Justo en mis inicios en el mundo bursátil, estalló la gran crisis financiera. Y aunque en ese momento me desenvolvía más en la inversión de energía, me llamó mucho la atención el comportamiento de los bonos gubernamentales, sobre todo en los bonos norteamericanos y de la región euro.
Debo admitir que en esos días se me dificultó un poco comprender el porqué del aumento tan vertiginoso del precio de los bonos. Desde entonces dedico un gran tiempo a entender ese mercado, su funcionamiento y sus fundamentos, como los spreads 10 y 2 años de los bonos norteamericanos, que son grandes indicadores de futuras recesiones, sabiendo que estos instrumentos de deudas son unos de los principales refugios en tiempos de crisis e incertidumbres, y que por demás pueden ser indicadores de potenciales decisiones de la Reserva Federal, al igual que percepción de futuras inflaciones.
Hoy, tomando esos mimos indicadores, los bonos están hablando y lo hacen en voz alta. Comentaba Steve Ricchiuto, director de Mizuho Securities USA (MSUSA), y experto en proyecciones macroeconómicas, que históricamente desde los tiempos de Paul Volcker en la Reserva Federal hasta Alan Greenspan, Ben Bernarke, Jaret Yellen y llegando a Jerome Powell, la política monetaria y fiscal siempre se ha dirigido generalmente en direcciones opuestas, haciendo énfasis en mantener baja inflación y lograr el máximo empleo.
Sin embargo, eso cambió ante la pandemia en marzo del 2020, donde se actuó con espíritu sincronizado, tanto en lo que concierne a la política fiscal, como a la monetaria, priorizando el empleo máximo ante una inflación promedio.
Los resultados han sido una rápida recuperación a niveles prepandemia en términos del PIB, en el transcurso de un año. Y ante las continuas presiones inflacionarias, un petróleo en los 90 dólares, y un muy buen reporte sobre el desempleo para el cierre de enero. Esto impulsará tanto a una contracción fiscal como monetaria simultáneamente, lo cual sería un acontecimiento inusual en la historia moderna.
Como resultado el mercado de bonos, en términos de probabilidades, se percibe entre inversionistas encuestados, que más de un 66% prevé un incremento de 125-175 puntos básicos, y un 17.3% entre un 175 and 225 puntos básicos.
Las tendencias de los bonos indican una inflación de alrededor del 3% por los próximos 2 años y posteriormente una normalización a la meta de inflación de un 2% para el 2024, lo que conduce a que los riegos y presiones inflaciones se interpreten más a corto plazo.
En tanto que el Banco Central del Reino Unido sorprendió el pasado miércoles con el incremento de 50 puntos básicos a su tasa de interés, siguiéndole el Banco Central Europeo con pronunciamientos de su presidenta Christine Lagarde, en lo que se interpreta como un cambio a una postura “hawkish”, y que igualmente ha iniciado el Banco Central de la República Dominicana, con un agresivo aumento de su tasa de política monetaria de 3.00 a 5.50%, desde finales del 2021 a la fecha, con el propósito de combatir las presiones inflacionarias (8.5 % interanual), y al mismo tiempo es una forma de “following the Fed” para evitar la salida de capitales.