El presidente Luis Abinader lanzó esta semana el programa “A Comer: Del Campo al Colmado”, con el propósito de reducir los precios de los alimentos básicos, impactados por la inflación que desde el 2020 ha azotado a las economías de todos los países.

Esa iniciativa se une a varios programas de facilitación de productos agrícolas y de amplio consumo popular, por ejemplo, a través del INESPRE, para beneficio de los sectores marginados.

De acuerdo con lo dicho por el presidente Luis Abinader, “se busca abaratar los costos de 16 alimentos agropecuarios de consumo masivo de alta calidad, e impactar directamente a las familias de menores ingresos”.

De acuerdo con la estrategia de este nuevo proyecto oficial, “en una primera fase, el programa será implementado en la parte oeste del Gran Santo Domingo, y posteriormente se llevará a todo el país, para mitigar el alza de precios que inició con la pandemia”.

Es muy importante un programa como este, especialmente después que se ha confirmado, por la encuesta Gallup-RCC, que el principal problema para los ciudadanos dominicanos es la inflación, y la primera crítica al gobierno es no haber reducido los precios de los alimentos.

El programa está contemplando el alto margen de intermediación de productos, la simplificación de la cadena de distribución y los precios justos entre productores y detallistas.

Obvio que el gobierno debe contemplar políticas que equilibren entre productores y detallistas, porque la lista de 16 productos que se ha incluido para el programa “A Comer: Del Campo al Colmado”, hay varios que pasan por un complejo proceso de elaboración y producción, y que no precisamente van del campo al colmado.

Como parte del proyecto el Banco Agrícola se propone crear una red de colmados en todo el territorio nacional. Ese es un serio y muy complejo proyecto. El colmado es parte de la cultura dominicana, y de la cultura económica de la base social dominicana. Antropológicamente está estudiado. El colmado es parte de una estructura social y no es posible crearlo como se pretende. Requiere sustentabilidad, abastecimiento, relaciones, economía implicada con el barrio o el paraje. ¿Y los colmados que ya existen? ¿Competencia desleal? ¿Y si quiebran los colmados cercanos? ¿Quién sustentará el déficit financiero de los colmados nuevos?

Los 16 productos incluidos para bajar sus precios son los siguientes: aceite, arroz, ajo, azúcar, cebolla roja, plátano, papa, batata, yuca, huevo, habichuela, leche, espaguetis, sal molida, sardinas y salami.

En esta lista hay varios productos que no van del campo al colmado, y que el gobierno deberá revisar atentamente. Habría que decir que nadie puede llevar aceite, salami, spaghetti, arroz, azúcar, sal y sardinas del campo al colmado. Esos productos (7) pasan por procesos complejos de elaboración y procesamiento. O se negocian con los productores locales, que es una manera de dinamizar la economía, o se importan masivamente como ocurría en la pasada administración. José Ramón Peralta en esto era un sabio, con el control de cualquier ministro de Agricultura que desempeñara la posición.

Nuestra recomendación al presidente y a su equipo es que revisen con cuidado la lista de los productos, que opten por evitar conflictos de intereses y que dinamicen la producción de alimentos de consumo masivo, como aceite, salami, spaghetti, arroz, azúcar, sal y sardinas, y continúen promoviendo la transparencia en la gestión pública. Como consejo para evitar conflictos y problemas mayores.