LA semanal de este lunes resultó una reiteración de las decisiones y conceptos que ha manejado el presidente de la República sobre la crisis con Haití, a propósito de la construcción del desagüe por parte de los haitianos, y que ahora cuenta con el apoyo del gobierno de Ariel Henry.

Las explicaciones de Olmedo Caba, director del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INDHRI), y de Ito Bisonó, ministro de Industria, Comercio y Mipymes, también confirmaron que el presidente mantiene su opción de seguir presionando con el cierre de las fronteras con Haití a los constructores del canal para sacar el agua al río Dajabón o Masacre.

Fue el presidente Luis Abinader quien lo dejó entrever, y luego lo confirmó Olmedo Caba con una gráfica elocuente, de que en dos o tres semanas el gobierno tiene la decisión de rehabilitar el canal de desagüe de La Vigía, para sacar prácticamente toda el agua que cursa por el río, antes de que llegue al punto en que los haitianos pretenden captar el agua para irrigar sus campos.

Lo que dijo Olmedo Caba es que con esta decisión el gobierno pretende “salvar el caudal del río Dajabón” extrayendo aproximadamente 1.5 metros cúbicos por segundo, que resulta casi la misma cantidad de agua que en los tiempos de bajo caudal conduce este río, aproximadamente durante siete de los 12 meses del año.

Las aguas del río Dajabón quedarían del lado dominicano, con lo cual los haitianos quedarían excluidos de la repartición del curso del río y estaríamos ante una ruptura de los acuerdos de compartición de 1929 y de 2021.

El presidente Abinader fue reiterativo en su intervención: “siempre hemos querido buenas relaciones con Haití”, pero nuestro deber es defender la soberanía dominicana y el derecho al agua de los campesinos dominicanos.

También dijo que a partir de esta crisis la frontera dominico-haitiana nunca más volverá a ser como antes, nunca más será la mismo que hemos tenido.

Esto lo dijo el presidente: Vamos a alimentar nuestro canal de La Vigía con 1.5 metros cúbicos de agua, y para el curso del río Masacre quedaría poca agua. Lo que pretendemos con el trasvase es salvar el caudal del río Dajabón.

Pese a las muchas veces que el presidente ha afirmado y sigue haciéndolo que desea ayudar a Haití, y que retorne su democracia, lo que estamos escogiendo es el camino de la confrontación. Y ese no es el camino adecuado, ni el recomendable.

Si deseamos el diálogo, y hemos reiterado que esa es una aspiración del gobierno dominicano, había que dejar las puertas abiertas para una mediación, había que abrirle un camino al débil gobierno haitiano, para que encuentre la moderación y tranquilice a su gente.

Con las fronteras cerradas no habrá fuerzas de paz de Naciones Unidas en Haití, ni podremos continuar colaborando con la comunidad internacional para que Haití retorno a su normalidad democrática.

Estamos dejando a un lado lo otro que resulta obvio, que el cierre de la frontera también lesiona la economía dominicana, a los agricultores del Cibao, a los industriales de zonas francas. También afecta la agroindustrial industria de la construcción, los servicios y tantas otras actividades que se sostienen con presencia de mano de obra haitiana en nuestro territorio.

Son muchos los elementos a cambiar, en nuestra cotidianidad, y los comercios que tendrán que transformarse. El presidente dijo que algunos productos se venderían a la Guyana y otras naciones de la región. No será jamás igual vender en la frontera dominico-haitiana que transportar productos a otras naciones. las condiciones serán muy cambiantes.

Deseamos que el presidente Luis Abinader tenga éxito en su conducción de este conflicto, y con gran preocupación, aspiramos que no se encuentre con peligrosas sorpresas en el camino emprendido.