Profesionales de la psicología y de la psiquiatría han venido advirtiendo del incremento de problemas como la depresión y el suicidio, sobre todo en la población joven de la República Dominicana.

No obstante, no se evidencia que las autoridades de salud aborden este problema con la prioridad que recomiendan los especialistas. Y se trata de un asunto delicado, grave, que debe de ser atendido sin demora.

Veamos algunos datos de la Organización Panamericana de la Salud:

La  OPS  advirtió al final de la pasada semana que se debe de dar prioridad a la salud mental en la recuperación de la pandemia de COVID-19.

El organismo continental hace énfasis en la necesidad de que los gobiernos incrementen los recursos para finanaciar los programas de prevención especialmente dirigidos a las comunidades más vulnerables.

Los problemas de este tipo, como la depresión, la ansiedad o el estrés, se han cebado de manera desproporcionada con las personas tradicionalmente excluidas del acceso a cuidados mentales, como las mujeres o las minorías raciales, recordó Epsy Campbell Barr, directora de la nueva Comisión de Alto Nivel de Salud Mental y COVID-19 del organismo.

Por otro lado, el director del Departamento de Enfermedades Mentales y No Transmisibles de la organización, Anselm Hennis, expresó:

"Cerca del 90 % de la gente (con estos problemas) no recibe tratamiento",  en especial las personas con problemas graves. Además, el 28 % de las estancias en centros de salud mental superan los 5 años de duración.

La población dominicana que vive con alguna condición de salud mental o trastorno que requiere atención psicológica está prácticamente desprotegida

Una de las razones citadas por Hennis es la falta de gasto en Sanidad en la mayoría de países del continente. De hecho, el gasto medio de muchos gobiernos americanos no supera el 3 % del producto interno bruto (PIB), lejos del objetivo del 6 % ciento que recomienda la Organización Mundial de la Salud.

Aunque los datos aportados por los funcionarios de OPS no requieren más explicación, en el caso de la República Dominicana es importante resaltar que la cobertura de las administradoras de riesgos de salud (ARS) no cubren los servicios profesionales de psiquiatría y de psicología.

La población dominicana que vive con alguna condición de salud mental o trastorno que requiere atención psicológica está prácticamente desprotegida aunque pague un seguro médico o esté inscrita en el régimen subsidiado.

Desde el prejuicio, desde el estigma y desde el desamparo estatal, las personas que sufren trastornos psicológicos o psiquiátricos no cuentan con una eficaz cobertura en los planes de salud.

Este es uno de los motivos por los cuales se requiere una urgente reforma del sistema de salud en la República Dominicana.