La Operación Camalar es probablemente la de mas edad en las manos del Ministerio Público encabezado por Miriam Germán y conducido  por Yeni Berenice Reynoso como directora de Persecución.

La decisión de la investigación estuvo siempre clara. Fue el dinero buscado para perpetuar el gobierno del Partido de la Liberación Dominicana, y de paso enriquecer a funcionarios influyentes y amigos muy cercanos al poder.

Era una operación obligada. Vinculaba a funcionarios de alta relevancia, a candidatos presidenciales, al presidente de la República, a lobbistas, a aprovechados enriquecidos de oportunidad, abogados, lleva y trae, y otros personajes del oportunismo político y estatal bien conocidos en los ámbitos oficiales.

Sin rubor, hay que decir que este expediente es el más sonado y sazonado de la historia del Ministerio Público. Todo el que está interesado en los asuntos públicos sabía que la Dirección de Persecución investigaba a Donald Guerrero y compañía. En las indagaciones estaban las deudas estatales, muy viejas, por declaraciones de interés del Estado, con terceros. Eran deudas que no había formas de cobrarlas, y se presentó la oportunidad de cobrar el 20 y el 30 por ciento, y en ocasiones hasta el 40 por ciento. Y los fondos fluyeron y los gestores se hicieron ricos, y había dinero hasta para la campaña electoral, para el partido, para los candidatos.

Fue una hazaña impresionante. Una manera creativa de hacer dinero. Miles de millones de pesos en efectivo, y fondos para hacer negocios, para hacer campaña, para hacer ricos a los intervinientes. El Estado dominicano daba para eso y para mucho más.

Se ha dicho, informalmente, que algunos de los involucrados han devuelto más de 2 mil millones de pesos. Esas devoluciones no deben ser eximentes de responsabilidad penal, ni de no sufrir la cárcel, como algunos de los que se ha anunciado que ya guardan prisión.

Este expediente Calamar es uno de los más anunciados y esperados. El tiempo pasaba y se pensaba que habría transacción y que el olvido ser asumiría como parte del acuerdo pactado con el Ministerio Público. Sin embargo, no ha sido así, y más de 40 fiscales intervinieron la noche del sábado, apresando a varios ex ministros, a varios directores generales, y a sus aliados que fueron parte de la trama para sustraer miles de millones de pesos. El Ministerio Público dice que se trata de más de 17 mil millones de pesos. Puede ser más el monto, o podría ser menos. Se trata de una aproximación, porque la corrupción es muy atrevida, y precisar las cifras siempre resulta complejo.

Este caso Calamar apenas comienza. Se podría pensar que no están todos los que son. Varios de los previamente interrogados, y de los que devolvieron dinero, no están entre los apresados. Devolver dinero no implica una exclusión penal, por lo menos para este Ministerio Público.

Los apresados e imputados, algunos bajo prisión en este momento, en espera de la oficialización de la prisión preventiva, escogerán abogados y ya veremos la marcha del proceso. Algunas abogadas previamente seleccionadas, por ejemplo, tienen una lengua afilada y desproporcionada. Dicen una sarta de malapalabras en poco tiempo, soeces y virulentas, pocas veces escuchadas por los periodistas en procesos en marcha.

Pareciera que el encono es contra los medios de comunicación y no contra los miembros del Ministerio Público, que han investigado el caso y concluido que hay responsabilidad penal y que los imputados requieren condenas mayores.

Así como los casos Antipulpo, Coral, Medusa y otros han traído debates y discusiones, algunas jurídicas y otras políticas, este caso Calamar traerá más debates y más enconos. El PLD se verá seriamente involucrado y señalado como responsable de este asunto, en tiempos de campaña electoral.

Habrá que esperar las respuestas de los imputados, y en particular los que tienen responsabilidad política como Gonzalo Castillo, José Ramón Peralta y Donald Guerrero. También tendremos que esperar las reacciones que pudieran tener Danilo Medina, ex presidente de la República, y actuar líder del PLD, y otros de los imputados, que tienen largas historias para contar sobre el destino de los fondos atribuidos a esta trama.