El pueblo dominicano es partidario de la democracia y ha quedado demostrado en los actos políticos y sacrificios patrióticos de miles de dominicanos que han sacrificado sus vidas por el ideal duartiano y por la deseada libertad, conquistada con soberanía en el siglo XIX, y ratificada en la guerra de Restauración, en la lucha por la independencia frente a Estados Unidos en 1873, en las intenciones de entrega de la soberanía por presidentes y líderes políticos que no confiaban en la posibilidad de ser un pueblo libre e independencia de toda potencia extranjera.
Estados Unidos insistió en quedarse con parte de la soberanía económica en 1905, y luego intervino militarmente en 1916-1924, y quedó establecida una dictadura que se mantuvo por 30 años sacrificando las ansias de libertad y de prosperidad del pueblo dominicano.
Así se dieron los esfuerzos de libertad por Luperón en 1949, y el gran programa del Movimiento de Liberación Dominicana de 1959, por Constanza, Maimón y Estero Hondo, que se hizo realidad el 14 de Junio de ese año.
Las sañas de las esbirros de Trujillo fue notoria contra los expedicionarios, y una gran parte fueron sacrificados, fusilados, y apenas algunos quedaron con vidas para ser presentados a comisiones internacionales que reclamaban respeto a los derechos humanos de esos dominicanos amantes de la libertad.
La dictadura pudo controlar el empuje libertario del pueblo, pero finalmente llegó el 30 de mayo, y los héroes ofrendaron sus vidas para que la libertad prosperara y creciera como un jardín en primavera.
Elecciones, Juan Bosch presidente, golpe de Estado militar contra el gobierno legítimo, gobiernos ilegítimos, triunviratos corruptos, guerra civil, intervención militar, gobierno de fuerza con mascarada democrática. Y la lucha del pueblo nunca se detuvo ni se ha detenido.
Los mensajes mesiánicos y con falsas promesas de prosperidad y abundancia siempre han convivido con los deseos de prosperidad de un pueblo ansioso por conquistar su propio destino.
La democracia es mejor que la dictadura. La libertad permite florecer las iniciativas individuales, la creación de empresas y de empleos, la generación de riqueza, las exportaciones, el crecimiento económico, la alimentación segura, la prosperidad, los servicios sociales.
Este pueblo no quiere dictadores ni conceptualizadores que hacen malabarismos con las palabras y las ideas para el engaño y la manipulación. El país ha encontrado un sendero de prosperidad, de transparencia y de esfuerzo por una gestión pública que se ocupe de los más pobres, de los marginados tradicionalmente, incluso por consuetudinarios gobiernos anteriores, que pasaron y depredaron el Estado, y continúan con sus corruptos en la sombra, pero que la sociedad identifica en sus movimientos y andanzas.