Mientras los organizadores de los Juegos Olímpicos de París realizan una campaña de reclutamiento para encontrar a los 45.000 voluntarios necesarios para organizar el evento del 26 de julio al 11 de agosto de 2024, los activistas realizan una contra campaña: inscribirse como voluntario para las Olimpiadas y no presentarse.

La idea es sencilla, y legal: mientras el Comité Olímpico lanza su campaña para inscribir a 45.000 voluntarios para los Juegos de París 2024, los activistas buscan perturbar su organización con falsas solicitudes de voluntariado.

La campaña, abierta hasta el 3 de mayo, es denunciada por los activistas, que señalan que a los miles de voluntarios sin alojamiento y apenas remunerados se les pedirá que estén "disponibles al menos 10 días" durante el verano de 2024, periodo en el que podrán ser contratados hasta 10 horas al día y 48 horas a la semana, según la carta publicada por el Comité Olímpico.

“Alice”, de 33 años, es una de estas "falsas voluntarias", cuyo número es difícil de estimar. Viene de un "medio deportivo" y es organizadora de varios eventos deportivos. Ella confía en la fuerza de su candidatura para ser reclutada. Si lo consigue, aún no decide entre "retirarse en el último momento", hacer una "huelga" o aprovechar la presencia de cámaras de todo el mundo para intentar una acción mediática. Afirma que claramente los voluntarios no tendrán "ninguna relación jurídica permanente de subordinación", indispensable en Francia para establecer un contrato de trabajo y el alcance de las tareas que se les asignarán la perturba.

“Me parece vergonzoso que, con un presupuesto de 8.800 millones de euros, los Juegos Olímpicos recurran a voluntarios y les pidan que se impliquen tanto", argumentó. “Se trata de un trabajo cercano a lo oculto, y quiero contribuir a desbaratar estos Juegos, que son problemáticos a todos los niveles, ya sea en términos sociales, económicos, de seguridad o medioambientales", agregó.

"Los Juegos son aceleradores de la destrucción".

Su malestar lo comparte el colectivo Saccage 2024, creado en noviembre de 2020 y que reúne a vecinos de Seine-Saint-Denis para denunciar la degradación provocada por la competencia en la zona.

“Para nosotros", afirma “Clément”, miembro del colectivo que organiza regularmente reuniones públicas y manifestaciones, "los Juegos son aceleradores de la destrucción. Bajo la apariencia del júbilo colectivo, permiten la aprobación de leyes de seguridad, como la adoptada el miércoles, la destrucción de espacios verdes y la aceleración de procesos de gentrificación que no beneficiarán a los habitantes de Seine-Saint-Denis. Y ello a pesar de que este departamento, que acogerá gran parte de las instalaciones y eventos de los Juegos, es el más pobre de la Francia metropolitana”.

El activista también protesta por las condiciones laborales de los trabajadores empleados en estas obras, algunos de los cuales son indocumentados. Según él, la convocatoria de falsos voluntarios “no es tanto una forma de sabotaje sino como una manera de hacer oír una voz disidente, mientras las autoridades, como el Comité Olímpico, destacan los beneficios que se obtienen con la celebración de los Juegos en París y Seine-Saint-Denis”.

“Queremos denunciar que los Juegos Olímpicos son una marca privada, una organización con ánimo de lucro y patrocinadores, que emplea mucho de dinero público y voluntarios. Es escandaloso, y se hace bajo la apariencia de los valores olímpicos, pero en realidad es hipócrita, individualista y competitivo. Se nos dice que es una 'gran aventura humana', pero no pasa nada", añadió.

Obras concluídas

Las diversas obras olímpicas en curso en Seine-Saint-Denis son, para algunos, objeto de resistencia local. Desde 2017, los vecinos de la ciudad de Saint-Denis, que acogerá la villa de los atletas y varios eventos deportivos, crearon un "comité de vigilancia" y organizaron “recorridos tóxicos" que llevan a las distintas obras olímpicas a denunciar su impacto ecológico.

Cécile Gintrac, una de sus voceras, está especialmente preocupada por el impacto que tendrán los Juegos en su ciudad, donde actualmente se están construyendo dos barrios para acoger el acontecimiento deportivo.

“Los Juegos transformarán Saint-Denis y empeorarán una situación ya deteriorada desde el punto de vista medioambiental", afirma esta profesora de geografía. Los barrios en construcción, que deben sobrevivir a las Olimpiadas para hospedar a los nuevos habitantes, carecen de espacios verdes y están encajonados entre grandes ejes viarios. Por mucho que promuevan el uso de materiales ecológicos, a pesar de todo el dinero invertido, el legado de las Olimpiadas corre el riesgo de ser perjudicial para la población.

Consultas administrativas

Para Arthur, miembro de Saccage 2024, además de tener consecuencias "antiambientales", el argumento a favor de las Olimpiadas sobre la creación de empleo y la revitalización de los territorios no tiene fundamentos.

“Los empleos creados para las Olimpiadas son precarios y efímeros", afirma, "y el empleo masivo de voluntarios añade otra capa. Sabemos que no habrá 45.000 falsos voluntarios para las Olimpiadas, pero esta campaña anima a la gente a actuar a su propio nivel, al tiempo que envía un mensaje a los organizadores".

El comité organizador de los Juegos Olímpicos parece haberse dado cuenta de la amenaza que suponen las solicitudes falsas. Los organizadores afirman que, si bien el "proceso de movilización debe garantizar la sinceridad del compromiso de los candidatos" y su "adhesión al proyecto y a los valores de París-2024″, los voluntario acreditados serán objeto de una "investigación administrativa previa" para evitar el riesgo de sabotaje.

También está previsto contratar a un equipo de voluntarios extras, que se movilizarán en caso de que se produzcan demasiadas solicitudes falsas.

*Algunos nombres fueron cambiados por seguridad

Este artículo es una adaptación del reportaje original de Lou Roméo para France 24 en francés