Las provincias La Altagracia y Samaná han sido las más afectadas por el paso del huracán Fiona por el este y el nordeste del país.
La cuantificación de los daños aún no se ha realizado, pero el presidente Luis Abinader anunció la instalación de dos centros de emergencia para ser instalados en las dos mencionabas provincias.
Los daños incluyen destrozos de caminos y carreteras, daños en algunos puentes, caídas de torres, incomunicación de algunas comunidades como consecuencia de las crecidas de algunos ríos.
También hubo daños a instalaciones hoteleras, pero la Asociación Nacional de Hoteles y Restaurantes ha indicado que esos daños son menores y que podrían resolverse con bastante rapidez. En Nagua, en la zona de Matanzas, murió un señor de unos 65 años, como consecuencia de una salida que hizo de su hogar y un árbol le cayó encima.
El servicio eléctrico ha funcionado con bastante normalidad en casi todo el país, con excepción de las provincias y municipios de La Altagracia Y Semana, en donde hubo caídas de postes del tendido eléctrico, rotura de cables, caídas de transformadores y otros daños menores. Algunos árboles que cayeron también provocaron daños al servicio en determinados lugares.
Sin embargo, la cuestión de mayor interés es el desbordamiento de ríos, arroyos y cañadas, lo que podría ocurrir o estar ocurriendo en las últimas horas y continuar afectando a comunidades que no hayan tomado la previsión de alejarse de esos lugares de riesgo.
A nadie le gusta ir a los refugios que habilitan las autoridades, porque pierden de vista sus propiedades, sus objetos personales, sus cosechas, que quedan a expensas del hurto y la depredación de quienes ven este fenómeno de Fiona como una oportunidad para hacerse de lo ajeno.
En ese sentido, la Policía Nacional, las gobernaciones provinciales, los funcionarios locales del Ministerio de Agricultura, y los de Interior y Policía, tienen la responsabilidad de servir de garantes de las propiedades que han sido dejadas a expensas del cuidado de las autoridades.
A partir de este martes el país deberá retornar, poco a poco, a la normalidad. Se espera que las actividades productivas, oficiales y privadas, continúen.
No será tan sencillo. En muchos lugares las calles se inundaron de agua, arrasaron con caminos y con cosechas, la basura se expandió y ahora hará que recoger los escombros, habilitar los caminos, y retornar a las actividades. Lugares de trabajo, escuelas, clínicas y hospitales, plantaciones, transporte…Poco a poco habrá que hacer espacio para retomar los compromisos, sin descuidar la solidaridad con quienes aún no puedan hacerlo, porque han tenido pérdidas, porque sus casas han sido afectadas o porque sus comunidades quedaron incomunicadas.
La gran lección de este fenómeno de Fiona es que la planificación y la acción coordinada es fundamental para reducir los efectos dañinos de huracanes como Fiona.