En la República Dominicana, los avances en desarrollo humano son irrefutables. Desde la primera publicación del Informe de Desarrollo Humano del PNUD en 1990, hemos visto mejoras importantes en áreas neurálgicas como la educación, la salud y el ingreso.
Sin embargo, detrás estos promedios alentadores, persisten desigualdades estructurales que limitan el progreso, especialmente en los territorios más rezagados del país. Hoy, la pobreza continúa siendo uno de los mayores desafíos, y continuar abordando este problema de manera integral es fundamental para seguir construyendo un futuro más inclusivo, equitativo y sostenible.
Según los datos de nuestra Plataforma Territorial de Desarrollo Humano de la República Dominicana, para el 2022, alrededor de 13 de cada 100 dominicanos vivían en hogares multidimensionalmente pobres. Esto representa una diferencia positiva de 19 puntos con respecto al 2010, en el que el 32% era considerado multidimensionalmente pobre; un índice que expande la medición de la pobreza para incluir otras carencias más allá del ingreso.
Si bien esto denota el progreso logrado, las brechas de desigualdad territorial persistentes han hecho que el país pierda el 22% de su potencial de desarrollo humano a lo largo de trece (13) años (2010-2022). Esto nos convoca a la acción.
Debemos reimaginar continuamente nuevas estrategias de erradicación de la pobreza, no solo desde una perspectiva de ingresos, sino también desde una mirada multidimensional que abarque las necesidades y derechos básicos de la gente. La pobreza, como nos dijo la propia gente en unas entrevistas recientes en la región Yuma, no es simplemente la falta de dinero, sino falta de oportunidades y servicios que permitan a las personas desarrollar su máximo potencial.
El Índice de Pobreza Multidimensional (IPM), una herramienta desarrollada por el PNUD y la Iniciativa de Pobreza y Desarrollo Humano de Oxford (OPHI), ya se utiliza en varios países de América Latina, incluyendo la República Dominicana, para complementar la medición de la pobreza monetaria y dirigir los esfuerzos de política pública hacia enfoques integrales.
Esto permite identificar con mayor precisión las necesidades de las poblaciones más vulnerables y enfocar los recursos y las medidas de manera más eficiente. Este año, a nivel global, el índice contempla también cómo el conflicto en los países agudiza la pobreza.
En la República Dominicana, podemos aprovechar este índice y las herramientas de la plataforma para adaptar las políticas a las realidades de cada territorio dominicano, asegurando que nadie quede atrás en el camino hacia un desarrollo más inclusivo. El análisis del IPM puede contribuir a:
- Identificar e implementar políticas más territoriales y redistributivas, que incentiven la productividad en las zonas más rezagadas.
- Adoptar de manera diferenciada las necesidades de las mujeres, quienes son desproporcionadamente afectadas por la pobreza.
- Diseñar estrategias para fortalecer las capacidades locales de gestionar desastres y promover medios de vida sostenibles, especialmente en las regiones más vulnerables.
- Desagregar las estadísticas, fundamental para evidenciar las brechas y asegurar que las políticas públicas se enfoquen en las necesidades específicas de cada región.
En la ruta hacia la erradicación de la pobreza en todas sus dimensiones, es necesario impulsar políticas públicas innovadoras y basadas en evidencia, que contribuyan a construir una sociedad más equitativa y de mayor bienestar para todos y todas los dominicanos y dominicanas.
El PNUD está comprometido en seguir apoyando al país a través de acciones concretas para erradicar la pobreza. Nuestra Plataforma Territorial de Desarrollo Humano y el Índice de Pobreza Multidimensional no son solo herramientas para medir el progreso, sino aceleradores de la acción.
Con estas herramientas, y aprovechando también al máximo el poder de la digitalización como un acelerador de políticas públicas, podemos potenciar el trabajo por el ODS 17, enfocado en revitalizar las alianzas estratégicas y la articulación multiactor para el desarrollo sostenible, clave para abordar las complejidades de la pobreza desde un enfoque multidimensional.
Estamos viviendo el momento perfecto para actuar y cerrar las brechas de desigualdad e inequidad. Juntas y juntos, podemos lograr un desarrollo inclusivo y sostenible, sin dejar a nadie atrás.