El Estado Mayor Conjunto de Corea del Sur afirmó este lunes 6 de enero que Pyongyang lanzó un misil balístico de mediano alcance, que cayó a 1100 kilómetros de distancia en el mar de Japón, denominado mar del Este por ambas naciones coreanas. Los responsables de negociaciones nucleares de Seúl, Washington y Tokio, coincidieron en que podría tratarse de un misil hipersónico.
Corea del Sur cree que sería un arma similar a la que su vecina del norte lanzó en abril del año pasado, un Hwasong-16B de combustible sólido con un vehículo de planeo hipersónico (HGV) equipado como carga útil.
Es el primer ensayo de armas de Corea del Norte en el año, y también el primero en dos meses, desde que el 5 de noviembre lanzó varios misiles de corto alcance, un ejercicio que en su momento fue calificado por Washington como una provocación, pues se produjo el mismo día de las elecciones presidenciales estadounidenses, en las que se impuso Donald Trump.
En esta ocasión, el nuevo lanzamiento llega dos semanas antes de la toma de posesión de Trump, coincide con la visita del secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, a Seúl, y es el primero desde que el líder máximo Kim Jong-Un prometió un endurecimiento de su política hacia Estados Unidos, durante la clausura de un pleno del Partido de los Trabajadores el 27 de diciembre.
Reacciones de alarma
Los responsables de las negociaciones nucleares de Corea del Sur (Lee Jun-il), Estados Unidos (Seth Bailey) y Japón (Akihiro Okochi) conversaron telefónicamente después del lanzamiento, de acuerdo con un comunicado del ministerio de Exteriores surcoreano, y se comprometieron a seguir coordinando acciones para hacer frente a lo que calificaron como “provocaciones norcoreanas”.
Blinken, que se reunió este lunes con su par surcoreano Cho Tae-yul, condenó el nuevo ensayo, apuntó que viola resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, y aseguró en una conferencia de prensa que la prueba de armas era un recordatorio de la necesidad de profundizar la cooperación de Washington con Corea del Sur y Japón para detener a Pyongyang.
Además, Blinken advirtió sobre el acercamiento reciente entre Corea del Norte y Rusia, que de acuerdo con los datos de Washington, Seúl y Kiev ha incluido el envío de 10.000 soldados, así como el suministro de sistemas de armas convencionales para apoyar a Moscú en su avance sobre Ucrania.
Esa nueva alianza ha despertado la preocupación de que Rusia podría retribuir la cooperación norcoreana compartiendo tecnología armamentística avanzada a Pyongyang, lo que fortalecería aún más a un ejército que ya dispone de armas nucleares.
El ministerio de Defensa de Japón también se pronunció sobre el nuevo lanzamiento, advirtiendo sobre el ritmo acelerado de los avances de Corea del Norte en sus capacidades de ataque. Sin embargo, aclaró que el misil cayó fuera de su zona económica exclusiva y aseguró que no había causado daños a embarcaciones ni aviones.
Momento de debilidad
Corea del Norte da una nueva muestra de fuerza en momentos en que el Sur atraviesa por su peor crisis política de los últimos años, con un gobierno provisional, un presidente destituido tras un juicio político que fue consecuencia de su efímero decreto de ley marcial, y agitación permanente en las calles.
Los mercados financieros también se han resentido por las perturbaciones políticas, pero Blinken aseguró que la situación interna de Corea del Sur no afectaba en lo absoluto las relaciones bilaterales, ni la confianza de Washington en la democracia de ese país.
“Tenemos una enorme confianza en la resiliencia de la democracia de Corea del Sur, en la fortaleza de sus instituciones y en los esfuerzos que está haciendo para trabajar a través de esas instituciones, de conformidad con la Constitución y el estado de derecho para resolver las diferencias y hacerlo de manera pacífica", afirmó el secretario de Estado estadounidense.
Washington enfrenta sus propias amenazas, con la incertidumbre que representa la llegada de un líder poco convencional como Donald Trump, que en su pasada gestión no solo protagonizó un acercamiento sin precedentes a Kim Jong-Un, sino que se quejó del costo de mantener a 28.000 soldados estadounidenses en territorio surcoreano, cumpliendo labores de disuasión para conjurar las amenazas de Pyongyang.
Con EFE y AP