Como estaba previsto, Robert Thomas embajador interino de los Estados Unidos en la República Dominicana, acudió como invitado al almuerzo de la Cámara Americana de Comercio. La expectativa era grande en los medios de comunicación y en los sectores empresariales que se hicieron la idea de que el diplomático abordaría la cuestión del racismo en los procesos migratorios dominicanos, como había sido denunciado previamente por la delegación diplomática, con el añadido de que el ministerio de Relaciones Exteriores emitió una dura respuesta que conminaba al gobierno americano a retirar la referida crítica.
Robert Thomas llegó tranquilamente, y asumió el rol que tiene asignado como principal funcionario, representante del gobierno de los Estados Unidos, en la República Dominicana. Fue un discurso amplio, diplomático, que resaltó las excelentes relaciones entre su país y el nuestro, que habló de la cooperación en marcha, la lucha contra la corrupción, compras y contrataciones, apoyo al gobierno de Luis Abinader y finalmente sobre la perla de última hora: Las sanciones contra Central Romana.
Los líderes del sector empresarial acudieron a la cita. Una representación del ministerios de Exteriores de la RD acudió también, encabezada por el vicecanciller Rubén Silié.
El almuerzo estaba supuesto a iniciar a las 12:30. Roberto Herrera, presidente de la AMCHAMRD, dice que todo estuvo de acuerdo a lo planeado. Sin embargo, media hora antes del inicio se divulgó la decisión de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos sancionado a la empresa Central Romana, establecida en la República Dominicana, por abusos laborales contra sus trabajadores.
La impresión que queda es que entre la divulgación de la nota y la presentación de Robert Thomas todo fue planificado. El rumor creció, el análisis sobre el efecto de esta decisión se expandió, las sospechas fueron que las sanciones eran otro mensaje contra la política migratoria de la República Dominicana.
Hoy día, sobre las relaciones entre Estados Unidos y la República Dominicana, todas son sospechas. Hay muchas versiones en circulación. Algunos sostienen que Estados Unidos reclamó el permiso al gobierno dominicano para establecer campamentos de refugiados en la frontera con Haití, y que el gobierno de Luis Abinader negó esa petición. Otro sostienen que una persona importante (en amistad) con funcionarios norteamericanos en el país fue detenida e interrogada en el Aeropuerto Internacional de las Americanas, y que ese insignificante incidente dio origen al comunicado. Hay quienes alegan que el Departamento de Estado no está implicado en el incidente, sino la embajada local, que decidió hacerlo sin solicitar autorización.
Adriano Espaillat, miembro de la Cámara de Representantes de origen dominicano, estuvo en el Palacio Nacional y se pronunció contra la crítica de la discriminación racial, y dijo que estaba solicitando al Departamento de Estado una investigación sobre el tema, y que quiere le presenten los casos en que se sustenta la crítica. Reveló que tanto el Departamento de Estado como la embajada norteamericana en el país se niegan a ofrecer datos sobre los casos en que sustentaron el comunicado. Reveló gestiones para que los congresistas reclamen un informe sobre estas críticas desaforadas a un gobierno amigo.
La cuestión es importante porque, pese a las expectativas, Robert Thomas habló con firmeza en la AMCHAMRD y no dijo absolutamente nada sobre la discriminación racial. Su discurso fue diplomático, de ocasión, y en esencia giró sobre las sanciones a Central Romana. Uno de sus párrafos más duros fue el siguiente:
“A partir de hoy, el gobierno estadounidense, a través de la Agencia de Aduanas y Control Fronterizo, ha prohibido la importación de azúcar de Central Romana a los Estados Unidos. Nuestra esperanza es que esta seria acción conduzca a mejores condiciones para los trabajadores y a un ambiente de competencia más fuerte para las muchas empresas que sí tratan a sus trabajadores de manera justa. Estamos dispuestos a trabajar con la empresa si decide tomar un camino diferente, pero todos los trabajadores merecen un trato justo, y las empresas que sí defienden condiciones laborales justas no deberían tener que competir con las que no lo hacen”.
Los propietarios de Central Romana son empresarios norteamericanos, de origen cubano, y tienen lobbismo e influencia en la política de Washington. Se atribuye mayor relación suya con los republicanos que con los demócratas. Se dijo que el reclamo tiene ya años corriendo, y que los funcionarios de la embajada norteamericana tienen prohibido pisar Casa de Campo o cualquier instalación de Central Romana.
Robert Thomas no abordó el tema que todos esperábamos que abordara, y por tanto, del gobierno de los Estados Unidos no hay respuesta a la petición del gobierno dominicano de que sea retirara la acusación de racismo en los procesos migratorios. Lo deseable es que la incertidumbre no se extienda y que la campaña contra la imagen de seguridad, respeto a los derechos humanos y país estable y democrático, tampoco se expanda en Estados Unidos, y en sus medios, más de lo que ya ha ocurrido. Lo deseable es que las aguas bajen de nivel. Amigablemente.