Miles de manifestantes proeuropeos salieron a las calles de la capital de Georgia, este 30 de noviembre, por tercera noche consecutiva. Protestan contra la decisión de aplazar hasta 2028 las negociaciones de adhesión a la Unión Europea. Mientras, la presidenta, Salomé Zurabishvili, denuncia en France 24 que el Parlamento y el Gobierno del país son “ilegítimos”.
Miles de manifestantes proeuropeos se volcaron este sábado, 30 de noviembre, A las calles de la capital de Georgia, Tiflis, para protestar por tercera vez consecutiva contra el Gobierno, acusado por la oposición de distraer al país y evitar su adhesión a la Unión Europea (UE).
Georgia ha sido tradicionalmente una de las repúblicas exsoviéticas más afines a Occidente y en su Constitución se establece el objetivo de ingresar a la Unión Europea.
Las dos manifestaciones anteriores, el jueves 28 y el viernes por la noche, fueron dispersadas con cañones de agua y gases lacrimógenos por la Policía, que también efectuó más de 100 detenciones.
Las protestas se desencadenaron por la decisión del Gobierno, acusado de autoritarismo prorruso, de aplazar hasta 2028 las conversaciones sobre la integración del país caucásico a la UE.
La oposición también impugnó los resultados de las elecciones legislativas de octubre, que dieron la victoria al partido gobernante, Sueño Georgiano.
Este sábado por la noche, las calles del centro de la capital de este país del Cáucaso, cerca del Parlamento, estaban abarrotadas de manifestantes, muchos de ellos con banderas de la UE y de Georgia, tal y como observaron periodistas de la AFP.
“Mi futuro depende de lo que Georgia vaya a hacer ahora”, decía Anna Kaulashvili, una manifestante de 22 años con una bandera georgiana sobre los hombros. Dice que dedica todo el tiempo posible a las manifestaciones, aunque eso signifique sacrificar su tiempo de ocio e incluso su trabajo. “No tenemos tiempo para hacer lo que nos gusta, para relajarnos”, dice, refiriéndose al fuerte compromiso de su generación.
“Lo único que nos importa es lo que pasa aquí”, agrega Kaulashvili.
Georgianos conmocionados
El jueves y el viernes, las manifestaciones nocturnas ya habían reunido a varios miles de personas en Tiflis y otras ciudades del país. Fueron dispersadas por la fuerza a manos de la Policía, que anunció que había detenido a casi 150 personas en dos días por “desobediencia” y “vandalismo”, mientras que al menos 42 policías resultaron heridos.
El primer ministro, Irakli Kobakhidzé, dio las gracias el sábado a la Policía por “defender el orden constitucional de Georgia y salvaguardar la soberanía y la independencia de la nación”.
Los georgianos con los que se entrevistó la AFP este sábado en Tiflis estaban divididos sobre el movimiento. Tamar Gelashvili, empleada de banca de 39 años, se manifestó y tiene intención de continuar, aunque teme más violencia. “Tengo miedo de que mucha gente salga herida, pero no tengo miedo de quedarme aquí”, explicó a las puertas del Parlamento.
“No volveremos a Rusia, aunque nos cueste la vida”, dice Nounou Jorbenadzé, con una gorra verde, la cabeza alta y un discurso enérgico. A sus 64 años, asegura que participará en las manifestaciones.
Un poco más allá, Aza Aloublichvili, pensionista de 77 años, escucha con cautela. Fiel al Gobierno, considera que “esto no son manifestaciones, es violencia”.
Por su parte, Kakha Tchotchoua, guardia de seguridad de 55 años, solo tiene palabras duras para la oposición. Los considera “traidores” y, en su opinión, solo representan a una ínfima parte de los georgianos.
160 diplomáticos opuestos al Gobierno
Sin embargo, el movimiento ha empezado a extenderse más allá de las calles. Cientos de funcionarios, en particular de los Ministerios de Asuntos Exteriores, Defensa y Educación, así como jueces, emitieron declaraciones conjuntas en señal de protesta.
Unos 160 diplomáticos georgianos criticaron la decisión del Gobierno de aplazar el proceso de integración europea, por considerarla contraria a la Constitución y “conducir al aislamiento internacional” del país. Más de un centenar de escuelas y universidades suspendieron sus actividades en señal de protesta.
"Permaneceremos unidos”
El Gobierno insiste en que quiere seguir adelante con las reformas y que mantiene su intención de ingresar en la UE en 2030. Por su parte, el premier del país denunció lo que denominó como un “chantaje” de Bruselas, mientras que el Parlamento Europeo ha convocado nuevas elecciones parlamentarias.
Georgia obtuvo oficialmente el estatus de candidato a la adhesión a la UE en diciembre de 2023, pero desde entonces Bruselas ha congelado el proceso, acusando al Ejecutivo de dar un grave paso atrás en términos de democracia.
La presidenta georgiana, Salomé Zurabishvili, enfrentada al Gobierno pero con poderes limitados, declaró el viernes por la noche que “el movimiento de resistencia ha comenzado”.
“Permaneceremos unidos hasta que Georgia alcance sus objetivos: volver a la senda europea y obtener nuevas elecciones”, declaró esta antigua diplomática georgiana-francesa, que se niega a reconocer la legitimidad del Parlamento resultante de las elecciones legislativas del pasado octubre.
Este viernes, Francia hizo un llamamiento al “respeto del derecho a manifestarse pacíficamente” y subrayó su “apoyo a las aspiraciones europeas de Georgia”, “que no deben ser traicionadas”.
Otro país que se ha pronunciado sobre la situación de la nación caucásica es Estados Unidos: el Departamento de Estado aseguró que suspendió su asociación estratégica con Georgia.
Por su parte, el Consejo de Europa condenó la “brutal represión de las manifestaciones” y la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) denunció el “uso desproporcionado e indiscriminado de la fuerza” por parte de la Policía.
“Hoy nos enfrentamos a unas elecciones robadas”: presidenta de Georgia
La presidenta georgiana, cuyo papel es en gran medida ceremonial, declaró en un discurso el jueves que el Parlamento no tenía derecho a elegir a su sucesor cuando finalizara su mandato en diciembre y que ella permanecería en el cargo.
Esto ante la agitación en la que vive el país luego de que el partido gobernante, Sueño Georgiano, se alzara con la victoria en unas disputadas elecciones parlamentarias celebradas el 26 de octubre, que la oposición proeuropea calificó de fraudulentas.
“Hoy nos enfrentamos a unas elecciones robadas, a un parlamento ilegítimo; y un parlamento ilegítimo no puede elegir otra cosa que un gobierno ilegítimo y un presidente ilegítimo”, declaró Zourabichvili a France 24 poco después de su discurso.
“Mi mandato termina cuando se elija al nuevo presidente legítimo. Eso depende de unas nuevas elecciones y es la principal exigencia de la gente en la calle”, añadió la mandataria, que esta semana se reunió con manifestantes en Tiflis.
Los críticos acusan a Sueño Georgiano -en el poder desde hace más de una década- de haber alejado al país del bloque europeo en los últimos años y de acercarse a Rusia, acusación que este niega.
“El pueblo no va a aceptar que (el partido gobernante) intente devolver a Georgia a Rusia”, declaró Zourabichvili, que ha intentado anular los resultados de las elecciones de octubre a través del Tribunal Constitucional del país.
Con AFP