Elon Musk y otros líderes del sector tecnológico han entrado en guerra con la franja más radical del trumpismo por el asunto de los visados para trabajadores inmigrantes "cualificados". Donald Trump se ha puesto del lado del hombre más rico del mundo, que defiende este sistema destinado a atraer talentos del extranjero. ¿Afectará esto a su base electoral?

Tomó su decisión. El sábado 28 de diciembre, Donald Trump se posicionó a favor de Elon Musk y otros jefes de Silicon Valley frente a los trumpistas de la "base histórica”, con el trasfondo de un encarnizado debate sobre una clase muy especial de visados para inmigrantes en Estados Unidos.

“Siempre he estado a favor de los visados H-1B”, declaró el presidente electo, Donald Trump, en una entrevista con el diario New York Post.

Detrás de esta clasificación se esconde uno de los tipos de visado más utilizados en Estados Unidos para atraer a los llamados trabajadores inmigrantes “cualificados”. Según datos del Departamento de Trabajo, cada año se emiten 85.000 de estos visados, principalmente a empresas tecnológicas que utilizan trabajadores procedentes de Asia.

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Los ricos partidarios de Trump frente a los fanáticos antiinmigración

Era el momento de que el futuro presidente número 47 de Estados Unidos se pronunciara. Los trumpistas amenazaban cada vez más con destrozarse mutuamente por el futuro de este visado y de los inmigrantes que se benefician de él.

Esta batalla enfrenta a los nuevos ricos partidarios de Donald Trump, encabezados por Elon Musk, que recurren en gran medida a trabajadores con visados H-1B, con los más fervorosos de los trumpistas, que, como la teórica de la conspiración Laura Loomer, ven en estos visados una puerta abierta a la inmigración masiva.

Todo empezó con la elección de Siram Krishnan como asesor de Donald Trump en materia de inteligencia artificial el pasado 22 de diciembre. Este estadounidense de origen indio, que trabajó para Facebook, Microsoft y Twitter antes de convertirse en un influyente inversor en Silicon Valley, tiene fama de ser cercano a Elon Musk.

El nombramiento provocó el furor de Laura Loomer. La influencer pro-Trump, conocida por sus diatribas conspirativas y sus ataques racistas, afirmó que Siram Krishnan presionaría a Donald Trump para que abriera la puerta a “una invasión de inmigrantes del tercer mundo”.

Añadió que la llegada al equipo del presidente electo de Siram Krishnan -a quien se concedió un visado H-1B para trabajar en Estados Unidos antes de obtener la nacionalidad estadounidense- representaba una traición al programa “Estados Unidos primero” de Donald Trump.

La respuesta de Elon Musk, que nació en Sudáfrica y también se benefició de un visado H-1B antes de obtener la nacionalidad estadounidense, fue rápida y violenta. Amenazó con “declarar la guerra” sin piedad a todos aquellos que ataquen esta vía para traer trabajadores extranjeros cualificados a Estados Unidos. El hombre más rico del mundo y jefe de Tesla y X aprovechó la ocasión para sugerir que Laura Loomer y sus secuaces deberían “irse a la mierda”.

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Guerra ideológica e influencia

Steve Bannon, influyente figura de la extrema derecha estadounidense, salió al rescate de Laura Loomer. En su muy escuchado podcast “War Room”, denunció a los “oligarcas de las grandes tecnológicas” que quieren traer cada vez más inmigrantes “mal pagados”, amenazando así a la “civilización occidental”. Bannon además describió a Elon Musk como un “bebé grande” que necesitaba ser "controlado".

Fue entonces que Vivek Ramaswamy, a quien se ha pedido que copresida con Elon Musk  el Departamento de Eficiencia de Donald Trump, tomó el relevo para atacar a los opositores a los visados H-1B, criticando la “cultura de la mediocridad en Estados Unidos”.

El empresario, cuyos padres proceden de la India, denunció las “fiestas de pijamas” y los “programas animados del sábado por la mañana”, que no permiten que surjan suficientes talentos en Estados Unidos para cubrir las necesidades de la industria tecnológica.

