no es legal, pero existe un debate activo sobre su posible legalización. En 2019, el senador del Partido Colorado, Ope Pasquet, presentó un proyecto de ley para regular la eutanasia y el suicidio asistido, que permitiría a los pacientes terminales solicitar asistencia para morir. Este proyecto fue discutido en el Parlamento uruguayo, pero hasta la fecha no fue tratado en el Senado. 

Al igual que en Uruguay, en Argentina tampoco es legal, pero el país sudamericano avanzó en cuanto al derecho de los pacientes terminales a rechazar tratamientos médicos. En 2012, se aprobó la denominada "Ley de muerte digna", que permite a los pacientes terminales y a sus familias optar por interrumpir tratamientos que prolonguen artificialmente la vida en casos de sufrimiento irreversible. Esta ley se basa en la autonomía del paciente, pero no contempla la eutanasia activa o el suicidio asistido.

En los últimos años, varios grupos a favor de la eutanasia impulsaron el debate público sobre la necesidad de legalizar la muerte asistida en Argentina. Sin embargo, hasta ahora no existe un consenso legislativo para avanzar en esta cuestión.

En Perú, la eutanasia continúa siendo ilegal, pero un caso judicial generó un debate significativo en los últimos años. En 2021, Ana Estrada, una mujer peruana que padecía una enfermedad degenerativa incurable, presentó una demanda para que se le permitiera acceder a la eutanasia. El 23 de febrero del mismo año, la Corte Superior de Justicia de Lima ordenó al Ministerio de Salud de Perú respetar la voluntad de la paciente, de poner fin a su vida mediante la eutanasia, eximiendo a los profesionales involucrados de ser procesados bajo el Código Penal. Esta decisión histórica fue ratificada por la Corte Suprema en julio de 2022.

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Brasil prohíbe la eutanasia bajo cualquier circunstancia y mantiene una postura conservadora en relación con la muerte asistida. El Código Penal brasileño establece penas para quienes ayuden a otro a suicidarse o realicen actos que aceleren la muerte de una persona.

En el resto de América Latina, la eutanasia continúa siendo ilegal y en gran parte un tema tabú. Países como ParaguayBoliviaEcuador y Venezuela no han avanzado en la discusión sobre la muerte asistida. En estas naciones, el tema de la eutanasia enfrenta fuertes resistencias de sectores religiosos y conservadores, lo que dificulta el avance en la agenda legislativa.