El nuevo primer ministro francés, François Bayrou, recibió este 16 de diciembre el elogio de la ultraderecha por su “método”, mientras que los factores de la izquierda volvieron a dejar claro que la sombra de una eventual censura sigue pendiendo sobre él, al aclarar que todavía no han llegado a un acuerdo para un compromiso de no apelar a una moción que dé al traste con el nuevo intento de formar gobierno. La elaboración de un presupuesto para 2025 está en el centro de las prioridades.

El nuevo primer minsitro francés, François Bayrou, inició este lunes 16 de diciembre las reuniones con distintas fuerzas políticas con la esperanza de formar un nuevo gobierno que evite una moción de censura.

En medio de las profundas divisiones políticas, Bayrou se reunió con los representantes del Partido socialista, Los Republicanos y Agrupación Nacional. La Francia Insumisa, movimiento considerado de extrema izquierda declinó la invitación.

La líder del partido de ultraderecha, Agrupación Nacional, Marine Le Pen, aseguró a su salida de la reunión con Bayrou que su forma de proceder le pareció “más positiva” que la del destituido premier, Michel Barnier, por su disposición a tratar “de manera perfectamente igualitaria” a todos los parlamentarios y las fuerzas políticas representados por ellos.

"Es decir que cada fuerza política pueda ser escuchada, que sea respetada, es obviamente un motivo de satisfacción para nosotros porque hay 11 millones de franceses que no quieren ser excluidos, en cierto modo, del funcionamiento democrático de nuestro país", explicó Le Pen, en referencia a los votos recibidos por su partido en las últimas elecciones.

Le Pen fue la primera en encontrarse con el nuevo premier, líder centrista, de 73 años, y asistió a la reunión acompañada del presidente de su bancada, Jordan Bardella.

Agrupación Nacional, que tiene 123 diputados en la Asamblea Nacional, no participó el martes pasado en las consultas convocadas por el presidente, Emmanuel Macron, en el Palacio del Elíseo para tratar de encontrar acuerdos para la designación de un primer ministro, ante la falta de una clara mayoría parlamentaria.

Las reuniones con Bayrou se realizan en orden decreciente, en función de la cantidad de diputados con los que cuenta cada facción. El siguiente en ser recibido por Bayrou fue el líder del “macronismo”, el ex primer ministro Gabriel Attal, quien salió al cabo de 40 minutos, y se abstuvo de hacer declaraciones.

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La izquierda no descarta la censura

La Francia Insumisa mantuvo su posición de no asistir ni a la convocatoria de Macron la semana pasada ni a la de Bayrou este lunes.  "No tenemos ni la intención de participar en el gobierno ni la intención de negociar un pacto de no censura con el señor Bayrou", explicó Manuel Bompard, coordinador nacional del partido de izquierda.

El resto de los movimientos progresistas se alinearon en una posición similar, recordando a Bayrou las condiciones que deben cumplirse para evitar correr con la misma suerte de Barnier y profundizar aún más la crisis de gobernabilidad.

Si no hay cambios con respecto al gobierno de Barnier, lo censuraremos de la misma manera

Olivier Faure, primer secretario del Partido Socialista, fue el tercero en ser recibido en Matignon, donde reiteró que Bayrou tendrá que “romper con lo que ha sido la política de Emmanuel Macron durante siete años”, y avanzar en temas como las “pensiones, el poder adquisitivo, servicios públicos y cuestiones democráticas”.

En su cuenta en X, Faure dejó claro que “si no hay cambios con respecto al gobierno de Barnier, lo censuraremos de la misma manera”.

Pero Bayrou también tuvo opción de tender puentes en busca de alianzas para eludir la suerte de su antecesor. En Matignon también fue recibido el líder de la Derecha Republicana Laurent Wauquiez.

El martes 17 de diciembre será el turno de los Ecologistas, Demócratas, Horizontes, Liot, GDR y UDR.

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Presupuesto 2025, en el centro de las prioridades

La prioridad número uno de los acercamientos de Bayrou con las facciones legislativas es la aprobación del presupuesto de 2025, una tarea que quedó pendiente con la caída del gobierno de Michel Barnier y de la que dependen varios desafíos importantes de la economía francesa.

Uno de ellos es la reducción del déficit del 6,1% del producto interno bruto y de la deuda de 112% del PIB, que acaba de sufrir una degradación por parte de la calificadora de riesgo Moody’s.

La composición de su gabinete será otra de las misiones a las que sirven estos encuentros, pero de momento, la urgencia de un presupuesto es tal que la Cámara Baja del Parlamento francés aprobó este lunes una ley especial que garantiza la continuidad de las funciones básicas del Estado, al renovar disposiciones del presupuesto actual en materia de impuestos y gasto público.

Esa ley especial será analizada el miércoles 18 de diciembre por el Senado y, en caso de que pase esa segunda revisión, tendrá que ser promulgada antes del 31 de diciembre para evitar una interrupción en los servicios públicos.

Se espera que la discusión del nuevo presupuesto en un Parlamento profundamente dividido se prolongue hasta principios del próximo año.

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Con EFE y Reuters