El calor humano es un gran activo de nuestro producto turístico. Pero esa no es la razón por la cual al Gran Santo Domingo lo visita anualmente más de un millón de turistas. La mayoría viene a conocer el Centro Histórico y unos pocos a ver la Cueva de los Tres Ojos. Cuando se habiliten, estarían pendientes de explotar el Rio Ozama, el Centro de Convenciones, el Puerto de Cruceros y el Teatro Agua y Luz. Y si se rehabilitara la otrora famosa Guacara Taina la capital se convertiría en una sabrosa golosina turística, elevando así la ocupacion hotelera y dinamizando su economía.
Algunas cuevas del pais tienen gran potencial turístico. Según ChatGPT-4: “RD es rica en cuevas y sistemas cavernarios, debido a su geología predominantemente cárstica. Aunque no existe un número exacto de cuevas documentadas, se estima que hay más de 1,500 cuevas distribuidas por todo el territorio nacional. Muchas tienen un gran valor histórico, cultural, arqueológico y turístico.” Entre las principales se cuentan 1) Las Maravillas (SPM), 2) Los Tres Ojos (SD), 3) Fun Fun (Hato Mayor), 4) Borbón (o Pomier en San Cristobal) y 5) Las Golondrinas (Pedernales). Las sumergidas son 133 según la Sociedad Espeleológica.
No seria atrevido afirmar que, de todas las anteriormente citadas, la de mayor atractivo turístico seria la Guacara Taina. No es solo porque este enclavada en el Parque Mirador Sur de Santo Domingo, sino porque se presta a una actividad recreativa que desborda la simple contemplación de petroglifos y arte rupestre. La espectacularidad de su morfología permite una variedad de usos: pista bailable, operación de un restaurant y hasta la presentación de conciertos musicales.
Todos esos usos prevalecieron durante los años en que La Guacara sirviera de un popular centro de entretenimiento. Según un informante calificado: “Era un lugar único, nocturno, mucho alcohol en las mesas, muchas parejas bailando, un DJ inspirado con música electrónica, hip hop y del techno mas desatado: y en el intermezzo, brillaban las parejas criollas bailando el son y el merengue dominicano.” “La cueva tiene capacidad para 2,000 personas y recibió más de 2 millones de visitantes desde diciembre del 1990 hasta su clausura en diciembre del 2018.”
La Guacara era operaba una empresa binacional que obtuvo el arrendamiento del Ayuntamiento del Distrito Nacional (ADN). Su debacle comenzó en el 2006 cuando por decreto de Leonel Fernandez se prohibía el expendio de bebidas alcohólicas después de las 12 de la noche en “colmados, discotecas, bares, casinos y centros de diversión”, permitiéndose hasta las dos de la madrugada los sábados y domingos. Se rumora que fue clausurada dos veces por los alcaldes del Distrito Nacional y no se sabe si, de ser cierto, eso tuvo algo que ver con el impacto ambiental del referido centro.
No se conocen los detalles sobre la situación legal actual que impide su reapertura. Informalmente se oye que fue clausurada por el alcalde de la ciudad y que los derechos de los arrendatarios no han sido reclamados. Pero el destino del lugar esta en manos de la Alcaldía del Distrito Nacional. Su reapertura podría catapultar la popularidad de Carolina Mejia, aunque esa no seria la razón para que se busque una salida al presente tranque. Es mas que la ciudad necesita ese singular y espectacular atractivo para fortalecer su producto turístico. Prueba de ello es el grandioso éxito que tiene la Imagine Cave Nightclub de Punta Cana (ver grafica).
La manera de comenzar a abordar el embrollo es clarificando la situación legal y, particularmente, si el contrato original de arrendamiento todavía esta vigente. Si lo esta entonces procede que la alcaldesa llame a los titulares para explorar con ellos una formula para destrabar los impedimentos de la reapertura. La modificación del contrato podría tambien incluir un destino especifico para el lugar, siempre reteniendo el concepto de centro de entretenimiento. Se podría pensar en limitar el uso a una pista de baile con restaurant incluido (y tal vez hasta dedicarlo a las piruetas libidinosas del baile de la bachata para competir con Los Carrandales, un lugar ubicado en colmadones donde se baila bachata).
Una recomendable solucion sería la de modificar el contrato con los arrendatarios para que se opere como una alianza público-privada. El ADN podría retener el 49% de los beneficios y los arrendatarios tendrían el manejo del lugar y el resto de los beneficios. Por supuesto, en caso de que no se pueda llegar a un acuerdo con los arrendatarios originales otra opción sería la de rescindir el contrato –con una declaración de utilidad pública si fuere necesario—y abrir una licitación publica para escoger una nueva administración bajo el esquema de la alianza público-privada.
Mientras se acomete este rescate al ADN tambien le convendría explotar tambien las posibilidades de la Cueva de Santa Ana en el Parque Iberoamericano. Aunque esta no se presta para todos los usos de la Guacara, podría dedicarse solo a presentaciones artísticas y/o conciertos. Su central ubicación atraería publico nacional con facilidad, pero con el mercadeo adecuado tambien podría ser una visita obligada para los extranjeros.
El turismo espeleológico es una fuente de ingreso importante en algunos paises. España lidera en la explotación turística sostenible de cuevas gracias a un equilibrio entre conservación, educación y aprovechamiento económico. (La Cueva del Drach en Mallorca es un excelente ejemplo.) Otros países como Francia, Eslovenia y Estados Unidos también han adoptado modelos similares, pero la clave para todos es garantizar la preservación de estos ecosistemas únicos para las generaciones futuras. Si no hay objeción de parte del Ministerio Ambiente, ¡comencemos con la Guacara Taina!