El día más doloroso de la Semana Santa es el viernes, porque es el día de la pasión y muerte de Jesús, de acuerdo con el calendario cristiano. La semana finaliza el domingo con la Pascua de la Resurrección, luego de tres días del calvario. A partir de ese momento comienza a crecer la leyenda de los actos de Jesús como profeta, hijo de Dios, enviado del Señor, enviado a redimir a la humanidad de sus pecados.

Este viernes es el día de la reflexión, del cambio en nuestras vidas, de asumir compromisos y responsabilidades que hemos eludido, y de actuar con responsabilidad ante los desastres que hemos visto y no hemos tomado decisiones para repararlas.

Es también a oportunidad para reconciliarnos con otros, superar nuestros propios errores y fantasmas y abrirnos a la vida en vez de quedarnos aferrados a la muerte. Es un viernes de tristeza, por la muerte de Jesús, pero al mismo tiempo es momento de esperanza para sobreponernos ante las tragedias y otros designios de los humanos que han debido ser distintos.

Este es un día para pensar en la mejoría de nuestro sistema carcelario, porque los presos, aunque han delinquido o han sido acusados de cometer delitos, siguen siendo seres humanos, con dignidad para ser respetados y protegidos.

Es el momento para pensar en la mejora de la educación. De la salud, de las actividades responsables de los funcionarios y servidores públicos. Es tiempo para requerir y aportar, tanto como podamos, para reducir la pobreza.

Es tiempo para evitar que el nacionalismo nos arrope, el creer que abrazo el pedazo de isla en que vivimos es una forma de protegernos a nosotros rechazado el amparo que debemos ofrecer a los demás. Es como si estuviésemos en un naufragio, y nos toca la oportunidad de un salvavidas, y estamos rodeados de personas indefensas, que reclaman nuestro apoyo, un pedazo del salvavidas que nos ha tocado. ¿La decisión más humana, cuál es? ¿Hundir más a los que se ahogan y alejarnos, o entregar nuestro brazo de apoyo para que ellos también sobrevivan?

En mayo próximo tendremos un proceso electoral, y estamos comprometidos con participar como ciudadanos, ofrecer nuestro voto a los candidatos de nuestra simpatía, porque esa es la manera de fortalecer la democracia, el mejor sistema de gobierno hasta ahora conocido.

De eso se trata. Esa es la enseñanza que recibimos de Jesús, y a él es que recordamos en este semana de tranquilidad y reflexión. Paz para todos.