La amenaza del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, de un arancel del 25% para los productos de México y Canadá y del 10% para los artículos chinos generaron impactos negativos en índices de los mercados internacionales y despertaron tensiones entre los aliados comerciales de Washington. El Gobierno de Justin Trudeau, acusado de no contener la inmigración, subrayó su importancia en la seguridad energética de EE. UU. Beijing, responsabilizado por el flujo de fentanilo, avisó que “una guerra comercial” no tendrá ganador.
Las reacciones no se hicieron esperar tras las amenazas de Donald Trump, quien prometió que todos los bienes de Canadá y México encararían un arancel del 25%, en represalia por no frenar el flujo del tráfico de droga. Para los productos chinos sería de un 10%, por la ineficiencia de Beijing para detener el tráfico de fentanilo, acusó el líder republicano.
Las advertencias de Trump publicadas en su red social Truth Social, trajeron un efecto negativo en índices de mercado y provocaron la respuesta de sus socios comerciales.
El país que mostró una reacción de mayor tenor fue Canadá. El vecino del norte recordó a través de un comunicado el rol preponderante que tienen sus exportaciones en materia energética y su papel importador de mercancías estadounidenses.
En la misiva conjunta de la viceprimera ministra canadiense, Chrystia Freeland, y el ministro de Seguridad Pública, Dominic LeBlanc, ambos recalcaron que Ottawa es “esencial” para el sector energético de EE. UU.
“El año pasado, el 60% de las importaciones estadounidenses de petróleo provinieron de Canadá”, recordaron en el comunicado. Además, subrayaron que Canadá importa más productos estadounidenses que “China, Japón, Francia y Reino Unido Juntos”.
“Canadá concede la prioridad más alta a la seguridad fronteriza y a la integridad de nuestra frontera compartida”, agregó el comunicado, en referencia a las acusaciones de Donald Trump.
No obstante, la prensa local reportó este martes 26 de noviembre, que Trump mantuvo un diálogo con el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, en buenos términos y que acordaron seguir conversando.
Por su parte, la embajada de China en Washington advirtió que una confrontación en el ámbito comercial no será beneficiosa para ninguna de las partes.
Liu Penhyu, portavoz de la sede diplomática de Beijing en la capital estadounidense, expresó que “nadie ganará una guerra comercial o una guerra arancelaria” e insistió en la necesidad de una cooperación económica que sea mutua y beneficiosa.
Además, después de las críticas de Trump sobre el desempeño chino en el control del fentanilo, el diplomático recordó que las autoridades antinarcóticos de ambas naciones mantienen una comunicación regular desde la Cumbre de San Francisco, el año pasado, cuando se encontraron los presidentes de ambos Estados.
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Europa, en guardia
A pesar de que no fueron apuntados por Trump, las palabras del republicano sobre subir los aranceles fue una señal de alerta en el Viejo Continente.
El ministro de Economía de Alemania, Robert Habeck, advirtió que las declaraciones del líder republicano deben tomarse seriamente.
Habeck manifestó la necesidad de Berlín y de Europa de ahondar en conversaciones para evitar una posible guerra comercial. Asimismo, enfatizó que deben ser ahora y que la Unión Europa debe mantenerse unida.
“En primer lugar, la UE debe reaccionar unida a esto y no dividirse en dos o tres bloques de países, sino hablar como una Europa unida. En segundo lugar, como bien dijo el señor Russwurm, debemos dejar claro que, en última instancia, todos pierden: Estados Unidos, el espacio económico de Estados Unidos y Europa”, subrayó.
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Con Reuters y EFE