Este miércoles, sectores gremiales, estudiantes, políticos opositores y, sobre todo, de educación, se movilizarán rumbo al Congreso en apoyo a la Ley de Financiamiento Universitario, la cual sería vetada por el presidente Javier Milei. También contra el presupuesto presentado para el año próximo en la partida de educación. La última manifestación universitaria logró una actualización en los ingresos para las instituciones superiores, aunque no representa ni un 10% de los gastos.

Este miércoles 2 de octubre, Argentina vivirá una nueva jornada de manifestaciones en defensa de la educación pública en distintos puntos del país, con Buenos Aires como escenario principal. El acto más fuerte llevará a la marcha a las puertas del Congreso alrededor de las 17:00 (hora local) en apoyo a la Ley de Financiamiento Universitario.

Esta legislación, aprobada por las dos Cámaras y que mejora la situación presupuestaria en salarios y costos de funcionamiento para el sector, se estima que va a ser vetada por el presidente Javier Milei el jueves. Igualmente, es una protesta que promete más capítulos, porque el oficialismo aún no tiene asegurados los votos en el Senado para respaldar el rechazo.

Con las universidades públicas como pilar central de la convocatoria, también llamaron a la movilización gremios no docentes universitarios, centrales sindicales, movimientos sociales y organismos de derechos humanos, algunos llamando a realizar un paro en sus respectivas áreas para buscar más impacto en la protesta y ganar en contundencia, como tuvo la de abril pasado.

 

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“El Gobierno tiene un plan sistemático, metódico y gradual para destruir la educación pública”, dijo Ricardo Gelpi –rector de la Universidad de Buenos Aires- a través de un comunicado. Para el representante de la UBA, vetar la ley de financiamiento sería un error porque además es un gasto bajo para el PIB nacional.

Las autoridades de la UBA remarcan que el personal que trabaja en estos establecimientos perdió alrededor del 40% de su poder adquisitivo, el cual quedó muy por detrás de la inflación (la interanual está cercana al 240%) y está muy cerca de quedar debajo del mínimo considerado para evitar caer en la pobreza, la cual en Argentina supera actualmente el 50% de su población.

Desde el oficialismo, las universidades –que gozan, en promedio, de un buen concepto de la población argentina, normalmente polarizada sobre otras temáticas- han sido apuntadas y fueron catalogadas como lugares de adoctrinamiento político.

El último antecedente de una movilización universitaria que vivió este Gobierno fue en abril pasado, e hizo que la Administración de Milei actualizara los gastos de funcionamiento. Sin embargo, ese ítem solamente representa cerca de un 10% del presupuesto total de las entidades.

La postura de la Casa Rosada

Para minimizar la importancia de la manifestación, el Gobierno la redujo a una “marcha opositora”, alegando que figuras críticas también convocaron al público a participar, como fue el caso de Axel Kicillof, gobernador peronista de la provincia de Buenos Aires.

El martes, el Ministerio de Capital Humano publicó un comunicado con cifras respecto al financiamiento, aunque posteriormente fueron rebatidas por las autoridades universitarias.

“El compromiso del Gobierno con la universidad pública se ha mantenido firme; simplemente se exigió claridad en la gestión de los recursos que se transfirieron”, reza la misiva.

Desde el cambio de Administración, la cartera que encabeza Sandra Petovello asegura haber transferido más de 192.000 millones de pesos argentinos a las universidades públicas, lo que simboliza un incremento del 270% a los presupuestos, tomando como referencia el del año pasado.

“Se han asignado partidas para el funcionamiento de hospitales universitarios y aumentos salariales por encima de las pautas del Estado Nacional”, agrega. En tanto justifica que los sueldos de los profesores supera el millón de pesos mensual.

Quien desmintió estas cifras fue el rector de la Universidad Nacional de Córdoba, John Boretto, quien enfatizó que esos números corresponden a una fracción minoritaria de los docentes.

“Los docentes de dedicación simple, que imparten una clase a la semana, y muchos no docentes en posiciones iniciales se encuentran por debajo de la línea de pobreza”, afirmó. Además, añadió que los ejemplos que cita solo son de quienes se dedican exclusivamente a dar clases y cuentan con una extensa trayectoria.

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Los gremios han rechazado la última propuesta de aumento de sueldos que envió el oficialismo para el sector, que era de 5,8% más el 1% que ya fue dado este mes, muy lejos del 50% que reclaman.

 

Con medios locales