El presidente Luis Abinader acogió como patriótica e inteligente la decisión del Consejo de Ministros de Haiti, refrendada por el primer ministro interino Ariel Henry, de solicitar la ayuda militar de la comunidad internacional para detener la crisis humanitaria que vive su país.
Y de inmediato anunció la decisión del gobierno dominicano de no integrar al aparato militar dominicano en acciones humanitarias en Haití. El gobierno dominicano apoya la solicitud del gobierno haitiano y la presencia de la comunidad internacional para detener la violencia y el descalabro de Haití, y tomará todas las decisiones necesarias para proteger la frontera dominicana, de modo que las bandas y delincuentes haitianos no recurran a nuestro territorio para escabullirse de la persecución y el establecimiento del orden, además de las consecuencias que se deriven de las actuaciones del estos grupos, incluyendo el asesinato del presidente Jovenel Moise.
Es una decisión prudente la anunciada por el presidente. Ningún dominicano debe intervenir como parte de la fuerza internacional que formalice el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
Razones históricas, de conflictos entre los dos países, son más que suficientes para que la comunidad internacional acoja como positiva esta decisión del gobierno dominicano.
Y debe entenderse que la República Dominicana puede servir de apoyo con mucho más eficiencia desde este lado de la frontera dominico-haitiana, que con soldados destacados en el territorio haitiano.
El gran apoyo del gobierno dominicano debe ser la seguridad de la frontera, y al mismo tiempo servir de vehículo de suministro de alimentos, combustibles, medicamentos y cualquier otro producto o materias primas que necesite Haití en el periodo especial de restablecimiento de la paz en la que va a entrar a partir de la decisión de los organismos internacionales.
Las palabras del presidente, además de anunciar el reforzamiento del aparato militar de la frontera, fueron para poner en contexto desde cuándo el gobierno dominicano había establecido cuál era la vía para la solución a los graves problemas de Haití:
«Durante un año nosotros hemos llevado acciones diplomáticas, desde septiembre del año pasado que en mi discurso ante la Organización de las Naciones Unidas dije que la única manera de llevar la paz a Haití era con una fuerza internacional que ayudara a la policía de Haití, pero que lo que apoyara para llevar la pacificación de ese país».
Y agregó lo que espera la República Dominicana de la decisión del Consejo de Seguridad de la ONU:
«Yo espero que la comunidad internacional y nosotros actuaremos en lo posible, obviamente nunca interviniendo en ninguna fuerza que vaya a pacificar ese país porque nosotros no vamos a intervenir, pero si desde el punto de vista diplomático, creo que hemos logrado un gran avance y hoy la comunidad internacional está verdaderamente preocupada por esa situación».
La información que posee la República Dominicana también podría servir de apoyo a la comunidad internacional. En ese contexto, estamos adoptando una decisión que, presente y futura, no produzca más lesiones en las relaciones de dominicanos y haitianos.