El nuevo Código Penal, sancochado en el Senado en primera y segunda lecturas, pero sin una verdadera lectura, más que un código penal es una pena de código (valga el juego de palabras).
Como bien han denunciado juristas, activistas pro derechos humanos y derechos civiles, y sobre todo activistas pro derechos de las mujeres y las niñas, se trata de un retroceso para la República Dominicana.
Por ejemplo, la Confederación Nacional de Mujeres Campesinas (Conamuca) y el Foro Feminista Magaly Pineda (FFMP), por sólo citar un ejemplo, han señalado doce aspectos negativos y de retroceso que contiene la citada pieza legislativa, que ahora deberá ser sancionada por la Cámara de Diputados.
En doce citas de mandatos del código, ilustradas, las dos organizaciones resaltan los daños que traerá la legislación, entre los cuales se encuentran:
–Quitar de manera absoluta a la mujer el derecho a decidir sobre su vida y su cuerpo, y obligarla a cargar con un embarazo no deseado por ser el fruto de una violación sexual, incluso incestuosa. También la obliga a poner en riesgo su vida, si el embarazo tiene complicaciones que podrían llevarla a la muerte o aunque el feto sea inviable para la vida.
-El nuevo código exonera de culpa a las iglesias en los casos de pastores y sacerdotes que cometan violaciones sexuales, y ante cualquier otro delito o crimen.
-Otros males del código son la prescripción del crimen de la corrupción, sanciones leves para caso de violaciones sexuales, y quitar al Estado la responsabilidad de perseguir de manera directa los delitos de discriminación, pues primero debe existir una acción privada.
-En el caso de hombres violentos que hayan agredido o amenazado a una mujer, el código no contempla despojar al agresor y potencial asesino del arma de fuego ni cancelarle su licencia de tenencia y porte.
¡Toda una joya!
No queremos hacernos ilusiones, pero nos queda un mínimo de esperanza para apostar a que en la Cámara de Diputados no sea aprobada esa suma de disposiciones antiderechos y retrocesos.