Pero, Musk parece haber disparado la primera salva en su "guerra" por los visados H-1B. O eso sugiere Laura Loomer, que se ha quejado de haber perdido su insignia de certificación en X, que hasta ahora le había garantizado una parte de los ingresos publicitarios generados por sus tuits más virales.

En la orilla izquierda, los demócratas se frotan las manos, regodeándose en lo que llaman “una guerra” dentro del movimiento Maga (’Make America Great Again', el lema de campaña de Donald Trump).

“Es tanto una guerra ideológica como una guerra de influencia dentro del movimiento pro-Trump”, afirma Thomas Gift, director del Centro de Investigación sobre Política Norteamericana del University College de Londres.

Este experto señala que los republicanos siempre han estado divididos entre los que abogan por aprovechar la mano de obra extranjera más barata, permitiendo a los grupos estadounidenses minimizar sus costes sin dejar de ser competitivos, y los “nativistas” radicales que creen que cada puesto de trabajo concedido a un inmigrante privaría de una oportunidad a un estadounidense “nacido en el país”.

“Lo específico de este debate en la era Trump es la violencia de las palabras intercambiadas”, resume Thomas Gift.

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¿Una trampa electoral para Trump?

Las dos facciones del bando pro-Trump también buscan ver quién tiene el oído del futuro ocupante de la Casa Blanca. Elon Musk ha podido contar en las últimas semanas con un desfile de jefes de Silicon Valley en Mar-a-Lago. “No hay duda de que todos estos líderes tecnológicos – entre ellos el CEO de Apple, Tim Cook, el CEO de Meta, Mark Zuckerberg, y el jefe de Amazon, Jeff Bezos, nota del editor – han planteado la cuestión de los visados H-1B”, dice Thomas Gift.

“Los jefes tecnológicos que apoyan a Donald Trump tienen actualmente el viento a favor y el dinero para hacerse oír”, señala Jérôme Viala-Gaudefroy, profesor de Sciences-Po Paris y experto en Estados Unidos.

Pero estos CEO no piden a Donald Trump que adopte una política de inmigración generosa.

“Adoptan un enfoque clasista de la inmigración en lugar de un enfoque racial, como es el caso de Laura Loomer en particular”, señala Jérôme Viala-Gaudefroy. En otras palabras, para ellos, el inmigrante adecuado no es necesariamente blanco, sino que debe ser altamente cualificado o ya adinerado. Esto está muy lejos del texto grabado en el pedestal de la Estatua de la Libertad: “Envíenme a sus cansados, a sus pobres, envíenme a sus cohortes que anhelan vivir libres, la escoria de sus costas superpobladas”.

Esta primera controversia en “Trumplandia” se produce a pesar de que Donald Trump aún no ha sido investido oficialmente. Pero “no nos engañemos: con las elecciones de mitad de mandato dentro de dos años, está claro que la mayoría de las decisiones importantes se tomarán al inicio de la presidencia, por lo que ambas facciones buscan empujar a sus peones ahora”, analiza Thomas Gift.

¿Una ventaja para Elon Musk y sus aliados? El apoyo de Donald Trump a los visados H-1B “marca una evolución en el discurso”, señala Thomas Gift.  En su opinión, el presidente electo miente cuando dice que siempre ha estado a favor de estos visados. “Ha cambiado varias veces de posición y en 2016 prometió poner fin a este programa”, señala Jérôme Viala-Gaudefroy.

Se trata, pues, de una primera victoria para el jefe de Tesla. Un éxito que podría resultar electoralmente peligroso, ya que Laura Loomer y Steve Bannon “representan una parte significativa del electorado que dio la victoria a Donald Trump”, apunta Jérôme Viala-Gaudefroy.

El ala más radical del trumpismo querrá sin duda vengarse de los multimillonarios de la tecnología. No faltarán oportunidades, ya que “la cuestión de los visados H-1B es solo el primer campo de batalla en esta guerra de influencias”, señala Thomas Gift.

Otro tema sensible, según Jérôme Viala-Gaudefroy, será China, “donde Elon Musk tiene grandes intereses económicos”. Podría tratar de calmar las ganas del futuro presidente de desenterrar el hacha de guerra comercial, en un momento en que Donald Trump ha hecho de las sanciones contra Beijing uno de sus principales caballos de batalla electorales.

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Este articulo fue traducido de su original en francés.