La Cámara de Diputados decidió, a instancia de varios diputados, hacer un reconocimiento a Cap Cana, la ciudad destino, con motivo del 20 aniversario de su inauguración.

En acto de reconocimiento se realizó en el salón de la Asamblea Nacional. Estuvo lleno de empresarios, funcionarios, legisladores y socios de los promotores de esta gran empresa turística que es Cap Cana, que comenzó sus operaciones casi al mismo tiempo que las torres gemelas de Nueva York eran derrumbadas por acciones terroristas contra Estados Unidos, en la administración del presidente George Bush, hijo.

El acto de reconocimiento a Cap Cana lo encabezó el presidente Luis Abinader. También estuvieron presentes Eduardo Estrella, presidente del Senado, Alfredo Pacheco, presidente de la Cámara de Diputados y organizador del acto, y Milton Ray Guevara, presidente del Tribunal Constitucional, además del ministro de Turismo, David Collado.

Aparte de la audiencia, que fue nutrida y congregó a varios ministros y directores generales, la familia Hazoury estuvo encabezada por Fernando, presidente del Consejo de Directores de Cap Cana, sus hermanos Ricardo y Mary Carmen, y la madre de ellos, doña Mercedes Toral viuda Hazoury, quien pronunció unas brillantes e inteligentes palabras sobre los proyectos en los que sus hijos se involucran.

Los especialistas en inversiones y el turismo siempre tuvieron sus dudas sobre Cap Cana, por las dimensiones del proyecto y lo ambicioso que resultaba. Decían que a Casa de Campo le había llevado 50 años construir un proyecto de dimensiones mucho más pequeño y que los hermanos Hazoury querían levantar una obra inmensa en mucho menos tiempo. Hubo quienes vaticinaron su cierre.

Y el proyecto creció y creció, y se ganó enemigos gratuitos y peligrosos, pero se mantuvo erguido. Vinieron nuevas crisis financieras globales, crisis políticas locales, energéticas, presiones, negociaciones, y siempre surgían nuevas iniciativas que hacían más grande el proyecto.

Cuando la Cámara de Diputados lo reconoce es porque han pasado 20 años, y porque la dimensión de la empresa es única en el país. Nadie concibió jamás una ciudad destino como Cap Cana en la República Dominicana.

El turismo dominicano ha crecido desde muy pequeño. Con puntos y chiringuitos de canas, con hoteleros y proyectos pequeños, adaptados a la dimensión de sus bolsillos. Y los que pudieron crecer lo hicieron al amparo de la evasión impositiva y de los rejuegos esquilmando al Estado. Esa etapa ha sido superada, y Cap Cana es un buen ejemplo de un gran proyecto dominicano.

Cap Cana nació grande como proyecto. Tenía la dimensión de la isla de Manhattan. Hoy es una realidad. Genera 16 mil empleos directos, tiene más de 8 kilómetros de frente de mar, es 100 por ciento dominicano, tiene inversiones sobre los 3,500 millones de dólares, tiene más de 100 kilómetros de vías asfaltadas, 150 kilómetros de fibra óptica soterrada, más de 7 mil habitaciones en operación, cuenta con 9 hoteles de cadenas prestigiosas, genera su propia energía eléctrica, tiene su propio acueducto y recibe más de 547,000 visitantes al año.

Fernando Hazoury, hablando en nombre de su familia, dijo en el acto que él y sus hermanos están convencidos que el turismo es el petróleo dominicano, y que al país no le queda otra opción, para alcanzar su desarrollo, que seguir apostando a una industria que ha mostrado el lado bueno de la inversión en servicios y placeres, en descanso y vacaciones, sin dejar de lado las demás áreas relacionadas y conexas, en las que también su familia ha mostrado interés y se ha dispuesto a invertir, incluyendo puertos y aeropuertos, para que más turistas vengan a las pródigas tierras dominicanas.

Un reconocimiento con el que nos sentimos identificados y por el que reconocemos y felicitamos a la Cámara de Diputados.