Ciudadanos haitianos, cansados de tener que pagar a las bandas armadas que controlan los barrios de Puerto Príncipe y otros territorios de Haití, decidieron tomarse la justicia en sus manos, y este lunes lincharon a catorce hombres acusados de dirigir los grupos criminales.

Una multitud en Canapé-Vert, en la parte alta de Puerto Príncipe, la capital de Haití, interceptó un autobús de la policía que trasladaba a los pandilleros, y ejecutó una matanza, sin que los agentes del orden pudieran evitarlo.

Esto ocurre un día después de que la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas en Haití (Ocha) informara que setenta personas murieron y cuarenta resultaron heridas en los barrios de Cité Soleil, Puerto Príncipe, entre el 14 y el 19 de abril.

El organismo resaltó que la crisis socioeconómica y política se ha recrudecido en los últimos meses en Haití, que sufre una espiral de violencia.

Como si fuera poco, Haití también sufre en estos momentos de la reaparición del cólera, que ya ha causado cerca de 600 muertos en el país desde octubre pasado.

Si esto que le ocurre al pueblo de Haití no es una crisis humanitaria, entonces ¿qué falta por ocurrir para que se considere como tal y se acuda en su auxilio?