Varios factores nos inclinan por aumentar nuestra preocupación ante el deterioro interno de la situación política y social de Haití, que sigue y seguirá teniendo repercusiones en la República Dominicana.

Los dominicanos conscientes de la relevancia del desarrollo político, económico y social de los haitianos, debemos ocuparnos de que esos hermanos encuentren las vías de entendimiento para evitar una intervención internacional, ya dispuesta por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, y detenida momentáneamente por una decisión de la Corte Suprema de la República de Kenia, que impidió la pasada semana  la salida de los primeros mil soldados de ese país hacia Haití.

Queremos que los haitianos encuentren las vías o el modelo de desarrollo y la prosperidad, y que lo hagan con libertad y en democracia. Y esto reduzca la migración haitiana en todo el mundo, y en particular en la República Dominicana, el destino más fácil para los haitianos menos instruidos y los más pobres.

Preocupa que el ex militar Guy Phillippe, luego de seis años en prisión en Estados Unidos, acusado de lavado de activos del narcotráfico, haya regresado a Haití y de inmediato recurriera a la formación de un ejercito que le apoye en su propósito de reunir a la mayoría de las bandas delincuenciales, de secuestradores y atracadores que han hundido ese país en la desesperanza y la miseria, para derrocar el débil gobierno de Ariel Henry.

Es cierto que Ariel Henry fue designado por el difunto presidente Jovenel Moise, y que juró como primer ministro con el apoyo del Core Group, por un período de un año, para reorganizar el gobierno y llamar a elecciones en el menor tiempo posible.

Henry no ha hecho nada de lo que debía hacer, y se ha quedado en el poder sin un programa claro y sin perspectivas, y ha sido sostenido en el poder por el Core Group y por las Naciones Unidas, porque las otras opciones, serían más que desastrosas.

Algo hay que hacer en 2024. Jovenel Moise fue asesinado el 7 de julio del 2021. Henry cumplirá tres años en el poder el próximo 7 de febrero. Es el momento del cambio politico, y es cuando Haiti entra en las fiestas carnavalescas.

Henry no tiene nada en carpeta, y menos ahora que Guy Philippe dice que organiza una entrada en Puerto Príncipe, desde Cabo Haitiano, para derrocar a Henry. El caos se profundizará, y será mucho peor si Henry consigue el apoyo de Jimmy Cherizier, alias Barbecue, que en realidad es el jefe de una asociación de pandillas, que ha mantenido un cerco sobre Puerto Príncipe.

El Grupo Codevi, que opera con cerca de 20 mil empleados en Ouanaminthe, en la frontera con Dajabón, anunció la pasada semana un cese de actividades, por razones de seguridad.

Aunque el gobierno dominicano ha reforzado la frontera, es probable que si la decisión del Consejo de Seguridad de brindar apoyo al gobierno de Ariel Henry no se cumple, como estaba programada para principio de año, que esa fuerza no sea suficiente para contener una potencial embestida del lado haitiano hacia la frontera dominicana. 

Mientras haya una crisis humanitaria, una especie de limpieza étnica entre Israel y la zona de Gaza y Cisjordania, Haití seguirá siendo un punto débil en la atención de la comunidad internacional. 

Mientras haya que poner empeño en el ceso de la agresión de Rusia contra Ucrania, Haití tendrá poca atención y poco o ningún apoyo de la comunidad internacional.

Mientras la crisis en Venezuela, por razones políticas y electorales, se siga profundizando porque el presidente Nicolás Maduro quiere aplicar el mismo método que ya puso en marcha Daniel Ortega para impedir la presencia de opositores en sus elecciones, Haití carecerá de atención suficiente para restablecer su seguridad.

Los haitianos han dado sobradas demostraciones de que no pueden o no quieren ponerse de acuerdo, y de que no hay fuerzas unificadas que conduzcan un proceso de restablecimiento de la democracia haitiana. No hay sectores políticos, empresariales, eclesiásticos, de la sociedad civil o profesionales, que puedan conducir un acuerdo que rija para la comunidad haitiana con puntos básicos de llevar el país por los próximos 5 o 10 años. Por eso, no habrá atención de la comunidad internacional hacia Haití.

Y menos ahora, que hasta enero de 2025, Estados Unidas ya está en un proceso electoral en que los republicanos y demócratas no se comprometerán con buscar ninguna solución al tema haitiano, aunque ellos sean grandes responsables de esa crisis y del desastre de ese hermano país. El resultado de las elecciones de noviembre de este año, en Estados Unidos, podría significar un abandono de Estados Unidos a la búsqueda de soluciones en Haití.

Por eso estamos preocupados, y entendemos que el país debe incrementar su atención a los temas relacionados con la búsqueda de alternativas democráticas para Haití.