Para Vicente García, cantar en República Dominicana es más que especial. Estar “donde nacen todas sus inspiraciones” lo estremece y no lo esconde. “Es tanta la emoción que se vuelve complicado”, dice.
El 17 y 19 de febrero se vivieron noches memorables en el Teatro Nacional Eduardo Brito, cuya sala principal Carlos Piantini acogió el espectáculo “Vicente García Sinfónico”. Lo fueron para Vicente, los amigos de la música que abrazan sus triunfos, su familia y su público.
Con la dirección de Amaury Sánchez y la participación de la Orquesta Filarmónica de Santo Domingo, el artista emprendió vuelo junto a 71 músicos en escena.
No hay nada que estremezca más la piel de una persona sensible al arte que una orquesta sinfónica y no hay voz más desnuda que la de Vicente. En su último concierto, el cantante y ganador de varios Latin Grammy se entregó al performance: los gestos, la manera de encoger su cuerpo cuando terminaba cada canción, como pintaba al aire mientras evocaba el paisaje de su tierra; todas estas acciones que situaban al espectador en la sublimidad de su universo artístico.
Temas como “Carmesí”, “Como has logrado”, “Camino al Sol”, “Te Soñé”, “Dulcito e Coco” y “Jugar a vivir” fueron parte del repertorio, junto a otras íntimas como “No fue un milagro”, que no se encuentran en las plataformas digitales, pero que como bien mencionaba García, en los conciertos hacen su magia.
A hablar por el concierto de clausura este domingo, “Vicente García Sinfónico” cerró con broche de oro como un espectáculo para terminar con el alma en la mano y con los sentimientos a flor de piel.