La República Dominicana está obligada a mantener una mirada ecuánime y realista sobre la realidad haitiana, y ver en la desgracia del país vecino una oportunidad para ayudarle y una fuente de intercambio y desarrollo que posibilite un comercio productivo y facilite una política migratoria basada en la competencia y la cobertura justa y oportuna de necesidades de ambos lado.
El documento que ha producido CODEVI, que encabeza la empresa de zona franca CODEVI, que opera en Santiago y en la frontera haitiana con Dajabón, es una pieza para ser ponderada seriamente por el gobierno y por la sociedad dominicana.
Se trata de una pieza que analiza el estado actual de las relaciones entre los dos países, y las tensiones adicionales que se han producido como consecuencia de la política de deportaciones de haitianos del gobierno dominicano. Apoyamos ese documento, lo validamos como un esfuerzo serio para sacar a un lado las tensiones de ambos lados, y en vez de negatividades, obtener mutuas ventajas y colaboración de ambos lados.
He aquí un resumen del documento:
Haití, por una mirada ecuánime y realista
El establecimiento de un gobierno de transición, la posibilidad de organizar elecciones generales en el 2025, la ratificación del respaldo de Naciones Unidas al establecimiento de una fuerza de pacificación, que permita una seguridad mínima y algún tipo de control sobre su territorio, abren la puerta a un proceso de reordenamiento de las relaciones entre República Dominicana y Haití.
Los distintos actores del empresariado dominicano se han visto afectados por los altibajos políticos de las relaciones entre los dos países que discurren en dos perspectivas: El comercio natural fronterizo y la contratación de mano de obra para nuestros sectores productivos.
Haití es un socio comercial estratégico para la República Dominicana, pero su potencial es subestimado debido a prejuicios y estereotipos.
A pesar de su crisis Haití sigue siendo nuestro segundo socio comercial y un mercado natural que puede desarrollarse en función de la estabilidad. Los números indican que en los períodos de mayor estabilidad política en Haití se han traducido en un crecimiento del intercambio económico y de la prosperidad a ambos lados de la frontera.
El camino a la normalización de las relaciones sustentado en la aplicación de la Ley Nacional de Migración y el Pacto Nacional para la Formulación de Políticas de Estado Frente a la situación de Haití es un imperativo para los sectores productivos de nuestro país atados a su mercado natural tanto de consumo como de mano obra.
El pacto, firmado hace ya casi un año, ha quedado en la letra y es el momento para que con un amplio respaldo del sector empresarial se den los pasos para definir esa política pública en un ambiente que garantice la seguridad nacional y promueva el intercambio en el marco de la legalidad.
Desde enero de este año hemos hablado con los distintos actores que participan en el complejo mundo de las relaciones binacionales: Empresarios industriales, agro empresarios y productores avícolas, transportistas y habitantes de la franja fronteriza, en interés de plasmar razones, opiniones e intereses.
El resultado es un concierto en el que prima la necesaria definición de una política transparente que supere los avatares del momento y el oportunismo de grupos que actúan a ambos lados de la isla y que no tienen vínculos reales ni con las comunidades ni con los actores productivos.
Aunque el sector empresarial no fue convocado a la firma del Pacto Nacional para la Formulación de Políticas de Estado Frente a la Situación de Haiti, suscribe totalmente el marco legal del mismo y entiende que es la sombrilla ideal para la definición de dichas políticas.
El país necesita esas definiciones y el sector empresarial debe y quiere actuar en el marco de la legalidad y en la perspectiva del crecimiento económico y las relaciones comerciales estables.
La estabilidad de Haití es consustancial a la estabilidad de la República Dominicana, por tanto, es necesario coadyuvar en el proceso recién iniciado y en el que el presidente de la República ha jugado un papel protagónico.
Pensar que el país puede permanecer al margen de la deriva de nuestros vecinos es ilusorio.
Coadyuvar en el proceso de estabilización y posible despunte de Haití es una responsabilidad con nuestro propio país.
Cerrar los ojos y pensar que el cierre fronterizo puede ser la respuesta a una crisis ya definida por el PMA como la principal crisis alimentaria de occidente no es la opción más conveniente como no ha sido hasta ahora.
La sociedad dominicana y sobre todo quienes toman decisiones tienen que sentarse a discutir desde la perspectiva de todos los actores y todos los intereses.
Propuestas:
- Asumir el Pacto Nacional para la Formulación de Políticas de Estado Frente a la crisis de Haití como un marco legal, amparado en la ley de migración, e iniciar el camino de la definición de esas políticas.
- Relaciones Exteriores: Fortalecer la gestión internacional para apoyar iniciativas en Haití. Promover la formalización de los trabajadores haitianos y difundir historias de éxito en la gestión diplomática.
- Políticas Migratorias: Desarrollar y comunicar protocolos claros para la contratación de mano de obra extranjera y aplicar la Ley Nacional de Migración. Implementar sistemas de biometría para garantizar el ingreso seguro de los trabajadores.
- Políticas Fronterizas: Reactivar la Comisión Mixta Binacional para mejorar la comunicación multisectorial y estudiar las necesidades económicas y políticas en la región fronteriza. Promover buenas prácticas comerciales y mejorar las condiciones de vida en las zonas fronterizas. Implementar el uso del carnet de habitante fronterizo, según establece la ley 285-04, en su artículo 36-6.
- Política Económica: Comunicar la importancia del comercio binacional a nivel nacional e internacional y autorizar la operación diaria de los mercados fronterizos formalizándolos. Aprovechar las iniciativas internacionales para Haití e impulsar el liderazgo en los sectores empresariales y gubernamentales.
Haití es un socio comercial estratégico para la República Dominicana, pero su potencial es subestimado debido a prejuicios y estereotipos. Aprovechar las oportunidades comerciales con Haití, especialmente a través de acuerdos internacionales y la contratación de mano de obra regulada, podría fortalecer significativamente la economía dominicana.
La República Dominicana, con su infraestructura y liderazgo, tiene la capacidad de convertir las necesidades de Haití en una fuente de desarrollo económico que beneficie a ambas naciones. La integración de actores y estrategias bajo marcos como la Estrategia de Desarrollo 2030 y el Pacto Nacional de Políticas Frente a la Situación de Haití es crucial para asegurar un desarrollo sostenible y articulado.