La tarde del miércoles la tormenta Franklin abandonó el territorio dominicano y entró en las aguas del océano atlántico, dejando inundaciones, algunos daños materiales, como carreteras y caminos vecinales dañados, acueductos afectados, crecidas de ríos, arroyos y cañadas y daños a viviendas, además de la pérdidas de por lo menos dos ciudadanos fallecidos por ahogamiento.

El operativo desplegado por el Centro de Operaciones de Emergencia (COE), con el apoyo del gobierno y las instituciones estatales, fue eficiente, y de acuerdo con los reportes 547 viviendas resultaron afectadas, 351 personas tuvieron que ser albergadas en lugares destinados para la protección de ciudadanos en peligro por las condiciones y lugares de sus viviendas, 346 mil usuarios del servicio de energía eléctrico resultaron afectados y más de un millón de personas se quedó sin acceso a agua potable.

De acuerdo con las palabras del presidente Luis Abinader, anoche en la rueda de prensa del COE, hubo daños a caminos vecinales sin pavimentación, a la carretera de San José de Ocoa y una carretera de acceso y salida de la provincia de Monte Plata.

Las inundaciones fueron numerosas, y por eso miles de personas resultaron con daños en sus viviendas, por la gran cantidad de agua que corrió por algunas calles e invadió barrios y casas, construidos en lugares inapropiados.

Sin embargo, el presidente informó que “donde quiera que haya afectados por el paso de la tormenta Franklin, el gobierno irá en su ayuda”. Hay que esperar que así sea y que el paso de este fenómeno no represente ningún retroceso en las familias afectadas, en su situación económica, social y de estabilidad hogareña.

Lo que corresponde ahora es evaluar otros daños no conocidos, o no incluidos en los informes del COE. Por ejemplo, comunidades que han resultado incomunicadas, parcelas y conucos que fueron destruidos o parcialmente destruidos por el paso de la tormenta, aparte de los daños ocasionados por las crecidas de las cañadas y ríos, que afectaron los cimientes de puentes, carreteras, canales de riego, embalses y otras infraestructuras de servicio para comunidades rurales o empobrecidas.

El gobierno hizo bien en prever una paralización formal de actividades desde el mediodía del martes hasta la mañana del jueves. Ahora corresponde que se restablezcan las actividades productivas, educativas, comerciales, y que el país retome el curso de su prosperidad y crecimiento. Que las actividades turísticas retornen a su habitual crecimiento, lo mismo que las empresas de zonas francas y las industrias.

Es esperanzador que el presidente haya prometido atender “a todas las familias y personas afectadas por el paso de la tormenta tropical Franklin”. De acuerdo con las palabras del primer mandatario, la Consultoría Jurídica del Poder Ejecutivo tiene ya elaborada una propuesta para que los recursos pueda salir del presupuesto sin necesidad de establecer ninguna ley, y se puedan reparar los acueductos, caminos, carreteras y apoyar a las empresas y personas afectadas por las inundaciones.

También hay que felicitar la efectividad de la coordinación del COE, de la Defensa Civil, la Oficina Nacional de Meteorología, el INDRHI, INAPA, las COORA municipales, el Ministerio de Salud Pública, el Ministerio de Energía y Minas, las EDES y otras entidades que dispusieron de recursos, personal, vehículos y presupuesto para realizar las labores preventivas que han podido mitigar los efectos nocivos del paso de la tormenta Franklin por tierra dominicana.